La felicidad es un sentimiento por el que siempre nos hemos preguntado. Según la Real Academia Española, “la felicidad es un estado de grata satisfacción espiritual y física”. Para Sócrates “el secreto de la felicidad, no se encuentra en la búsqueda de más, sino en el desarrollo de la capacidad para disfrutar de menos”.

En la filosofía griega, la felicidad no venía de recompensas externas o reconocimientos, sino del éxito interno. Al reducir nuestras necesidades, podemos aprender a apreciar los placeres más simples. 

Pero también podríamos decir que la felicidad es una actitud, más allá, de todas las definiciones que podemos conocer.

 

Dinamarca es considerado el país más feliz del mundo.

 

Un informe reciente de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) midió el nivel de felicidad en 156 países del planeta a partir de indicadores como sistema político, corrupción, recursos y educación. El primero es Dinamarca, lo siguen Suiza, Noruega, Finlandia, Canadá, Nueva Zelanda, Australia y Suecia. En el 13º lugar está Estados Unidos y luego vienen países de América Latina y el Caribe como Costa Rica(14º), Puerto Rico (15º), México (21º), Chile (24º), Panamá (25º), Argentina (26º), Uruguay (29º), Colombia (31º), Guatemala (39º), Venezuela (44º), El Salvador (46º) y Nicaragua (48º).

Si analizamos a Dinamarca como el primer país feliz, hay que reconocer que esa nación tiene altos niveles de bienestar y calidad de vida, ausencia de corrupción en el gobierno y negocios. En la igualitaria Dinamarca, las mujeres ocupan el 43% de los cargos de responsabilidad en el sector público. Los habitantes poco se quejan de los altos impuestos porque a cambio reciben un sistema sanitario donde todos tienen acceso gratuito a la medicina general y hospitales. La tasa de desempleo promedia el 2,6%, hay bajísimos índices de corrupción y buena administración. Los impuestos pagan las universidades. Los alumnos reciben subvenciones mensuales durante siete años.

“La felicidad debería estar entre los objetivos de todos los países, basado en estrategias holísticas (sistema estudiado en forma general y no individual) que combinen objetivos económicos, educativos, sociales y medioambientales. Pensemos cómo el crecimiento impacta positivamente en la vida de los habitantes. Otros ingredientes, serían la “confianza” entre ciudadanos e instituciones; “bienestar”, reduciendo la incertidumbre y “trabajo”, garantizandose el acceso al mismo y posibilitando las relaciones sociales y la dignificación del hombre.

Argentina necesita una “revolución educativa” con una reforma educativa integral, un proyecto educativo y un proyecto de país. Hoy tenemos altos índices de corrupción, deficientes resultados educativos, pobreza y desempleo.

Releyendo a Facundo Manes, respecto del término felicidad expresa: “la felicidad es una conjunción de elementos como emociones positivas, placer, bienestar. Es un factor de protección contra enfermedades de todo tipo. Los niveles más altos de emociones positivas se asocian a menos posibilidad de tristeza, depresión asociadas al estrés. Es hacer de la felicidad un ejercicio cotidiano”.

Muchos buscan la felicidad afuera, pero está realmente dentro de cada uno de nosotros. La felicidad vive en el interior de cada uno de nosotros.