En estos últimos días se evidencia un cambio en el panorama de la vinculación del gobierno del Ing. Macri con determinados sectores de la comunidad, como el representado por el fragmentado sindicalismo argentino que, con una clara intencionalidad política, está efectuando reclamos que no se ajustan al proceso de reacomodamiento por el que atraviesa el país. 

Las circunstancias y la coyuntura por la que atravesamos, nos remonta a experiencias ya vividas. En un breve repaso histórico de los distintos gobiernos democráticos, vemos que se plantearon panoramas similares con el Plan Primavera en el gobierno de Alfonsín, el Plan de Convertibilidad de Menem, o la radicalización del Gobierno de Cristina Kirchner a partir de la Resolución 125 y su encono con el campo. 


Independientemente de los resultados verificados en cada caso, en todos ellos el reclamo social fue interpretado, y se actuó en consecuencia, lo que nos lleva a la reflexión sobre la interpretación que el gobierno le dará a la situación actual. 


Será esta confrontación gremial el motivo para que el nuevo gobierno comience a ejercer realmente el poder y se dedique a gobernar. La nefasta e inoportuna elección de medio tiempo y la conveniencia política de la toma de decisiones, dista de ser el escenario ideal para un volver a empezar en la nueva gestión. 

Es hora que la actual gestión empiece a manejar la agenda de las políticas públicas. 


La política de gradualismos que permitan salir de la cada vez más devaluada herencia recibida, parece no tener los efectos deseados, es hora que la actual gestión empiece a manejar la agenda de las políticas públicas, empañada a mi entender, por las siguientes circunstancias: 


* Una agenda desde lo informativo teñida por la mediatización judicial de los hechos de corrupción de la gestión anterior y la incertidumbre y debate sobre la viabilidad e impacto social de encarcelar a la principal figura política de la última década. 


* La falta de comunicación y explicación de las medidas de gobierno, circunstancia que dejó mal posicionado al Estado en temas tales como reparación de jubilados y política de pymes entre otros, en donde los problemas de errónea comunicación y fallas de instrumentación, relativizaron medidas de alto impacto económico y social. 


* La falta de un liderazgo presidencial fuerte sobre un gabinete de técnicos y especialistas que a través de decisiones autónomas y no consensuadas lograron instalar y sobredimensionar temas como el de Correo Argentino y Avianca entre otros. 


* Las idas y vueltas en la toma de decisiones: circunstancia que pasó del rédito al descrédito político en la medida de su reiteración. 


Los tiempos de espera y de comprensión de un pueblo acostumbrado a vivir en la coyuntura y en la crisis continua, deben ser interpretados, si bien desde lo cronológico un período de poco más de un año puede resultar insuficiente, es necesario que el presidente fortalezca su figura presidencial, el escenario desde lo político parece ser el propicio, el quiebre del peronismo, expresado en la falta de un liderazgo aglutinante y su lucha por dejar fuera del partido los resabios del kirchnerismo, representan una posibilidad inédita en este sentido. 
 
(*) Contador público nacional.