Los verdaderos transformadores de la realidad pregonan la esperanza superable, pero aún más, condenan las injusticias, que en estos tiempos se presentan como lo insuperable.


Cuando creíamos que el destino del mundo y de los seres humanos estaba controlado despertamos a la cruda realidad. Las mismas palabras temidas de la violencia, inseguridad, marginalidad, pobreza, discriminación, fundamentalismos, resucitan a una nueva momia de ultratumba que a un cementerio añejo parece llevar ¿No era acaso este universo tecno el remedio para todos los males en Argentina y en Latinoamérica? ¿Qué dejaron las nuevas políticas de la contención de las cosas? ¿Aquellos intelectuales que despotrican atacando el pasado que plan futuro proponen?


Ahora, el por venir de Argentina pasará por el tratamiento que le sepa dar a los pobres, educación, igualdad ante la ley, un proyecto común a construir que abarque todo el arco político como Nación, ideas capaces de llevarse a la practica con pequeños actos concretos: ¿Cuál es el rumbo de este país? 


Nelson Mandela (activista político 1918-2013), entendió bien que Sudáfrica era una mezcla de culturas recibidas, y que fusionándolas entre el recuerdo y la paz, lograría un por venir para su continente ¿Qué visión hay en Latinoamérica? ¿Cuál es la hoja de ruta a seguir? América latina aparecería empobrecida, casi sin rumbo, si todavía se ve reflejada en la no construcción de un futuro de crecimiento sostenido y sólido. Simplemente se gravitaría entre lo que se podría denominar: "lo aliado y afinado''. 

"El por venir de Argentina pasará por el tratamiento que le sepa dar a los pobres, educación, igualdad ante la ley...''

Es decir, a lo primero, "lo aliado'', se lo palpa en aquellos que en medio del desgaste de la pandemia, años de abandono, descreen de todo. A los que se sacrifican todos los días para ganarse el sustento, pero no demuestran gran pasión por construir futuro con ideales nuevos, más que en lograr su propio confort, que el lograr emancipación. Ahora, deleita el pescado podrido. El común consume lo ficticio. El estar aliado al común para no desilusionar es lo que verdaderamente importa. El temor a ser perseguido o a sufrir alguna represalia laboral condiciona. Nelson Mandela, por ejemplo, pagó con la cárcel el no estar aliado a todo lo de su época. Y, ello lo hizo un verdadero revolucionario, porque primaron en él los ideales de crear una base de cultura fuerte en la cual construir por venir, que beneficie al conjunto, sobre cualquier interés individual de halago al paladar del vecino. 


En lo aliado se construye la cultura de los soldados máquinas, que como dóciles siervos dicen que sí, pero sin tener la riqueza de expresar verdaderamente lo que siente y piensan, como seres libres e inteligentes. No obstante, Latinoamérica reaviva la voz de lo popular, pero que en la práctica cotidiana, terminan avivando la voz sumisa del aguante, o de los casi derrotados en el cuadrilátero de la vida, y lo que es peor aún, el temer a pagar sus infortunios con la cárcel del atraso y del hambre. 


Y, lo segundo, "lo afinado'', como aquel que al prometer voz propia en este panorama actual, no deja de volver a las viejas recetas impropias. La vieja política resurge como "lo afinado'', cuando de tanto en tanto aparecen algunos jóvenes que con una frase improvisada salen del apuro, pero al fin y al cabo solo afinan, en un mundo desafinado, como meros instrumentos de ideas oportunas, en el desentono de la falta de previsibilidad. En lo afinado al menos se busca un por venir. Aunque, muchas veces ofuscado por la disonancia entre actos y palabras de algunos, que sólo desesperan al conjunto con la eterna cárcel del infortunio en "el por venir del homo tecno''. Mandela nos invitaba a superar lo pasado.

Por Diego Romero
Periodista, filósofo y escritor