De entre todos los espías que bulleron en Europa durante, antes y después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), uno habría de pasar a la posteridad por su característica extrema, personalizado en una mujer. La protagonista fue Margaretha Geertruida Zelle, nacida en Leewarden (Holanda) en 1876. Más que agraciada, a los 18 se casa con el capitán holandés Rudolf Mac Leod, con quien se traslada a la isla de Java (Indonesia), donde vive hasta 1903; ese año rompe su matrimonio, resolviendo irse a Francia, para buscar un mejor modo de vivir.

En París, trabajando como modelo de pintores, decide convertirse en bailarina de danzas malayas, las que había aprendido durante su permanencia en Java. La primera vez que actuó en público se presentó como "la india” Mata Hari – "mirada de la aurora”, en la mitología hindú.-, y su audacia, su soltura en escena, su raro exotismo, mezcla de belleza física con original y sensual ropaje del Lejano Oriente, la convertirían en "esa turbadora criatura de cuerpo seductor y mirada muy bella”, como la apreció luego la prensa parisina. Llegó a resplandecer tanto, que fue aceptada plenamente por la exclusiva y aristocrática sociedad de París. Hacia 1911 brillaba por igual en "’la ciudad luz”, como en Montecarlo o en Berlín.

En 1914 sucedieron relevantes hechos políticos en Europa: El asesinato, por un serbio, del archiduque Francisco Fernando de Austria -Sarjevo (28 de junio de 1914), capital de Bosnia-, fue el origen real del conflicto mundial, al declarar Austria-Hungría la guerra a Serbia, chispa que prendió mechas e hizo precipitar acontecimientos (28/7/14).

Mata Hari, no ausente de nada, estaba en Berlín. para entonces ya había creado fuertes lazos con la Policía Secreta germana -se cree que desde 1910- donde sus oficiales, conociéndola a fondo e identificándole sobradas aptitudes para ser agente, le propusieron trabajar para el espionaje alemán. Casi naturalmente predispuesta, aceptó, llegando más tarde a ser miembro importante de la organización.

Cuando Mata Hari tenía 38 años, ya no se pertenecía a sí misma, sino estaba involucrada absolutamente -como una cifra: "H24” (H de Hari)- en la más grande red de espías que cubrieron la Primera Guerra Mundial. De aguda inteligencia, activísima, expresiva hasta emanar confiabilidad, en su riesgosa misión era clara, detallada y precisa, dentro del margen de tiempo y responsabilidad de sus envíos. Integramente le dedicó al espionaje los cuatro últimos años de su vida. Las informaciones de Mata Hari dieron subrayables logros bélicos a Alemania, el mayor de ellos la tremenda derrota infligida a los aliados en Nivelle (Chemin des Dames) el 16 de abril de 1917, haciendo trizas esa gran ofensiva donde aquellos perdieron más de ochenta mil hombres.

Se la vio en distintas capitales y ciudades de Europa. En 1915 es detenida en Londres, bajo sospecha de ser espía, pero, no pudiéndose concretar prueba alguna, fue puesta en libertad. Mientras tanto, el contraespionaje francés -que la tenía en la mira desde fines de 1915- urdía tenazmente su trama con ella.

El hecho se produjo el 13 de febrero de 1917, en la plaza Athénée, de París. Al ser arrestada hizo acto voluntario de acatamiento, siendo llevada a prisión en la cárcel de Saint Lazare. La noticia atravesó Europa, produciendo consternación, incredulidad y pasmo, retumbando vivamente en el ámbito mundial.

Juzgada sumariamente por un rígido Consejo de Guerra, el 25 de julio de 1917 fue sentenciada a muerte. Nada melló su estoicismo. En una nítida alborada invernal, en el bosque de Vincennes, cerca de París, una seca descarga puso fin a la vida de Mata Hari. Tenía 41 años, y era el 15 de octubre de 1917.

Poco antes de morir pidió su bolso y se maquilló cuidadosamente, dio valor a la religiosa hermana Leónide, que la asistía, y ante el pelotón de fusilamiento impidió que le vendaran sus ojos: En una mirada plena ofreció al mundo su postrer orgullo.

A 95 años de ese sombrío suceso, su trágica connotación aún conmueve. Mata Hari había desechado la gloria y la fama, por la condenación que le impuso su destino.

(*) Escritor.