Miles de delfines yacen en la costa de las Islas Feroe, después de la cacería.

La caza de delfines es una práctica centenaria en las Islas Feroe, situadas entre Escocia e Islandia. Pero esta tradición enfrenta un nuevo escrutinio después de que el domingo se mataran más de 1.400 de estos mamíferos acuáticos en un acto sin precedentes que ha provocado la indignación de los residentes locales y los grupos ecologistas mundiales como Sea Shepherd Global o la organización de defensa de los derechos de los animales Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés).

La caza en las islas del Atlántico Norte no se hace con fines comerciales y está autorizada por el Gobierno. Pero incluso aquellos que la apoyan expresaron su preocupación justamente porque el evento de este año pudiera provocar un mayor escrutinio.

Desde hace cientos de años, los habitantes de las Islas Feroe participan en la tradición anual de la caza, conocida como grind, o grindadráp en feroés (una lengua nórdica). Durante esta práctica, las ballenas piloto, la segunda especie de delfines más grande después de las orcas, y otros delfines, son acorralados en los fiordos antes de ser apuñalados hasta la muerte.

La tradición de esta isla remota se dio a conocer al público mundial en el documental de Netflix Seaspiracy a principios de este año.

Según el Gobierno de las Islas Feroe, esta práctica está "totalmente regulada" y se considera "sostenible", con una media de 600 ballenas piloto y 250 delfines de flancos blancos capturados cada año en las últimas dos décadas.

La captura del domingo, sin embargo, superó esa media y la Sea Shepherd Conservation Society, con sede en Seattle, estimó que al menos 1.428 delfines de flancos blancos acabaron muertos, algo que la organización calificó como una "caza cruel e innecesaria".

"Tomando en cuenta los tiempos que corren, con una pandemia global y el mundo detenido, es absolutamente espantoso ver un ataque a la naturaleza de esta escala en las Islas Feroe", dijo Alex Cornelissen, director general de Sea Shepherd Global, en un comunicado.

"Si algo hemos aprendido de esta pandemia es que tenemos que vivir en armonía con la naturaleza en lugar de aniquilarla", agregó.

Esta cacería de ballenas se ha hecho en las Islas Feroe "desde la época vikinga", por lo que es considerada por muchos como una parte importante de la identidad y el patrimonio cultural feroés.

Mikkelsen afirmó que "toda la carne" de la cacería del domingo se distribuyó entre las comunidades locales de las Islas Feroe. "Eso es algo positivo al menos", dijo.

Sin embargo, cree que el incidente del fin de semana pone de manifiesto, como mínimo, la necesidad de regular el número de delfines que pueden matarse cada año, así como en una sola cacería.

 

Por Chantal Da Silva
NBC News
Fuente: Telemundo