Se ha dado a conocer la noticia que las exportaciones de vino chileno embotellado y a granel ingresarán a EEUU sin arancel a partir de enero de 2015, según lo establecido en el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado entre ambos países en 2003. Una noticia que impactó significativamente, de manera negativa, en el sector vitivinícola de Argentina.

Recordemos, que no sólo para el vecino país es uno de los destinos más significativos, sino también para los productos argentinos. En lo que va del año, el país ha exportado un total de U$S 225.050.393 FOB, representado el 42,73% del total de los envíos de vino argentino. Mientras que para Chile, genera anualmente ventas por unos U$S200 millones. Hoy los vinos embotellados chilenos que ingresan a EEUU pagan un precio promedio por litro de U$S3,20, según datos de Vinos de Chile.cl; mientras que los argentinos, lo hacen a U$S3,10, prácticamente el mismo valor. De este modo, si a esto le sumas que su valor no aumentará con este nuevo acuerdo, los vinos argentinos empiezan a temblar en las góndolas estadounidenses.

Asimismo, Chile también cuenta con ventajas arancelarias en Brasil, cosa que Argentina, a pesar de ser miembros del Mercosur no los tiene. A su vez, el vecino país exporta a un precio menor del litro que Argentina.

Empresarios del sector aseguran que esta coyuntura va dejando sin fuerza a las bodegas que buscan crecer y posicionarse en el mercado exportador. Esta situación inevitablemente quita competitividad, generando desventajas.

Santiago Achaval, indicó que evidentemente, el éxito de Chile en gestionar acuerdos de cero/bajos aranceles es un elemento más que favorece a la competitividad de su industria vitivinícola. No obstante, señaló que "no podemos perder de vista que nuestra industria local se ve enfrentada a muchísimos inconvenientes y problemas adicionales, cuyo efecto acumulativo supera ampliamente el de una mera desventaja arancelaria”.

Enumero a modo no taxativo: Tipo de cambio que se retrasa frente a la inflación real. Problemas gravísimos para importar insumos críticos (barricas – repuestos – etc), impuestos a la exportación, subsidios a la exportación de un manejo tan burocrático que su costo excede a su beneficio, dificultad para acceder a las divisas para hacer acciones de marketing y venta en el exterior, demora en la devolución del IVA de exportaciones, obligación de liquidar divisas por todas las exportaciones, cuando podríamos usar esas divisas para pagar importaciones sin perder la brecha del tipo de cambio comprador vs vendedor, sólo por nombrar algunas.

El problema se agudiza, según Barraud, en la estructura de costos, en los últimos 5 años ha crecido considerablemente. Además, remarcó al igual que Santiago Achaval, la complicación interna, independientemente de la baja de este arancel. "La pérdida de competitividad en la industria está marcada por factores más fuertes, como la inflación. Esto sumado a precios que difícilmente pueden ser ajustados en el exterior, es la ecuación perfecta para perder posiciones en el mercado”.

El modo de enfrentar esta situación para Cassone es seguir trabajando y ahora, más que nunca, intensificar la comunicación de los vinos argentinos, de sus orígenes culturales, de las regiones y microrregiones productivas que les dan origen y mostrando la riqueza que posee. "Trabajamos en una industria que ha hecho conocer en el mundo lo que hace, a través de sus medios y con su propio esfuerzo. El panorama a futuro no muestra nada nuevo ni mejor, por lo que tendremos que intensificar las acciones y los trabajos de comunicación y mantener las excelentes calidades que se están elaborando”, sentenció.

Sin embargo, desde Norton, Diego Surazsky, gerente de Exportaciones, señaló que las bodegas argentinas tienen que seguir mostrando calidad y consistencia. No hay que tocar precios o querer competir contra una situación que las bodegas no pueden modificar por sus propios medios. Se debería tomar el tema a nivel de Cámaras y discutir en los foros pertinentes. Los vinos argentinos están muy bien posicionados con el Malbec y hay que seguir mostrando consistencia como industria con otros varietales”.

Con respecto a Brasil, Luis Barraud, contó que la problemática se agudiza teniendo en cuenta que su economía este año prácticamente no crecerá, y donde el vino es considerado un bien de lujo. "Brasil es un mercado con unos 25 millones de consumidores de vino y es un mercado donde hay mucho para crecer. Siguiendo con Brasil, desde Norton mencionaron que "Argentina tiene una presencia muy grande en Brasil y si bien Chile tiene ventajas arancelarias, la imagen de los vinos argentinos es muy fuerte y sólida, lo que no perjudica la performance de la categoría. El consumidor que compra un vino argentino sabe que recibe una buena calidad por el precio que está pagando”.

(*) Informe Anuario Internacional de Bodegas de Argentina.