Lo que comenzó como una protesta contra un gobierno autoritario se ha convertido en uno de los conflictos bélicos más crueles del planeta, por la intromisión de las grandes potencias.
 


Todo comenzó en marzo de 2011 cuando un grupo de adolescentes de la ciudad de Deraa fue sorprendido pintando consignas en contra del presidente sirio, Bashar al Asad. Los menores fueron arrestados y torturados, actitud que no fue tolerada por el pueblo. Esto desencadenó una serie de protestas prodemocráticas y una de las guerras civiles más destructivas especialmente cuando comenzaron a intervenir, por diferentes intereses, potencias regionales e internacionales que hasta hoy siguen apoyando a cada uno de los bandos en un conflicto. La solución solo sería posible si esas grandes potencias dejaran de entrometerse y, fundamentalmente, dejaran de proporcionar las armas que han dado lugar a un enfrentamiento armado de grandes proporciones.


La situación ha llegado a tal punto que desde Ginebra, el secretario general de la ONU, António


Guterres, instó ayer a la implementación inmediata y sostenida de una tregua de 30 días en Siria exigida por el Consejo de Seguridad, a fin de poder atender a la población y evacuar a los enfermos sobre todo en Ghouta Oriental.


Para entender la gravedad de la situación debemos tener en cuenta que en estos últimos 7 años de conflicto hubo más de 450.000 personas muertas y que casi 5 millones de personas han huido de Siria hacia países limítrofes o Europa, en uno de los mayores éxodos de la historia. Las ciudades sirias han quedado destruidas y la población que permanece sufre la carencia de alimentos y servicios básicos. Además la ayuda humanitaria internacional no puede llegar a las ciudades devastadas por la guerra.


Desde un primer momento el presidente al Asad intentó aplastar a los revolucionarios apoyado por el exterior, para restaurar el control del Estado, pero hasta ahora no lo ha logrado.


En los años transcurridos la rebelión armada de la oposición al gobierno evolucionó considerablemente dando lugar a duros enfrentamiento en distintas capitales del país. Actualmente la oposición, es decir quienes desean la destitución del presidente al Asad, está formada por numerosos grupos rebeldes. Estos incluyen tanto combatientes rebeldes moderados y seglares, como el Ejército Libre Sirio, hasta grupos islamitas y yihadistas, como el Estado Islámico y el Frente Nusra, grupo que en sus comienzos estaba afiliado a al Qaeda. También están los grupos kurdos, en el norte de Siria, apoyados por EEUU, que están buscando el establecimiento de áreas bajo su control en esa parte del país.


De esta forma, con las diversas facciones que se oponen a al Asad, se ha creado "una guerra dentro de una guerra'' en Siria, en la que la oposición moderada está combatiendo tanto a los grupos islamistas como a las fuerzas del gobierno.


Rusia intervino desde un inicio apoyando la supervivencia de al Asad en el gobierno, lo cual es crucial para mantener los intereses de Moscú en ese país y en la región.


Irán, que es chiita, es el aliado más cercano de al Asad. Siria es el principal punto de tránsito de armamentos que Teherán envía al movimiento chiita Hezbolá en Líbano, el cual también ha enviado a miles de combatientes para apoyar a las fuerzas sirias.


Se cree que Teherán ha gastado miles de millones de dólares al año para fortalecer a las fuerzas del gobierno sirio, ofreciendo asesores militares, armas, crédito y petróleo.


Arabia Saudita es otro participante en esta "guerra subsidiaria''. Para contrarrestar la influencia de Irán, su principal rival en la región, ha enviado ayuda militar y financiera importante a los rebeldes, incluidos los grupos con ideologías islamistas.


La escalada de los grupos yihadistas, como EI (que aprovechándose de la situación en el país tomó el control de enormes franjas de territorio en el norte y este de Siria) añadió otra dimensión al conflicto.


En enero de 2016, EEUU y Rusia persuadieron a los representantes de las partes en guerra para que asistieran a "conversaciones de acercamiento'' en Ginebra para discutir una ruta de paz del Consejo de Seguridad, que incluía un cese del fuego y un período de transición que llevara a elecciones.
Las conversaciones se suspendieron en la "fase preparatoria'' cuando las fuerzas del gobierno sirio lanzaron una gran ofensiva en la ciudad norteña de Alepo.


Lograr una solución para la guerra no será fácil y todo dependerá de cómo responda tanto el gobierno sirio como sus patrocinadores, principalmente Rusia. Reanudar el diálogo entre las partes en conflicto es fundamental para intentar alcanzar un acuerdo resignando apetencias en una región muy disputada por su estratégica ubicación.

Situación actual de Siria