Las hazañas del General José de San Martín, considerado como uno de los tres grandes libertadores de América, pueden ser comparadas con las de Washington o las de Bolívar, por la extraordinaria grandeza de su alma y por el ejemplo de su vida personal irreprochable. Esto le otorgó el legítimo derecho de figurar entre los grandes próceres de la humanidad.

Ningún problema escapó a su ojo avizor y como todo hombre de genio directivo, San Martín supo elegir valiosos colaboradores.

El campamento de El Plumerillo vio formarse el más brillante ejército de la época de la Independencia. San Martín con su hondo sentido humano eligió todo tipo de estrategias para concretar su empresa.

"Con la misma inteligencia maravillosa que el General San Martín resolvió todos los problemas inherentes al armado del Ejército de los Andes y su campaña libertadora; solucionó la organización de los servicios médicos para sus tropas'', así lo expresa el doctor Antonio Carelli, autor de la "Historia de los Servicios Médicos para el Ejército de los Andes'', durante la Campaña Libertadora del General San Martín.

Antonio Carelli, doctor en medicina egresado de la Universidad Nacional de Buenos Aires fue miembro de la Junta de Estudios Históricos de San Juan y de la Sociedad Científica Argentina; médico escolar en los ámbitos nacional y provincial; de asistencia pública y del Hospital Rawson, publicó en su libro, documentos valiosos que se guardan en los archivos de Mendoza y San Juan sobre la historia del Ejército de los Andes.

Según el autor: creó los hospitales militares de Mendoza, San Juan y San Luis, hospitales venéreos de algunos batallones; las Juntas Sanitarias y un organismo de vacunación antivariólica obligatoria, de una perfecta organización. Para resolver este último problema comisionó en Mendoza, donde cumplía sus funciones como Gobernador Intendente, a Juan Isidro Zapata (médico empírico) y al facultativo Anacleto García Castellano, quienes tomaron todas las medidas necesarias para su feliz realización. Elaboraron proposiciones que enviaron al Señor Gobernador Intendente, el General San Martín, para que actúe en relación a la propagación de la vacuna. Colaboraron religiosos y "decuriones'' (comisarios).

El General San Martín dio un bando donde se ordenaba la vacunación obligatoria, documento histórico publicado en el libro citado.

Las Juntas Hospitalarias ejercían función de Dirección Sanitaria. Inspeccionaban los hospitales, dirigían y controlaban la inversión de los fondos para estos.

Un pedido hecho por San Martín a las autoridades de Buenos Aires fue de un facultativo para San Luis, oportunidad en que se designó a Valerio Arditi, médico de nacionalidad italiana que ejercía la medicina en Buenos Aires.

Cuando San Martín quiso organizar un cuerpo médico para el Ejército de los Andes, el gremio médico, especialmente los de ascendencia española, resultaron los más opositores al movimiento emancipador.

Juan Isidro Zapata fue el Cirujano Mayor del Ejército de los Andes hasta que llegó don Diego Paroisein, teniente coronel de artillería, médico inglés y una de las primeras personalidades que obtuvo ciudadanía argentina, otorgada por la Asamblea del Año 1813 y que fue nombrado Cirujano Mayor del Ejército de los Andes. Este médico ya había presentado importantes servicios a la Patria en la fábrica de pólvora de Córdoba.

Se observa en la producción del Dr. Carelli que quienes entraban a ejercer actividades sanitarias se les otorgaba un grado militar.