El presidente Barack Obama se lució en su primera reunión conjunta con líderes de América latina y el Caribe, pero la Cumbre de las Américas terminó sin acuerdos trascendentales, y su resolución final fue una broma. A diferencia de recientes cumbres continentales, donde el líder narcisista-leninista venezolano Hugo Chávez se robó la atención, Obama fue la estrella indisputada esta vez.
Quizás previendo que quedaría aislado si criticaba al popular presidente estadounidense -una encuesta de Ibero Barómetro muestra que Obama es el líder más popular en América latina- Chávez bajó de tono su retórica anti-estadounidense y mantuvo una presencia menos protagónica. Obama se ganó el aplauso unánime de los líderes de las Américas por su disposición a escuchar y extenderle la mano a los críticos de Estados Unidos.
Cuando el presidente nicaragüense Daniel Ortega pronunció un discurso de 50 minutos en el que culpó a Washington por virtualmente todos los males de la región en los últimos dos siglos, Obama se limitó a escuchar estoicamente, tomando notas ocasionalmente. Cuando los periodistas le pedimos su opinión, Obama se limitó a decir que "duró 50 minutos".
Chávez le regaló un ejemplar de "Las venas abiertas de América Latina", del autor uruguayo Eduardo Galeano, una visión infantil de la historia latinoamericana según la cual la pobreza de la región se debe al imperialismo norteamericano. Obama aceptó el ejemplar con una sonrisa. Y ante los reporteros que le preguntaron qué pensaba del regalo, Obama sonrió y dijo que "fue un gesto amable… Me gusta leer". Una respuesta gentil, considerando que el gesto de Chávez equivale a regalar Mein Kampf, de Adolfo Hitler, al presidente de Israel.
En vez de trabarse en debates violentos con líderes populistas radicales, Obama exhortó a sus colegas a dejar atrás las diferencias históricas entre el norte y el sur. "No vine a debatir el pasado. Vine a hablar sobre el futuro", les dijo al comienzo de la cumbre. La respuesta fue casi unánimemente positiva.
El canciller chileno Mariano Fernández me dijo: "Escuchó todo con una paciencia extraordinaria. Fue enormemente elegante en lo intelectual". Su colega argentino, Jorge Taiana, agregó: "Obama expresa otra forma de relacionarse con la región, más sensible al reclamo de un diálogo igualitario".
A diferencia de las cumbres anuales de EEUU con los líderes de la Cuenca del Pacífico y que obligan a la Casa Blanca al seguimiento constante a los acuerdos, la Cumbre de las Américas se celebra cada tres o cuatro años. Es posible que Washington no se vuelva a concentrar en la región hasta entonces.
Sobre la declaración final, de 97 artículos, es tan ridículamente larga, y llena de declaraciones contradictorias y acuerdos anodinos, que no encontré ningún alto funcionario que la tomase en serio. Al final, después que Chávez amenazó con no firmar el capítulo económico, y otros países decidieron que no valía la pena batallar por el documento, los presidentes cancelaron la ceremonia colectiva de la firma y para salvar la cara, el primer ministro de Trinidad, Patrick Manning, anfitrión de la cumbre, la firmó a nombre de todos.
Mi opinión: Me preocupa que, mientras la Unión Europea y los países asiáticos están ampliando sus respectivos bloques de integración económica, en América no hay nada de eso. Para poner las cosas en perspectiva, cuando el ex presidente Bill Clinton convocó a la primera Cumbre de las Américas, en Miami en 1994, la reunión generó un acuerdo continental para crear una Zona de Libre Comercio de las Américas. Cuatro cumbres después, el plan respaldado por EEUU para una zona de libre comercio desde Alaska hasta la Patagonia está muerto, y no ha sido reemplazado por ninguna otra iniciativa que se le acerque.
Todo lo que tenemos es un nuevo presidente estadounidense que ha caído muy bien en América latina. Eso puede ser buenísimo si lleva a acuerdos regionales más ambiciosos en el futuro, e insignificante si no lo hace.
"ENTREVISTÉ a varios presidentes y noté cierta preocupación de que la atención de Obama pronto se volcará a otras partes del mundo y su gobierno seguiría ignorando a América latina."
