Hace un año que el Covid19 comenzó a viralizarse en todos lados, ocasionando profundos daños en todo el mundo.

A la pandemia se sumó también el efecto negativo en la economía. El largo aislamiento afectó no sólo a la demanda de muchas actividades sino que obligó a un replanteo general del negocio en todas las empresas para sobrevivir en este nuevo contexto.Son muchas y variadas las consecuencias y es grande el desafío que nos tocará vivir para revertir la realidad.

Por ello es necesario para estar presente, estar en eje y conectarse con el momento, volver a hablar del liderazgo. 
Es muy importante partir de una evaluación de qué fue lo que pasó con nosotros durante este tiempo como líderes. Qué hicimos para enfrentarnos con algo inédito para proyectar cuál será la respuesta a los nuevos desafíos que se presentan. Si cada experiencia trae un aprendizaje, es importante hacer un proceso de auto observación, conocernos realmente, saber lo que tenemos para ofrecer y trabajar en pos de algo mejor, aspirar a ser "mi mejor versión”. 

"Un liderazgo inspiracional es el que, a partir de una clara visión del futuro, con humildad, es capaz de despertar en su grupo el entusiasmo por la tarea.” 

Seguramente descubriremos que estas profundas transformaciones que hemos transitado a lo largo de este año, hacen que nuestros liderazgos necesiten una revisión de 180 grados que se adapte a las nuevas necesidades que nos marca esta nueva realidad.

En línea con eso nos parece importante identificar cuáles son esos skills que desafían los mandamientos clásicos del management y van un poco más allá.

Podríamos hablar de un nuevo liderazgo 4.0 cuyas características principales son la inspiración, el apropiarse o sentirse dueño de los desafíos, ser mucho más colaborativos y privilegiar la dimensión creativa e innovadora para enfrentar los nuevos contextos.

Un liderazgo inspiracional es el que, a partir de una clara visión del futuro, con humildad, es capaz de despertar en su grupo el entusiasmo y el compromiso que hace efectiva la tarea. Conocimiento, habilidad, talento, experiencia, todo suma, pero la actitud multiplica. Aprender a ser la imagen de lo que queremos ver, y ser ejemplo de lo que queremos que suceda. Ser un líder que inspire, dejar una historia que inspire. Darle un significado a todo lo que hacemos, dando nuestra mejor versión.

La segunda característica es la de ser protagonistas y capaces de apropiarnos y sentirnos dueños de los proyectos que impulsamos y asumimos en los grupos de trabajo. El protagonista es un agente de cambio para lo cual no solamente hay que dar un mensaje, hay que vivirlo.

La tercera característica está vinculada con la colaboración. Es esta una competencia que se le reclama fuertemente a los nuevos líderes. Cuando el yo se transforma en nosotros, lo muy difícil tarda un tiempo y lo imposible un poco más.

La última nota de un liderazgo 4.0 es la creatividad y la innovación para convertirse en promotor del cambio, con realismo pero también con esperanza.

Si complementamos estas cuatro características con otros skills que algunos definen como competencias blandas (como son el esfuerzo, la perseverancia y el optimismo) seguramente estaremos preparados como nuevos líderes para acompañar en nuestras empresas a las personas y a los proyectos que permitan recuperarnos, no sólo de los daños que provocó la cuarentena, sino, sobre todo, para asumir los desafíos que nos trae el futuro.

 

Por Mariana Celeste Mangisch y Gastón Remis (*)
 Mariana Celeste Mangisch, Presidenta Idea Joven y Gastón Remis Coordinador del proyecto "Seamos uno”.