Pablo Milanés, cantautor cubano fallecido la semana pasada.


La muerte del cantautor cubano Pablo Milanés, ocurrida esta semana en España, me impulsa a la nostalgia y a la reflexión. A la nostalgia, porque admiro mucho su arte. Su voz, guitarra, piano y los versos que pude aprender, de entre sus casi 400 registros musicales. Y a la reflexión, por estar conectado con ciertas transformaciones en mi pensamiento.


Con el renacer de nuestra democracia, 1983, volvieron del exilio entrañables artistas nuestros. Coincidentemente, en 1984 hubo un memorable recital en Obras Sanitarias, con los representantes de la "nueva trova cubana", Pablo Milanés y Silvio Rodríguez. Su mensaje tenía la virtud de conectar con el pensamiento de una juventud, que estaba ávida de manifestar su predilección por las ideas de izquierda, que en los años 60 fueron potenciadas por los ecos de la Revolución Cubana. Ese grito, con mucho de romanticismo, había sido acallado en 1966 cuando comenzó el régimen del general Juan Carlos Onganía. Resurgió con fuerza en 1972 con el retorno de Perón y luego pasó a manifestarse clandestinamente cuando el viejo líder, en aquel acto emblemático del 1 de mayo de 1974 en la Plaza de Mayo, expulsó a la juventud que preguntaba, irreverente, "¿Qué pasa, mi General, que está lleno de gorilas el gobierno popular?". Condenó entonces a "esos imberbes que gritan" los que pasaron a la clandestinidad. A la muerte de Perón, fueron entonces perseguidos por la Triple A, de López Rega e Isabelita, y luego por el régimen que llegó al poder tras el golpe de 1976.


Pasado el horror del terrorismo y la represión, en aquel concierto en Obras Sanitarias, ya en democracia, la juventud se manifestó, como el agua que corre alborotada y descontroladamente, una vez que le abren las compuertas- "Cuba, Cuba, Cuba, el pueblo te saluda", atronó el estadio cuando aparecieron los cantautores cubanos. Todo era fervor en las tribunas y un CD de ese concierto llegó a mis manos. Me devoré esas hermosas poesías, su música y por largo tiempo entoné con mis amigos "Ojalá", "Años", "El unicornio azul", "Yolanda", y tantas otras. 

"Es irresponsable y absurdo culpar y reprimir a un pueblo que se ha sacrificado y lo ha dado todo durante décadas para sostener un régimen que al final lo que hace es encarcelarlo" (Pablo Milanés). 

EL EXILIO HACIA MIAMI

Claro que, mientras, pasaban cosas. El exilio de cubanos hacia Miami, desafiando en humildes lanchones el oleaje del océano, plantaba otras banderas. Muy distintas a las que ondeaban en la isla gobernada por el régimen de Fidel Castro. Este "libertador", ya con 25 años en el poder, se había convertido en un dictador. Se supo entonces de sus arbitrariedades, persecuciones, encarcelamientos, mordazas a la prensa, en fin, todo el maridaje de atropellos que caracterizan el autoritarismo. A su vez, el día a día de un hombre común, trabajo y formación, con sujeción a determinadas normas de conducta, provocaron en toda una generación un giro radical contra esos "cantos de sirena" que venían de la otrora "isla bonita". Respeté, pero lamenté, que mis ídolos siguiesen con sus creaciones tan bellas, como equivocadas. Igual las seguí cantando, por su hermosura, pero cada vez menos. Traicionaba mis propias convicciones.


VERDADES ESCONDIDAS

Con los años, supe que ese proceso de descubrimiento de las verdades escondidas, detrás del encandilamiento de las izquierdas, se produjo también en escritores y artistas que las habían abrazado con unción. El primero de ellos fue el uruguayo Eduardo Galeano, otrora autor de un libro de cabecera de la izquierda latinoamericana, "Las venas abiertas de América latina", que inspiró por años nuestras juventudes. Galeano, hacia 2013, abjuró de su propio libro, lamentándose que cuando lo escribió no sabía lo suficiente de historia, política y economía. "Ya ni lo leería", dijo.


Otro que hizo igual proceso, fue el presidente de Uruguay, y ex guerrillero tupamaro, José Mujica, quien confesó no hace mucho que estaba equivocado en su opinión sobre el capitalismo y los empresarios, y en una entrevista televisiva, le oí manifestar que los "empresarios son seres necesarios para la sociedad" y que fue torpe en combatirlos, por defender una ideología.


Y esta semana se dan dos hechos similares, a raíz de la muerte de Pablo Milanés. Uno, en cabeza de este, y otro en la de Joaquín Sabina, también de mis preferidos. El compositor de "19 días y 500 noches" habló del devenir de la izquierda latinoamericana y fue contundente. "Esta deriva me rompe el corazón, justamente por haber sido tan de izquierda. Pero ahora ya no lo soy tanto, porque tengo ojos, oídos y cabeza para ver las cosas que están pasando. Y es muy triste". El español opinó que es consecuencia del "fracaso feroz" del comunismo en el siglo XX.


CRÍTICAS A LA REPRESIÓN Y HAMBRE EN CUBA

Y ahora se sabe, con su muerte, que el cantautor cubano Pablo Milanés criticó la represión y el hambre a los que está sometido el pueblo cubano por el "fracasado" Gobierno de la isla y se mostró confiado en que los jóvenes serán el "motor" de cambio en su país. "Es irresponsable y absurdo culpar y reprimir a un pueblo que se ha sacrificado y lo ha dado todo durante décadas para sostener un régimen que al final lo que hace es encarcelarlo". Sin nombrar directamente las manifestaciones en la isla, el cantante subrayó que desde hace mucho tiempo ha venido expresando "las injusticias y errores en la política y gobierno" de Cuba. 


Me reconfortó saber que no fui el único en modificar. El de Sabina y Milanés, un acto de compromiso con su pueblo, antes que los políticos. Es el mejor homenaje que puedo hacerle al gran Pablo Milanés. 

Por Orlando Navarro
Periodista