Es extraña la vida del macrismo, siempre lo fue. En las elecciones innovaron, hay que admitirlo, y les fue muy bien. O, como dijeron muchos opinólogos, les fue mal a Cristina y Scioli. Como quiera que sea, hay que admitir que fueron hábiles para estar lo suficientemente cerca y así convertirse en la primera fuerza política del país, en el momento en que la verdadera primera fuerza política hacía agua por las internas y la inexplicable tozudez de apoyarse solamente en la desgastada figura de su líder. Después de ese acierto, sólo macanas de Macri: nombrar jueces por decreto, innumerables idas y venidas con un tema tan sensible como las tarifas, la "movilidad" del 24 de marzo y el 2 de abril, los jubilados y el perdón de las deudas a "papi", son, parece, la marca de un Gobierno que vive de tapar agujeros y de ir detrás de la agenda que le impone la oposición o los Gobernadores, o ambos a la vez. "No hay conducción, porque no hay política", dijo alguien esta semana y suena razonable. Todo este menjunje tiene a San Juan como prueba palpable del clima que vive Cambiemos hoy: en esta provincia nadie salió a defender al Presidente. No hubo acción política, no hubo comité de emergencia, ni mucho menos una estrategia. Evidentemente, por ahora, la Mesa de Cambiemos sanjuanina sirve sólo para que Rogelio, Patricia, Marcos u otros popes nacionales no salgan solos en las fotos que le muestran a Mauricio en la Casa Rosada.  

Apenas asumió, Macri salió a hacer gala de su falta de conocimiento de la cancha en la que jugaba: salteó al Congreso y con un decreto intentó nombrar a Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrant en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Al final y tras la advertencia del PJ, los magistrados no juraron y debieron recorrer todo el camino de controles y evaluaciones en el Senado. Primera marcha atrás. Después vino el incremento de las tarifas anunciado en enero del año pasado. El aumento de la luz y el gas fue presentado antes de ser tratado en audiencias públicas como establece la ley. Desde el Gobierno aventuraron que el porcentaje "fue poco escalonado". Tras la presentación de múltiples amparos, la Corte los obligó a que hagan las audiencias y el Gobierno tuvo que reconocer el error.

 

Segunda marcha atrás.  

Tras pasar ese otro mal trago, el mandatario/empresario enfrentó uno de carácter internacional: fue el supuesto diálogo que tuvo con la primera ministra inglesa Theresa May por la apertura de la negociación por Malvinas. La canciller Susana Malcorra tuvo que salir a decir que fue un "error semántico" de Macri, luego de que desde Gran Bretaña salieran a negar alguna posibilidad de entablar algún tipo de negociación. Uno más, y van tres. Otro de los últimos grandes retrocesos de los amarillos fue el cambio de los feriados del 24 de marzo y el 2 de abril; el primero uno de los grandes logros de las organizaciones de Derechos Humanos y una de las banderas del kirchnerismo. Macri había firmado un decreto para disponer que sean, a partir de este año, móviles. ¿Por qué? Mejorar el turismo, es decir, jugar a favor de los empresarios. Por las lógicas críticas de los organismos de Derechos Humanos tuvo que retroceder con la medida. Cuarta marcha atrás. Y, antes de los jubilados y el acuerdo con el Correo, fue la postura pública del presidente a favor de Hillary Clinton en las elecciones de Estados Unidos, con el resultado que ya todo mundo conoce. Eso, por hacer un repaso de los más notorios, pero hubo muchísimos más.  

Es evidente que salir a decir que se equivocaron no enmienda lo que hicieron mal. Admitir implica confirmar la existencia del error. Poner cara de gato con botas y salir a decir que nadie es infalible, suena tierno la primera, la segunda y probablemente la tercera vez, pero a la cuarta cualquiera empieza a pensar que algo malo pasa. De la ternura se pasa a la preocupación sin escales. El auto tiene que tener un buen conductor, porque si no, chocamos. Nadie vota a un piloto de auto que vive chocando y pidiendo disculpas.  

 
SAN JUAN 

La última reunión sanjuanina que yo conozco de la "Mesa de Cambiemos" fue el jueves 2 de febrero con la presencia de la ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich. En ese mitín estuvieron el secretario de Seguridad del Interior, Gerardo Milman; los diputados provinciales sanjuaninos Fernando Moya, Carlos Platero, Gustavo Usin y Cesar Aguilar. También asistieron los referentes del PRO sanjuanino Enzo Cornejo, Viviana López y Gimena Martinazzo. Además el radical Eduardo Castro, Alberto Sánchez de Dignidad Ciudadana, un representantes de Fe (el comunicado del PRO nunca aclaró cuál era el nombre del dirigente que asistió), Miguel Arancibia del Grupo 1852 y el bloquista Franco Montes, entre otros. No estuvieron Eduardo Cáceres, ni los socios basualdistas de Cambiemos: Roberto Basualdo, Marcelo Orrego, Fabián Martín y Julián Gil, entre otros.  

Ninguno de los mencionados arriba salió a decir una sola palabra del yerro del mandatario hasta que los medios se lo requirieron. Tampoco el PRO emitió un comunicado, y de casualidad Cáceres atendió a este medio para decir que "este gobierno es el que más protegió a los jubilados y está muy bien que nuestro Presidente haya dado marcha atrás con una medida equivocada. Pone de relieve la sinceridad y transparencia con la que se viene manejado este gobierno". Tras eso, agregó que "estamos todos entusiasmados con que (Macri) dé marcha atrás. Desde lo personal creo que lo importante es saber que desde la sinceridad se dan mejores garantías para avanzar al país que todos queremos", sentenció. De ahí, nada más. 

Al comienzo, en el armado de la Mesa macrista sanjuanina, hubo molestia de algunos de los referentes de los partidos más chicos porque los habían involucrado en algo que no habían cerrado. Pero ahora la situación cambió y tampoco ninguno de ellos salió a dar la cara. La responsabilidad es de mayor peso para los referentes con más espacio político, los más escuchados: y en ese lote se puede mencionar a Orrego, Martín, Basualdo, José Peluc, Susana Laciar y el mismísimo Cáceres. Párrafo aparte para el actuarista Rodolfo Colombo, quien fue uno de los más beneficiados con el reparto de cargos al quedarse con la gerencia de la Anses San Juan, y tampoco se lo vio ni escuchó explicar un tema que debe manejar muy bien, como las jubilaciones. Alguien podría decir que los basualdistas están en condiciones de excusarse, ya que formalmente no se ha cerrado nada aún, pero todo mundo sabe que terminarán en ese espacio, que Basualdo será candidato a Senador y que Cáceres será el que encabece la lista de diputados. 

Con estas ausencias, o Cambiemos en San Juan no existe, o está muy mal conducido. Sólo la foto, no sirve.