Como nunca antes se había visto en una manifestación de fe de un año propicio para renovarla, tres millones de jóvenes de todo el mundo y aproximadamente un millón de adultos asistieron a la clausura de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud en las playas de Copacabana, oportunidad en la que El papa Francisco como sucesor de Pedro al frente de la Iglesia ofició la Santa Cena del Señor, anunciándose al final de la misma que la próxima tendrá lugar en la ciudad polaca de Cracovia en la que se espera recibir en 2016 a miles de jóvenes.

Como evaluación de las Jornadas señalamos que ni el próximo mundial de fútbol (2014) en el país vecino y hermano de Brasil, podrá superarla en número ni en intensidad ya que en cuanto lugar hubo reunidos, no sólo personas físicas se agrupaban acopiándose sino evidentemente el cautivo asombro y la emoción por la no visible presencia del Espíritu Santo que colmó de gracia a cuanta alma participó del efecto Iglesia.

Ni los medios masivos de comunicación con la televisión al frente y el periodismo gráfico pudieron contener las distintas experiencias de fe que en algunos casos citamos como el del momento de clausura de la Jornada cuando en el ofertorio de la misa el Papa acogió a una niña muy pequeña que nació sin cerebro y que aún vive, cuando normalmente estos niños fallecen casi inmediatamente.

El portavoz vaticano, Federico Lombardi, informó que los padres de la niña la llevaron a la misa que ayer ofició Francisco en la catedral de Río de Janeiro y la presentaron al Papa y éste pidió que hoy fuera llevada en el ofertorio, como señal de la ofrenda a Dios de la vida.

Antes de la comunión, una joven habló en español y pidió orar por las víctimas y sobrevivientes del tren que descarriló en España, el pasado miércoles.

Al final de la misa, el Papa entregó a cinco parejas de jóvenes, representantes de los cinco continentes, una pequeña reproducción del Cristo Redentor, símbolo de Río de Janeiro, y un libro de plegarias.

El Papa pide a los jóvenes que no se dejen engañar por las tentaciones ni ceder ante los ídolos del dinero y el poder y el placer; que pongan a Cristo en el centro de sus vidas su confianza en él y no quedarán defraudados. Además pidió a los jóvenes que sean verdaderos actores sociales, alentándolos a que sigan superando la apatía y ofreciendo una respuesta cristiana a las inquietudes sociales y políticas, "’Por favor, no dejen que otros sean los protagonistas de los cambios, ustedes son el futuro. No seáis cobardes, no "’balconeen” la vida, no quedaros mirando desde el balcón sin participar, entrad en ella, como hizo Jesús y construir un mundo mejor y más justo”, les dijo el papa Bergoglio.

Y finalmente se manifestó como supremo pastor de la Iglesia instando a todos y expresando: "’No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente. El Señor busca a todos, quiere que todos sientan el calo de su misericordia y de su amor”, afirmó el Obispo de Roma. El Papa hizo incapié en el adjetivo "’universal” advirtiendo que Jesús pide a los fieles que la Iglesia que edifiquen no sea como "’una pequeña capilla donde sólo cabe un grupito de personas” sino que sea "’tan grande que pueda alojar a toda la humanidad, que sea la casa de todos”.

Si la Iglesia a través de su Pastor se ha manifestado en confianza para los jóvenes es porque el apoyo para lograr objetivos de vida cristiana está siempre vigente y oportuno; solo resta que la pastoral de cada diócesis haga lo propio pues, de ello depende para una permanente compañía efectiva, caminando las calles, las plazas, los espacios de públicos y cuanto lugar de trabajo, ocupación y estudio lo requiera. ¡Adelantes jóvenes de San Juan! Que el espíritu de Dios se mueve…

(*) Pedagogo. Profesor de Enseñanza Primaria y Preescolar, Media y Superior en Filosofía y Psicología.