Esta arboleda de eucaliptos está en la calle Comandante Cabot en Rivadavia, están totalmente secos. La imagen se repite en innumerables lugares de la provincia. Se requieren medidas urgentes pare reforestar y mantener la arboleda pública de la provincia.

Hace apenas unos días que un evento meteorológico causó desastres en Capital Federal como en zonas de la provincia de Buenos Aires, en especial, Bahía Blanca, donde además de los destrozos materiales con árboles caídos, también perdieron la vida 13 personas. Algunos informes registraron 666 árboles caídos. Pero los testimonios de ciudadanos y registros periodísticos mostraban miles de ramas caídas de distinto porte con las consecuencias de calles y cables cortados, como también vehículos estacionados destruidos. Este preámbulo es para reflexionar sobre el estado de la arboleda pública en el país en general y San Juan en particular.

Aquí, en esta provincia cuyana, con un territorio semidesértico, con el 93% de superficie montañosa y apenas un 7% de valles u oasis, el árbol se yergue como fundamental para la vida humana como animal, además de toda la flora autóctona. 

Observar lo que ocurrió en Buenos Aires debe llamar a la reflexión a todos los sanjuaninos por igual, ya sean autoridades de gobierno como instituciones de bien público y ciudadanos en general. 

Aprender de otras experiencias

El motivo es que San Juan necesita que la reforestación y el cuidado del arbolado público sea una cuestión de estado. Y, tal cual se hizo a partir del terremoto de 1977 en las escuelas, educar a la población desde la niñez sobre la importancia de la arboleda pública, como su cuidado y mantenimiento.

Con la experiencia reciente en Capital Federal salió a la luz, que muchos árboles que cayeron, tenían las raíces endebles y cortas, debido a que en muchos casos, con las tareas de cloacas que se suelen realizar en muchas calles, los trabajos incluyen el cortar las raíces de los ejemplares arbóreos, por lo que pierden sustentación y ante un viento fuerte se caen.

En ese sentido, Carlos Roberto Anaya, ingeniero agrónomo arbolista, certificado por la Sociedad Internacional de Arboricultura (ISA, por sus siglas en inglés) y presidente de la Asociación Civil de Arboricultura, dijo que "Cuando se generan vientos de más de 60 km por hora, cualquier estructura vertical se puede caer. Sin embargo, en la recorrida por barrios porteños, "me llamó la atención encontrarme con mayoría de ramas arrancadas y hasta árboles caídos sanos, verdes, arrancados, desarraigados. Es entonces cuando uno se pregunta cómo es posible. Y la respuesta aparece en la poda frecuente, excesiva e indiscriminada que sufren los árboles de la ciudad", apunta Anaya. Agregó que "es un error podar árboles de forma sistemática, simplemente por cumplir una obligación calendaria o por reclamos de los vecinos. Así se los despoja de los servicios ambientales que ofrece y, en contra de lo que se piensa, se lo deja más débil y con más chances de caer o perder ramas en un temporal", asegura Anaya.

La falta de agua para el regadío de la arboleda pública es crónica. Es evidente que no hubo un plan para derivar algo de agua por las acequias de todo el Gran San Juan.

En la provincia los árboles mueren de pie

En San Juan se debería tomar como ejemplo esta experiencia para aplicar soluciones a la arboleda pública local. También y a diferencia de Buenos Aires, donde los árboles se enfrentan a excesos de agua, aquí sucede todo lo contrario, pero también con efectos letales, ya que los árboles, literalmente, mueren de pie, por falta de agua. Es decir, de mantenimiento, porque alguna vez los ejemplares fueron plantados, crecieron, pero se olvidaron de estos.

DIARIO DE CUYO hizo un relevamiento hace algunos meses y detectó cientos de árboles secos, muchos de ellos de gran porte como eucaliptus, que al ser leñosos, sus grandes ramas caen con el peligro de provocar daños materiales y víctimas humanas. Además se pueden contar distintas variedades de árboles totalmente secos, ya sea al costado de calles, avenidas y rutas. Un ejemplo también es el boulevard de avenida José Ignacio de la Roza, en La Bebida, Rivadavia, camino al Jardín de los Poetas, donde la totalidad de la arboleda, en su mayoría pinos, están secos.

La falta de agua para el regadío de la arboleda pública es crónica. Es evidente que no hubo un plan para derivar algo de agua por las acequias de todo el Gran San Juan.

Desafío de trabajar con estrategias en común

En ese sentido, se necesita una estrategia integral entre el Gobierno de la Provincia y los municipios que forman este Gran San Juan como Capital, Chimbas, Rivadavia, Santa Lucía y Rawson. Esto con el fin de trabajar en una estrategia común para el regadío y mantenimiento de la arboleda pública. Esto también debe incluir a toda la ciudadanía, para que con responsabilidad se haga cargo de los árboles que están en el frente de sus casas.

Según los expertos, cada árbol puede vivir con unos 20 litros de agua de manera periódica. Por tal motivo, también los vecinos pueden ayudar a mantener los árboles de los frentes de sus casas como también los que hay en plazoletas cercanas. Esto para acompañar el trabajo que podrían hacer los municipios con sus camiones regadores.

El desafío está planteado. San Juan debe trabajar de manera integral para multiplicar y mantener la arboleda en todos sus valles. De esta actitud dependerá el futuro de todo ser vivo en la provincia.

 

Por José Correa
DIARIO DE CUYO