Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, durante su participación en la Asamblea General de la ONU.

 
"El nuevo informe de las Naciones Unidas que acusa al dictador venezolano Nicolás Maduro de ser directamente responsable de 'crímenes de lesa humanidad' masivos es una de las acusaciones más explícitas que he visto últimamente contra un presidente en ejercicio. Y, sin embargo, sorprendentemente, cuando los presidentes y cancilleres de México, Argentina, Colombia, Perú y otros países latinoamericanos se dirigieron a la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York en los últimos días, ni siquiera mencionaron los abusos contra los derechos humanos de Venezuela".


Es una de las mayores crisis de derechos humanos del mundo, que tiene lugar frente a sus narices y que, según estimaciones previas de la ONU, ha resultado en más de 6.700 ejecuciones extrajudiciales y más de 6 millones de refugiados. Pero estos líderes optaron por hablar de casi cualquier cosa menos eso. 


Algunos de ellos, como el presidente de Argentina, Alberto Fernández, incluso pidieron la relajación de las sanciones internacionales contra la dictadura de Venezuela. "Argentina se adhiere al reclamo de los pueblos de Cuba y Venezuela de que se levanten los bloqueos (económicos) contra sus países", dijo Fernández. 

"El informe de la ONU citó 'asesinatos consistentes con patrones previamente documentados de ejecuciones extrajudiciales y otras violaciones en el contexto de operaciones de seguridad' por parte del régimen de Maduro".

¿De dónde, exactamente, obtuvo Fernández la información de lo que quieren sus ciudadanos, ya que no han tenido elecciones libres en décadas?


El presidente colombiano, Gustavo Petro, le habló a la Asamblea General de la ONU sobre las "mariposas amarillas" y las bellezas naturales "mágicas" de las selvas de Colombia, nada de malo en eso, pero ni siquiera mencionó el nombre "Venezuela".


La mayoría de los discursos de la semana pasada ante la Asamblea General de la ONU se produjeron sólo horas después de que una misión internacional independiente de investigación sobre Venezuela, designada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, emitiera su informe denunciando las atrocidades de Maduro.


El informe encontró evidencia generalizada de "un plan orquestado por el presidente Nicolás Maduro y otras personas de alto nivel para reprimir la oposición al gobierno, incluso mediante la comisión de actos de tortura extremadamente graves que constituyen crímenes de lesa humanidad". 


A su favor, Biden incluyó un párrafo en su discurso de la ONU que dice que "años de opresión política" en Venezuela han expulsado a más de 6 millones de personas de ese país, y que "instamos a un diálogo liderado por venezolanos y a un retorno a la paz y la libertad. Elecciones justas".


Los expertos internacionales en derechos humanos coinciden en que el informe de la misión independiente de la ONU es inusualmente duro, porque cita a Maduro por su nombre. También incluye numerosos ejemplos bien documentados de atrocidades del gobierno, que podrían servir como prólogo de un posible caso de la Corte Penal Internacional contra el dictador venezolano. 


Sin embargo, presidentes latinoamericanos clave hablaron sobre las "mariposas amarillas" y otros temas no relacionados, o incluso defendieron la dictadura de Maduro en la Asamblea General de la ONU. Su silencio sólo ayudará a envalentonar a Maduro y otros dictadores.

Por Andrés Oppenheimer
Columnista del Miami Herald