
Camino a EEUU la caravana de migrantes hondureños en su tránsito por México ha generado un problema de enormes consecuencias. El actual gobierno de Peña Nieto ha caracterizado a la migración masiva como un tema de seguridad nacional, y en ese marco ha mencionado que las opciones son las siguientes: los que tengan visa se pueden quedar en México, los que pidan refugio también pueden pernoctar en el país y los que no tienen ninguna figura de las mencionadas, deberán ser deportados.
Pero México no actúa libre en este tema, pues, encuadra el tema migrantes tal como Trump lo ha dictaminado en un tuit, cuando planteó que ni la policía, ni lo militares de México han podido parar a los migrantes en la frontera sur de México, cuando -dice- existen entre sus componentes delincuentes y terroristas de oriente medio.
Sin embargo está clara una cosa, esta migración masiva se hace por dos causas muy visibles, una de ellas es que la violencia en Honduras no ha podido ser parada y controlada a 10 años de la vigencia del plan Mérida de asistencia de EEUU a varios países de Centro América, en el marco de la guerra al narco. Y el fracaso del plan de Fox denominado de Puebla Panamá, para la región de Mesoamérica como apéndice del desengañado ALCA.
El otro problema de base que hay con la caravana es la marginalidad y la pobreza extrema de sus integrantes, que se ha fijado entre el 60 y 70%, producto de varias gestiones de gobierno.
El derecho internacional humanitario tiene figuras legales para tratar el tema de la migración masiva que el gobierno de EEUU y México no quieren aplicar. Esa figura es el asilo humanitario por un miedo creíble que amenaza la vida de los migrantes. Y ese miedo creíble es el que está en la base de la caravana, pues, es la causa raíz de que estas personas son desplazadas del sistema de los derechos sociales.
La posición de México es cuanto menos contradictoria, pues, esgrime contra los hondureños una legalidad reglamentaria cuya salida final es deportarlos a Honduras por ilegales, siendo que esa es la posición de EEUU que México impugna cuando se trata de mexicanos que migran hacia EEUU.
La criminalización de la caravana por parte de Trump no es inocente, pues, ante la cuestión política interna, le sirve como rédito impuro ante el electorado conservador de EEUU, al reafirmarlos como un peligro a la seguridad nacional. Lo cierto es que EEUU y México tienen una posición de criterio de seguridad nacional en vez de tratarlo como un problema humanitario. Ese sería el más adecuado porque la caravana migrante es sumamente vulnerable al estar integrada por mujeres, algunas embarazadas, niños, niñas, en fin, cuerpos frágiles de energía por el hambre y la malnutrición.
El motivo de modelo que impulsa a los migrantes hacía EEUU es lógico de entender pues, si EEUU se presenta como el país de la libertad y las oportunidades, es natural que los migrantes entiendan que ante lo invivible de su país de origen donde no funciona ni el recetario neoliberal de sus gobiernos vernáculos, decidan marchar desesperados por protección. Los migrantes saben que el gobierno del presidente de Honduras, José Orlando Hernández, es apoyado por EEUU, ante su origen electoral fraudulento. Por lo tanto, y ante el abandono humanitario por parte de la gestión de Hernández como un presidente patrocinado desde el exterior, buscan no estar bajo esta autoridad política intermediaria e ir al patrocinador real que es EEUU.
Por el Dr. Mario Luna y Fabián Núñez
Expresidente y exasesor del Concejo Deliberante de Jáchal, respectivamente.
