Pasaba el duro invierno de 2014 y me esperaba para una consulta una mujer de 44 años, la cual ya era bisabuela, y mantenía una progenie de más de 14 descendientes directos. Me preguntaba, ¿cuál era la falla tan abismal, que una mujer tan joven pudiera haberse reproducido de tal manera?, sin embargo, la situación se repitió muchas veces para mi asombro.

Surge este ejemplo, después de escuchar al Dr Juan C. Parodi y explica ciertas cosas, algunas reales y otras no tanto. Pero en coincidimos, la preocupación de la calidad de nuestra gente en el futuro, y la capacidad cognitiva de los jóvenes. La diferencia es, y de la cual disiento, que él centra solamente su preocupación en los niños pobres, y personalmente, dada las circunstancias, también debe despertar preocupación los niños ricos.

Expresa el galeno que los pobres tienen 4,3 hijos por pareja, contra 2 de los no pobres, y me animaría a decir que los pobres tienen no menos de 6 hijos por pareja, pero hay que aclarar que muchos padres poseen más de una pareja a lo largo de su vida. Sin lugar a dudas en 100 años el crecimiento y reproducción de los pobres supera ampliamente el de los no pobres. Sin embargo, esto sucede desde hace mas de 500 años, y no es culpa de la AUH.

Nuestro futuro no puede ser distinto al de hoy, pero esto depende de todos y no alcanza con la voluntad, sino que es una obligación de hacer.

Parodi da cifras alarmantes y hace una proyección matemática, donde hoy el 50% de los niños pobres son delincuentes, y con un coeficiente intelectual bajísimo. Y esto, según él se debe a la deficiente alimentación, baja materia gris, ya que en los primeros 5 años de vida, no se logra la plasticidad necesaria, no poseen los estímulos suficientes y encima, para colmo, el paco. Y pregunto, ¿para que el Estado estableció escuelas albergue y la copa de leche para tantos indigentes? Y también el plan de escolarización.

Esto es tan irreal como macabro, y, sinceramente no creo que sea del todo así, creo que es verdad que es necesario controlar la AUH y limitarla en cantidad al número de hijos, pero no suprimirla. Sin lugar a dudas debemos fortalecer los controles para evitar embarazos no queridos, pero previo a la gestación, esto se está realizando y me consta, con los mal denominados (chips) de control, pero surge de la mano de estos mecanismos de prevención. Otro problema son las enfermedades venéreas por lo que la educación sexual es primordial.

Pero, ¿qué pasa con los hijos de los no pobres? Acá se plantea otro gran problema, tanto o igual que el de los pobres. El consumo de alcohol es el gran flagelo, debido a deficiencias en el aparato cognoscitivo, porque el alcohol influye de manera negativa en el desarrollo del cerebro, afecta la memoria y el aprendizaje. Poseen los consumidores alteraciones en el crecimiento de los huesos, predisposición a las enfermedades respiratorias, susceptibilidad a infecciones trastornos en el sistema endocrino y trastornos gástricos. Ellos también tienen acceso a las drogas, pero de calidad.

Gran cantidad de estos jóvenes, sin aspiraciones, con yoísmos, donde la cultura de la apariencia es fundamental, donde no pueden sostener una conversación por mucho tiempo porque no leen, y la única escritura es en los dispositivos electrónicos, donde eliminaron palabras enteras, cambiando por abreviaturas y la letra ñ es un recuerdo.

Si vamos al plano cultural, Argentina posee en peor índice de lectura del planeta, y no llega a la media mundial. Los jóvenes y niños no leen libros, se limitan a Instagram, Facebook y Whatsapp. Mientras tanto, nuestros hijos siguen asistiendo a escuelas privadas subvencionadas por el Estado, siendo que las públicas poseen carencias, hacen paros y no poseen a veces, de los elementos necesarios para su desarrollo?

Parodi, da una versión parcial, que no del todo es real, alimentada tal vez por los comentarios del momento y con una alocución agradable al oído, pero irreal en parte, sectaria y tendenciosa.

En síntesis, la situación de un porcentaje importante de la juventud, tanto pobres como no pobres, hoy, está en alerta amarilla y sin cambios. Nuestro futuro no puede ser distinto al de hoy, pero esto depende de todos y no alcanza con la voluntad, sino que es una obligación de hacer.