Varios sectores vinculados a la producción de nuestra provincia, en particular el de la minería y dentro de este rubro el de la producción calera, siguen esperando mejoras en el sistema ferroviario para poder optimizar los envíos a distintos puntos del país, que en los últimos tiempos se han visto reducidos considerablemente.

Los caleros de Los Berros que en 2013, por ejemplo, abastecían el 100% de la demanda de Siderar en Buenos Aires; en 2016 alcanzaron a cumplir con un 54% y calculan que este año no superarán el 40 por ciento. Todo esto debido a las limitaciones del transporte ferroviario que no ha logrado mejorar, en la medida de lo esperado, respecto de la capacidad de transporte, frecuencia y demora en la circulación de los trenes.

Una situación similar la padecen otros productores caleros que están en Albardón y que también sufren las deficiencias del ferrocarril para transportar lo producido, pese a las mejoras realizadas en la línea General San Martín, por la que actualmente están sacando la producción. 

San Juan cuenta con dos líneas férreas para cubrir su territorio, la General San Martín y la Belgrano. La primera ha sido objeto en los últimos años de una serie de obras que incluyó el cambio de tramos de rieles, con sus respectivos durmientes, y mejora de terraplenes. Estos trabajos se concretaron con el aporte de mano de obra del Ejército que asignó efectivos para la tarea. De esta forma se garantizó la conexión con Mendoza y el empalme hacia Buenos Aires de productos que salen desde Albardón y desde Los Berros, en Sarmiento. 

En cuanto a la Línea Belgrano, es conocido el ambicioso Plan Belgrano Cargas, que prevé recuperar este histórico ramal desde el Norte del país hasta la provincia de Buenos Aires, pasando por provincias como Córdoba, La Rioja, San Juan y Mendoza. En lo que corresponde a San Juan, se ha logrado recuperar el tramo que viene desde Córdoba y que pasa por localidades como Marayes, Bermejo y Difunta Correa, antes de llegar a Pie de Palo, en Caucete, desde donde empalma hacia el Sur hasta llegar a Mendoza. Por esta vía se ha hecho circular, como prueba piloto, algunas locomotoras que han cubierto el tramo. Lo que no se ha conseguido todavía es recuperar el ramal que viene desde Jáchal hasta Caucete, donde hay que trabajar puntualmente en los pasos de crecientes para evitar el deterioro de terraplenes y, lógicamente, el cambio de rieles y durmientes.

El problema de los caleros, que utilizan el ferrocarril San Martín, persiste por dificultades de infraestructura que impiden el despacho de más de un millón de toneladas anuales, que se podrían estar enviando a todo el país.

Hay que tener en cuenta que la industria siderúrgica solamente de Buenos Aires ocupa más de 600 mil toneladas anuales de calizas remanentes para los hornos de fundición. Pero debido a los inconvenientes con el ferrocarril, tan sólo se están enviando 150 mil toneladas en promedio, lo que hace perder dinero a los caleros.


Las dificultades que afronta el ferrocarril desde su estatización en 2014, son variados y a pesar de los planes y promesas de sus directivos a nivel nacional no se ha mejorado en la medida de lo esperado.

Los problemas que presenta actualmente el ferrocarril es que no es constante en su servicio ni en su capacidad, ya que hay mucho incumplimiento con los despachos y cada viaje lleva una cantidad diferente, lo que hace que las entregas no sean todas iguales, lo que perjudica la comercialización de cualquier producto.


Otro inconveniente es el mal estado en que se encuentran los trenes con sus respectivos vagones. La mayoría son obsoletos y no son suficientes para garantizar el envío de la cal que necesitan y demandan desde algunos centros de producción, entre ellos Buenos Aires.

Estos y otros aspectos vinculados a mejorar el ferrocarril San Martín están contenidos en las gestiones que el gobernador Sergio Uñac realiza en China y que es de esperar que sean exitosas.


La solución está en asignar fondos para el reacondicionamiento de las líneas férreas, y al mismo tiempo hacer que haya al menos dos trenes con más de 30 vagones en circulación cada uno. Es la única forma de agilizar las entregas de cal para llegar a los valores que aseguran la rentabilidad de la actividad y considerar, para un futuro próximo, la posibilidad de sustituir el transporte de otros productos alimenticios que exclusivamente salen o llegan a la provincia en camiones.