El fiscal especial Robert Mueller, en el centro de la investigación.

Por el Dr. Mario Luna y el Prof. Fabián Núñez
Profesionales jachalleros

De un modo sorpresivo el último Jueves Santo en EEUU se presentó públicamente por parte del fiscal especial Robert Mueller, el informe sobre la trama rusa en las elecciones de 2016.


Si bien el magistrado no formó cargos criminales sobre obstrucción de la justicia por parte del presidente Trump, si dio sustento a la existencia de la trama conspirativa, de donde surge que hay comprometidas con imputabilidad penal, al menos 30 personas vinculadas a las órbitas del máximo poder del gobierno. El escándalo del hackeo masivo con difusión de fake news, tuvo una influencia de relevancia sobre las elecciones últimas, el cual tuvo como medio de ejecución preexistente el robo de mail del partido demócrata, incluido la captación del correo electrónico abierto en la notebook de Hilary Clinton, que perjudicó las posibilidades electorales del partido demócrata en 2016.


Y si bien Trump cantó victoria el mismo Jueves Santo por Twitter cuando los líderes del Partido Demócrata se aprestaban o se habían ido de vacaciones y no estaban en sus oficinas de trabajo, se conoció en la noche del jueves casi sobre el filo del Viernes Santo un dato de mutilación parcial del informe que promete la continuidad de este clavo ardiente como batalla entre republicanos y demócratas las semanas subsiguientes en el Congreso.


¿Cuál es el dato relevante que hizo que las conclusiones del informe Mueller, de seguro, no quedaran cerradas sin más, dándole vida a esta crisis en el seno del poder institucional y político en EEUU? 


El siguiente: que de las 16.500 líneas que conforman el documento del informe fiscal, resulta que, un número de 2.050 han sido censuradas, con alegación de causas vinculadas, a diferentes motivos legales o de seguridad.


Esto motivó que el presidente de la Comisión de Justicia del Congreso haya reaccionado de modo contundente solicitando a la Fiscalía Especial y al Departamento de Justicia, que entreguen el informe completo sin mutilaciones ni tachaduras de ningún tipo.


Desde ya que la cantidad de líneas con tachaduras sorprende en un informe de investigación sobre un tema tan candente como es la probanza acerca de la existencia o no de la confabulación cibernética rusa con la finalidad de influir ilegalmente en el desarrollo democrático y electoral del país del norte en el máximo nivel institucional. 


A tales hechos está ligada una investigación acerca de si hay hechos presuntamente delictuosos respecto de los cuales se pueda, o no, colegir si hay sustento para acusar criminalmente al presidente por su presunto accionar constitutivo del delito de obstrucción indebida en el desarrollo de la investigación.


Trump ha cantado un "game over'' contra los demócratas sobre esta investigación basada en que el fiscal no llegó a formar cargos criminales contra él. Ha contraatacado contra el informe negándole veracidad al alegar que está plagado de afirmaciones falsas, según su criterio. Pero, los demócratas han expresado que surgen del informe párrafos comprometedores para con el Presidente, que, prima facie, evitarían el cierre de la investigación porque, entienden, deja abierta una suficiente plataforma probatoria que fundamentaría los cargos de injerencia indebida tratando de específicamente obstruir el desarrollo normal de esa investigación.