La acumulación de arena volcánica sigue afectando con enormes pérdidas materiales al campo y al sector turístico en la Patagonia Argentina, consignan las informaciones provenientes de toda la zona afectada por la erupción del volcán Puyehue, ubicado en Chile.

Ante esta realidad, el director de Defensa Civil municipal de San Carlos de Bariloche, Renato Ponce, considera que los medios no están bien informados, porque dicen que esta localidad se prepara para recibir al turista, porque trabajan con el Intendente y las cámaras empresariales para salir adelante, aunque se ha declarado zona de desastre.

Al recorrer las calles de las ciudades de Bariloche, y sobre todo de Villa la Angostura, se puede observar el cemento y los techos cubiertos de ceniza volcánica. Abundantes cantidades de mantos de arena aparecen y desaparecen como queriéndose confundir con las pintorescas avenidas, hoteles, pinos que se reflejan confusamente en los lagos. Este fenómeno natural que espantó al turista, sorprendió a los pobladores por el impacto material y las pérdidas, pero avivó los sentimientos espirituales de esperanza solidarios.

Los datos económicos estimativos a futuro son impactantes en el sector ganadero, porque en Chubut, Río Negro y Neuquén, podría haber una gran mortandad de animales, ya que las pasturas y arroyos están tapados por gruesas capas de cenizas. Actualmente, el precio promedio de un ovino ronda los $300. Si a este valor se lo multiplica por la cantidad del rodeo afectado por las cenizas, ello podría representar $450 millones o un total general de $630 millones en la región patagónica, si se tiene en cuenta la comercialización de la lana.

En Neuquén, desde el Ministerio de Desarrollo Territorial, Senasa, INTA, Parques Nacionales y productores, se trabaja en conjunto en estos momentos para buscar soluciones ambientales que podrían tardar décadas en superarlas. El responsable de Defensa Civil de Neuquén, Lucas Gómez, dijo que han efectuado un relevamiento y que hay 2.500 animales en el área Traful, con más de 7.400 en el área rural de Piedra del Águila, pero están evaluando a donde llevarlos a pastorear fuera de los bosques contaminados.

En lo que respecta al desenvolviendo turístico, el fenómeno tiene un gran impacto en lo gastronómico y hotelero, que hace temblar momentáneamente la estabilidad laboral. La situación económica es extremadamente delicada. Las cancelaciones son masivas y están tratando de revertir la imagen de Bariloche a través de una campaña de limpieza.

Uno de los principales inconvenientes es el cierre del aeropuerto local ya que si bien se puede llegar a Bariloche vía terrestre, no es lo mismo. Por ello, tenemos que resurgir de las cenizas, ser como el "’ave fénix”, aunque se necesita de mucho trabajo y de gente que piense para ello, ante una pérdida estimativa de los dos millones de pesos en el sector.

De todas formas las autoridades aseguran que están preparadas para recibir al turista. Ante los problemas iniciales hoy solo quedan algunas cuestiones sociales pendientes. El intendente con las cámaras empresariales trabajan para solucionar cada inconveniente para poder recibir a los estudiantes y esperan contar con el aeropuerto abierto en condiciones operativas.

Crisis sobre crisis. Esta zona viene soportando una serie de crisis desde la década del ’80, por diferentes motivos. En 2008 hubo una crisis del campo, acompañada por la erupción del volcán Chantén. Luego fue la crisis global europea, la gripe A, y ahora la crisis general de las cenizas que termina de complicar el panorama. Pero, sobre todo el estancamiento del dólar donde las tarifas son bajas y no se pueden cubrir exigencias de pago, porque en la baja se vende a poco costo, y en las altas temporadas el sector hotelero tiene que mantener tarifas reducidas para seguir trabajando. A todo ello se suma el flagelo de la inflación.

Todo ello hace que la acumulación de arena volcánica desnude las sumas de las anteriores crisis, por lo que si no hay ayuda de Nación no se va a poder salir adelante. Si bien Bariloche mantiene vivas las esperanzas del resurgimiento de las cenizas con la limpieza solidaria, en la opulenta Villa La Angostura, el cambio es imponente. Aquel paisaje paradisíaco que tuvo hasta el 4 de junio a las 15,45 de la tarde cuando erupcionó el Puyehue, se transformó en lo más oscuro y desolador.

La gente que abandonó sus casas en busca de alivio en otra parte, vive con el temor de que algunos se aprovechen de la situación para robarles. Sin embargo, en el medio del viento frío que irrita los angustiados ojos, acompañado por el movimiento de los autos que esparcen las cenizas, surgen los rostros de las personas que no quieren abandonar sus casas. Muchos de ellos, mantienen viva la esperanza del sueño productivo, con el emprendimiento de una cooperativa arenera para construir materiales para viviendas, que los haga surgir victoriosos de la sensación devastadora.

El número de personas que se han autoevacuado alcanza las 4.000, de los cuales muchos alquilan porque la zona no ha recibido planes de viviendas desde hace muchos años. Hay que levantar al pueblo otra vez, aunque hoy tengamos una emergencia ambiental y social absoluta.