ÚLTIMA NOTA
 
Los sucesivos llamados al diálogo a sectores que ven en la dádiva social un ingreso lo suficientemente importante como para no trabajar, pero lo insuficientemente para manifestar, requiere para su solución de políticas de Estado consensuadas. En las mismas se deben comprometer todos los sectores políticos de nuestro país independiente de sus ideologías y banderas. Hoy es el karma que sufre el gobierno de Macri, en su momento lo sufrió el gobierno de Kirchner, en el futuro seguramente otros presidentes lo sufrirán. 


Entre algunas de las características que personalmente entiendo debería tener estas políticas de asistencia social, resalto: 


* Se debe privilegiar la reinserción al sector laboral formal por sobre el asistencialismo. 


* Se debe considerar el aspecto coyuntural y la flexibilidad ante nuevos escenarios en términos de empleo. 


* Se debe dejar de lado la discrecionalidad en su otorgamiento, confluyendo a planes universales a ser otorgados en la medida que se verifiquen cumplimientos de restricciones sanitarias y educativas. 


* Se debe flexibilizar y disminuir el costo del empleo formal, engranaje fundamental de nuestro sistema, en términos de seguridad social. 


* Se debe evitar que las organizaciones sociales generadas a partir de estos planes sean facciones de identificación política, el rol de los partidos políticos no debe estar en manos de organizaciones sociales. 


* Las políticas sociales deben ser una atribución única del Estado en sus diferentes niveles, el deslindar responsabilidades y atribuciones estatales a organizaciones sociales generó como caso representativo el de Milagros Salas. 


La automatización, informatización y precarización en los puestos de trabajo es un proceso irreversible que aumentará la necesidad de la población de redes de contención y seguridad social. En función que la demanda de trabajo a futuro estará signada por la movilidad laboral en paralelo al requerimiento de conocimiento, se deben articular planes de asistencia social que permitan el desarrollo de las capacidades de las personas. 


En conjunto como sociedad nos debemos a la tarea de consensuar políticas en este sentido, los casi 200.000 millones de pesos que hoy conforman el presupuesto de la asistencia social requiere de una reestructuración y planificación que permita vislumbrar un futuro mejor.