La encuesta de la Consultora Acierto para este diario, publicada el 3 de julio y apenas conocidos los nombres de las listas de candidatos, estuvo muy cerca de lo que finalmente ocurrió. El trabajo de Maximiliano Aguiar medía, por esos días, 23 puntos de diferencia entre Rubén Uñac y Roberto Basualdo. Las urnas finalmente arrojaron un 18,84%. Seguro alguien va a decir que esos cuatro puntos y pico de distancia entre el candidato oficialista y el opositor es muchísimo, y que las encuestas no sirven. Golpe bajo. Normalmente eso lo dicen los políticos sin experiencia o los opinólogos a los que nadie les filtra esos trabajos por falta de confiabilidad y que no tienen recursos para hacer una encuesta.

Pero eso es materia de otro análisis. Un 4,16% hubo de diferencia entre la foto de ese momento y el resultado de las PASO, que ocurrieron más de un mes después. Si se considera que +/- 3 a 5 es margen de error, dependiendo de la cantidad de muestras, se puede decir sin temor a equivocaciones que el trabajo no fue bueno, fue muy bueno. Más allá de esa perla, que seguro no les gustará a esos opinólogos, hay muchas otras que bien valen la pena resaltar: Somos San Juan puso a un antiminero en su lista, e igual los golearon en Jáchal; en el PRO hay molestia con Marcelo Orrego y Fabián Martín por el resultado en Santa Lucía y Rivadavia porque no "salieron a trabajar", dicen; y es interesante ver cómo Roberto Basualdo ha ido variando la conformación de frentes electorales pero igual mantiene alrededor del 30% de apoyo, situación que podría derivar en un par de posibilidades: o tiene gente que lo quiere a pesar de todo, similar al caso de Cristina Fernández, o no quiere ir más allá de ese porcentaje.

¿Y el frente Todos? Sergio Uñac ha quedado en la posición que quería en el peronismo nacional, lo que le dará espalda suficiente para ser escuchado con mayor atención, tanto dentro de ese partido, su partido, como ante el Gobierno nacional. Y eso ya tiene pruebas tangibles. En la reunión por el Pacto de Responsabilidad Fiscal que hubo esta semana, según Roberto Gattoni, esta provincia casi fue voz cantante. Los peronistas no regalan nada, y los macristas tampoco. San Juan puede hacer eso porque hay espalda política; amén del ordenamiento financiero que ha logrado continuar Gattoni, por supuesto. Sin las PASO antes, probablemente la reunión hubiese sido distinta. Todo tiene que ver con todo en política. "Uñac se recibió de gobernador", dijo ayer en radio el abogado Marcelo Arancibia. Y nadie puede decir que Arancibia es uñaquisita o giojista. El letrado se refería a la responsabilidad que hoy tiene el mandatario en no decepcionar a esos votantes, y por supuesto, le pone presión a elevar la baja vara institucional que dejó José Luis Gioja.

¿Y la derrota de Capital? Ya se analizó en detalle esta semana. El Gobernador se hizo cargo de la derrota, y ayer en Radio Sarmiento el intendente Franco Aranda también. Ninguno de los dos da por perdida esa batalla. Le van a poner todo lo que tengan para levantar los diez puntos, pero el horizonte está lejano. ¿Por qué ocurrió? No creo que haya un solo factor, seguro son más. Probablemente el oficialismo considere que los casi cincuenta puntos que obtuvieron el fin de semana pasado sean un piso y no un techo. Uñac va a salir con todo lo que tiene. Para él, esto recién empieza. Se meterán en Capital como lo harán en Rivadavia y Santa Lucía, donde ven que no hay cucos.

Y, a propósito de ese departamento, tal vez una de las mayores perlitas de esta elección. En Todos ven que no haciendo nada le sacaron más de 6 puntos al intendente Marcelo Orrego. "Sólo con dos o tres jóvenes", dicen en el PJ. Y ahora van por más. Y es extraño lo de Orrego, quien más allá que a algunos oficialistas no les guste, o no les guste que se diga, está en el podio de los intendentes de mejor imagen de San Juan. A pesar de eso, perdió la contienda frente a un par de inexpertos del peronismo, que son quienes han hecho campaña en ese distrito.

El Frente Todos daba por perdida esa lucha, ahora no. Es probable que Orrego haya cuidado tanto de su imagen, que se haya olvidado de los candidatos, Eduardo Cáceres y Roberto Basualdo. Con el senador no tiene inconvenientes, lo considera su amigo y jamás haría nada que lo perjudique, de hecho, Basualdo tomó decisiones que él consideró erróneas y lo siguió igual. El problema es con Cáceres, parece, quien no cosecha amigos ni siquiera dentro de Cambiemos. Es entendible que Orrego se haya querido cuidar, pero se le fue la mano, porque perdió en su propio distrito. Lo peor es que el enemigo le perdió el miedo. Él dice que sacó más votos que en elecciones pasadas, pero eso es sólo para salir del paso, nada más. Sabe bien que la derrota es lo evidente. El caso de Fabián Martín es distinto porque supo colocarse más a la sombra del uñaquismo. En el entorno del Gobernador saben que probablemente no lo tengan jamás como rival. Si todo va como calculan, Martín y Uñac se irían de los cargos en el mismo año.

Caucete y 9 de Julio, perlas parecidas. Ambos departamentos son dominados por el basualdismo y tienen gestiones desastrosas. La diferencia es que al intendente del primero le gusta hacer alarde de las desprolijidades y el segundo es más reservado. En Caucete el oficialismo obtuvo más votos que Cambiemos, dando vuelta el resultado de la elección de 2015. Y en 9 de Julio, a pesar de que el uñaquismo perdió hace dos años, el nuevejulino Walberto Allende, ministro de Desarrollo Humano y candidato a diputado nacional, logró la mayor distancia con Cambiemos de todos los departamentos. Es decir, la gente castigó a los intendentes. Julián Gil y Gustavo Núñez podrán decir lo que quieran, pero es evidente que la gente los castigó.

Jáchal: Mauricio Ibarra, de Somos San Juan, puso como candidato suplente al abogado Diego Seguí con la esperanza del aporte de la honestidad. Tal vez él y Marcelo Arancibia sean quienes más hicieron contra la minería, aún sin ser jachalleros. Incluso fueron a la Justicia. Y ese mismo departamento los castigó de manera contundente: 50,64% obtuvo Todos, 21,50% Cambiemos, y 9,24% ellos. La oferta antiminera no pudo.

Y, por último, los "votos duros" de Basualdo. A pesar de haber cambiado de candidato a presidente varias veces en pocos años, siempre obtiene más o menos ese piso de sufragios. Siendo de Rodríguez Saá; siendo de Sergio Massa, como en 2015; o siendo de Mauricio Macri, como en esta elección. Evidentemente no quiere más que eso.

¿Cómo harán los que ganaron y los que perdieron para obtener más votos? Todos debería afirmarse en la imagen de Sergio Uñac, ya que entre el 65 y el 80 por ciento de los sanjuaninos la aprueban. Es algo difícil ya que por ejemplo, María Eugenia Vidal, casi no le pudo trasladar su imagen a Esteban Bullrich, por eso Cristina hoy tiene chances. Incluso a Gioja le costó con algunos candidatos a intendente en 2015. Cambiemos debería ser más ágil con las respuestas. El peronismo le ganó esa batalla en las PASO. Y probablemente tengan que mandar a callar a los funcionarios nacionales. Si no viene ninguno, probablemente les ayude más.

Todo está en veremos, por ahora. Lo más lógico es que estos votos se trasladen a octubre, pero nadie lo puede firmar.