Este sistema de obras sociales, que detallábamos en la primera nota, requiere de una revisión y transformación en su estructura y operatoria, sólo a términos indicativos se señalarán las principales debilidades del sistema: 1- Obras sociales sindicales: generadas a mediados del siglo XX y con pocas reformas desde su creación, el negocio de la salud ha sido el gran financista de gremios y sindicatos. La inviabilidad económica de algunas obras sociales sindicales por la masa crítica de afiliados y el incremento de las prestaciones por los motivos que se expondrán más adelante, nunca fue resuelto; como medidas paliativas y tendientes a concentrar los afiliados en aquellas viables, se permitió la libre afiliación entre obras sociales sindicales y la derivación a prepagas de aportes de empleados sin convenio. Ante la imposibilidad de administrar sus obras sociales muchos sindicatos y gremios previo retiro de su cápita, recurren a "gerenciadoras" cuya función en muchos casos es solo ser la cara visible para un "no" a la solicitud de cobertura y un "mañana" a la solicitud de cobros de profesionales. 

2- Obras sociales estatales: Sin problemas de masa crítica por el auge del empleo estatal y sin mayores problemas financieros ya que siempre alguien aporta al financiamiento del déficit, el principal problema radica en la falta de control, gestión y auditoría de prestaciones. Un caso particular es el PAMI, entidad que en función del número de afiliados, la problemática en salud por edad de los mismos, su desfinanciamiento y la falta de profesionalidad de sus gerenciamientos, excede de mayores comentarios.  

3- Prepagas y Medicina privada: Altamente concentradas con 5 empresas que poseen el 75% de los afiliados, estas entidades que dan cobertura a un 16% de la totalidad de la población con cobertura se manejan bajo un estricto criterio economicista de rentabilidad.  

Entre otros aspectos que hacen más compleja la situación de la salud en general y que se verifican como tendencias a nivel mundial se pueden resaltar los siguientes:  

– Las enfermedades de la modernidad, entre las que cabe mencionar: adicciones, trastornos de alimentación, enfermedades psicosomáticas y de trasmisión sexual, representan una verdadera pandemia a nivel mundial, atentan contra la financiación y viabilidad de los sistemas de salud.  

– La necesidad de amortizar la aparatología médica de última generación: la realidad de una medicina altamente tecnológica, en paralelo a las múltiples ventajas y bondades que implica su uso; trajo un fuerte incremento en los gastos de salud. Cuando la incorporación de la tecnología no guarda relación en determinada plaza con la población en muchos casos produce sobreutilización y sobrefacturación. 

– La falta de ética profesional y el sentido de no pertenencia del afiliado a su prestadora de salud hacen que la sobrefacturación de servicios cuente con culpables y cómplices ante la pasividad e ineficiencia de los sistemas de control. 

Algunos de los elementos para la reflexión sobre nuestro sistema de salud, han quedado planteados, como tantos otros sistemas en nuestro país. La realidad de los casi u$s 700 que gastamos en salud por argentino por año y el puesto 75 en el ranking de eficiencia de la OMS; ameritan que empecemos a optimizarlo. 
Como sociedad en su conjunto nos debemos un… "Al gran pueblo argentino… salud". 
 

El sistema de salud de los argentinos requiere de importantes reformas estructurales.