La imagen de Mama Antula junto al altar mayor de la Basílica de San Pedro en Roma.

María Antonia de San José, popularmente conocida como "Mama Antula" (en lengua indígena quichua), fue una laica consagrada y promotora de la obra ignaciana en tiempos coloniales prerrevolucionarios que será canonizada el próximo domingo 11 del corriente en una misa a celebrarse en la Basílica de San Pedro, oficiada por el papa Francisco y que contará con la presencia de autoridades nacionales encabezadas por el presidente Javier Milei, quien a su vez tendrá su primer encuentro con el Sumo Pontífice en su condición de mandatario de nuestro país.

Esta mujer está considerada en ámbito del Vaticano como la madre espiritual de la nación argentina y será la primera santa que tendrá la Argentina después de habérsele reconocido en octubre del año pasado el milagro que ahora posibilita su canonización (Ver recuadro).

La importancia que reviste Antula para la historia nacional es que ella preparó a los principales próceres de la patria con ejercicios espirituales. Por eso también se la considera una de las madres de la patria, porque de sus ejercicios espirituales participaron figuras como Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga y hasta el Virrey Santiago de Liniers.

Mujer intrépida y rebelde

Se dice que "Mamá Antula" era una mujer intrépida y rebelde que ejecutaba acciones con valentía en una época en que las mujeres no tenían voz, como lo señalan Nunzia Locatelli y Cintia Daniela Suárez, autoras de una exhaustiva y atractiva biografía, con un alto rigor histórico, de la próxima santa argentina.

Tenía apenas 15 años cuando María Antonia de Paz y Figueroa (después adoptaría el nombre de María Antonia de San José) decidió no obedecer las reglas familiares y sociales de la Argentina colonial y transgredió las órdenes de las más altas autoridades para mantener viva la obra de los padres jesuitas violentamente expulsados de los territorios de América del Sur.

Había nacido en 1730 en Silipica, provincia de Santiago del Estero y creció durante los años de la destrucción de las reducciones de la Compañía de Jesús. Cuando tuvo entendimiento de lo que estaba ocurriendo, es decir la expulsión de los jesuitas por la realeza de Portugal y España, a instigación de los masones y secularistas, se comprometió a seguir predicando los ejercicios espirituales que ellos no podían impartir y durante unos 20 años desarrolló una extraordinaria labor evangelizadora, en la que también enseñó a leer y escribir a chicos y grandes y a perfeccionar técnicas de trabajo, en varios destinos del norte argentino, integrando la Compañía de Jesús. Se contabilizan entre 70.000 y 80.000 el número de personas que se beneficiaron de la experiencia de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola que "Mama Antula" impartió ante de trasladarse a Buenos Aires en 1779, un objetivo que se había trazado para seguir su labor evangelizadora en la capital del país. Para cumplir con este propósito caminó descalza a lo largo de unos 4.000 km, a través de salinas, bosques, colinas de la Pampa e interminables llanuras.

En la capital se encontró con la negativa del virrey y del Obispo para dictar los cursos de ejercicios, pero los retiros alcanzaron igual a los fieles que manifestaban una espiritualidad profunda y los grupos para aprenderlos reunía hasta unas 200 personas. Eso no pasó desapercibido y el Obispo no tuvo más que autorizarla para continuarlos al punto de mandar a que construyeran la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, en la Avenida Independencia 1190. Su peregrinar fue entonces de puerta en puerta para recaudar fondos y colaborar la construcción de la Casa de Ejercicios, tarea que cumplió hasta su fallecimiento el 7 de marzo de 1799.

* Se atribuye a "Mama Antula" la gran devoción que hay en el país por San Cayetano, ya que fue ella quien lo introdujo en el país, nombrándolo patrono protector de su empresa evangelizadora por ser el Santo de la Providencia y le encomendó cuidar todas sus tareas.

Proceso de canonización

El proceso de canonización lleva años y requiere varias instancias de aprobación: para ser beato deben presentarse ante el Vaticano carpetas que documenten que la persona en vida ya tenía fama de santo y además manifestaciones de un milagro que será considerado. Cuando se logra la beatificación, debe esperarse que se produzca un nuevo milagro, que deber ocurrir con posterioridad al rango de beato o beata. En octubre pasado, el papa Francisco autorizó la promulgación del decreto del milagro de "Mama Antula" y luego firmó el decreto para convertirla en la primera santa argentina, en una acción que llena de satisfacción al Santo Padre considerado uno de los más fervientes devotos de esta Santa que con sus valores y perseverancia deja un mensaje de paz y esperanza a la Argentina y al mundo.

 

* Tras su muerte a los 69 años, ocurrida el 7 de marzo de 1799, sus restos fueron enterrados en la Basílica de Nuestra Señora de la Merced, en Buenos Aires, y más tarde trasladados a la Basílica de Santo Domingo. Finalmente llegaron a la Iglesia de Nuestra Señora de la Piedad, entre calles Bartolomé Mitre y Paraná, en Buenos Aires, donde descansa eternamente.

El milagro de "Mama Antula"

Para esta canonización fue necesaria la aprobación de un milagro atribuido a su intercesión, lo que ocurrió el 24 de octubre del año pasado. El profesor Claudio Perusini, de 66 años ingresó en 2017 al hospital de la provincia de Santa Fe en estado muy grave a causa de un ictus. Sus posibilidades de volver a la normalidad parecían mínimas. Pero una nota entregada por un sacerdote amigo a la esposa de Caludio, con una oración a la vendida "Mama Antula" abrió una luz de esperanza. A partir de ese momento junto con sus hijos, la señora empezó a rezar por un milagro. A los pocos días el hombre recuperó sus funciones vitales y hoy, tras un largo proceso de rehabilitación, lleva una vida normal