El cuidado del agua es de gran importancia para la vida de los sanjuaninos.


Nuestro río San Juan a lo largo de la historia, se ha mostrado caprichoso e inconstante. Con certeza se ha dicho que nuestra provincia es un "don de su río'', comparación surgida de lo que en otrora representaba el río Nilo en el Antiguo Egipto. Domingo Faustino Sarmiento dijo que el "agua es para San Juan el elemento vital''. Períodos tras periodos nuestro principal y bienhechor brazo de agua ha generado en el alma sanjuanina alegría y tristezas. Esos curtidos hombres cuyanos han experimentado júbilo, cuando el río brindaba por doquier sus generosas aguas para regar los frutos de extensas viñas o dilatadas y fértiles chacras. Aunque a veces también esta generosidad era extremada y fuertes crecientes asolaron con ímpetu nuestras tierras colmada de esperanzados sembradíos. También, hubo sequía espantosas.


Horacio Videla dice que "A partir de la sequía de 1773, la primera que se tiene noticia, se registran incontables más. Tres en el siglo XVIII (1776, 1792, 1797); cinco en el pasado Siglo (1842, 1859, 1861, 1889, 1898); cuatro en lo que va del corriente (1913, 1917, 1925, 1933). 


Por su parte, el profesor César Guerrero en sus efemérides expresa: "1924 (noviembre) Alarmante sequía. El marcador del Dique Nivelador señala en este día, el escaso caudal de 17 metros cúbicos por minuto del agua que pasa por el mismo''. 


El nombrado Horacio Videla describe líricamente nuestro río diciendo que "se achica como una criatura o se agranda como un gigante, el río por antonomasia, es la bebida, la sabia de la tierra y el verbo de la vida de San Juan; pero celoso de la montaña que sostiene su suelo optimo y le depara ásperas caricias en los sacudimientos de sus fracturas tectónicas, regatea sus dones o los alterna con sinsabores crónicos...''.


El río fue siempre el río, no en vano los huarpes adoraban una deidad suprema llamada Hunuc Huar, que moraba en la cordillera, es decir que las montañas tenían sacralidad, y tenía que ser así, pues de ahí brotaba el agua que permitía la agricultura, y vivir.


Hasta la provincia tiene un departamento llamado Chimbas, vocablo de origen quechua, cuyo significado tiene que ver con la cercanía del río o con la acción de vadearlo. Lo mismo que Albardón, que también es un departamento sanjuanino y cuyo significado es: Loma o elevación situada en terrenos bajos y anegadizos que, cuando suben las aguas, se convierte en islote.


De forma presente, nuestro querido río se augura escuálido. Hay que ahorrar, si cabe la palabra, cada gota de agua que consumimos, equilibrar racionalmente su uso. Desde que era niño escuché sorprendido las increpaciones de mi padre y tíos, por las sequías, pero milagrosamente el elemento vital regresaba. Cuidemos una y mil veces nuestra benéfica agua.

Por Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magister en Historia