La figura de Sarmiento, el "gran maestro", junto a la de otros grandes hombres de nuestra historia, ha sido objeto de un manoseo extremo a consecuencia del revisionismo.


El revisionismo de la historia pretende plantear otro punto de vista al de la historiografía clásica. Si es como dice una canción de Litto Nebbia "si la historia la escriben los que ganan, es decir que hay otra historia", es valioso todo intento que se haga de reescribirla y acercarla a la verdad. No debería radicalizarse este tema, oscilando entre uno y otro extremo. Tampoco sería bueno que buscando un equilibrio entre ambas versiones, nos quedemos con un poquito de una y un poquito de la otra. En fin, los hechos históricos tienen sus momentos, y las decisiones de los hombres de la época no deberían interpretarse con los ojos de la realidad actual. Menos aún, cuando lo que se pretende es ideologizarla y hacer de ella un culto de la izquierda, o de la derecha, o lo que fuese. La verdad debe buscarse a como dé lugar, pero con honestidad intelectual. 


Es un camino difícil. Es difícil la objetividad en estos casos. Pero es abominable que se use la historia para tal o cual fin político del presente. Uno de los primeros "reveses" que me propinó el revisionismo de ese entonces, fue cuando el gobernador riojano Carlos Menem resolvió cambiar el nombre de la calle, de la provincia norteña, Domingo Faustino Sarmiento, que pasó a llamarse Juan Facundo Quiroga. Lo entendí, pero me chocó. La figura de Sarmiento, lo supe después cuando comencé a interesarme en ese revisionismo que lo condenaba, ya era objeto de un manoseo extremo desde hacía tiempo. El "gran maestro" que me enseñaron en la escuela primaria, pasó a ser un "vende patria", "exterminador de gauchos" y otro tipo de adjetivaciones por el estilo. La cantidad de escuelas que fundó, su proficua obra, que trajeron progreso y adelantos a la patria naciente, y todo lo que se le conoce, que no es mi intención repetir aquí, parece sucumbir ante su frase "es preferible que corra sangre de gauchos", o su controvertida intervención en la dolorosa guerra del Paraguay, por ejemplo. Que son dos de los estigmas al que sus detractores acuden con frecuencia, procurando empalidecer sus aportes.


En un ejercicio de memoria muy simplificado, sólo pensando que a los 15 (¡quince!) años fundó su primera escuela, en San Francisco del Monte, San Luis, me hace dudar sobre si estaba "en contra" o más bien "a favor" de los gauchos, a los que buscaba educar, sacarlos de la ignorancia, con su iniciática labor educativa.


REVISIONISMO CONTROVERTIDO

Otros resultados de ese revisionismo, fueron el desalojo de la estatua de Cristóbal Colón, detrás de la Casa Rosada, a sugerencia de Hugo Chávez, como la de Julio Argentino Roca, sobre todo en el sur, redescubierto como genocida de aborígenes.


Algo de esto es lo que pretende el escritor rosarino, actualmente radicado en España, Marcelo Gullo, quien con su libro "Madre Patria", de mayo de 2021, se puso en la tarea de analizar el revisionismo aquel que condenó, por genocida, la conquista del nuevo mundo por parte de España. El libro está al tope de ventas en España y Europa. En América latina está prohibido. A "Madre Patria", le siguió "Nada por lo que pedir perdón. La importancia del legado español frente a las atrocidades cometidas por los enemigos de España", donde no sólo defiende a España de las acusaciones de genocidio y explotación de América, sino que sostiene que esa campaña fue civilizadora, muy diferente al que desarrollaron otros colonialistas, como Inglaterra, Holanda o Francia.


Esa leyenda negra ha sido favorecida por adeptos a los regímenes totalitarios de América, como Cuba, Nicaragua o Venezuela, también por sectores en nuestro país, y como dice el presidente mexicano López Obrador, España debería pedir perdón por aquellas "atrocidades".


Gullo lo resume así: "El progresismo tiene tres ejes principales: el aborto serial, la ideología de género y la falsificación de la historia. En el caso nuestro, de nuestro subcontinente, esa falsificación de la historia comienza por la conquista española de América. Mi libro se mete con uno de los pilares de la subordinación ideológica que es la falsa historia de la conquista española de América, lo que comúnmente se ha denominado leyenda negra". Sostiene que los españoles no encontraron aquí un paraíso, sino un infierno. "A mí me causa gracia cuando van y les muestran a los turistas las lindas pirámides que tenían los aztecas, qué maravilla de tecnología. Pero uno no admira una civilización por sus obras materiales, sino por sus valores. Y los valores de esta gente eran inexistentes, se comían a los otros seres humanos y esclavizaban tribus rivales. Esa es la verdad que ocultan. Cada vez que se hace una excavación en México encuentran paredes y más paredes de cráneos humanos. ¿Cómo van a ocultar eso? Quieren rechazar lo que trajo el supuesto invasor, la lengua, los valores, volver a esas supuestas naciones originarias y entonces que se empiece a hablar guajiro, quechua, aimara, y otras, y se excluya completamente al español". Concluye que el plan revisionista pretende alterar la lengua, fragmentándola, que es el principio de la pérdida de identidad y de la subordinación de los pueblos.


CON FINES POLÍTICOS

En concordancia con lo dicho sobre Sarmiento, Gullo también plantea que ¿cómo puede concebirse que el español que vino a matar y a saquear, creó a su tiempo universidades, enseñó las labores del campo a los aborígenes y les introdujo la idea de la existencia Dios, que no conocían? 


En conclusión, alerta sobre este revisionismo de claro sentido progresista, que interpretan los que en América suscriben al Castro Chavismo. O sea, fines políticos, que es una de las formas deleznables de hacer historia. 


Material para la discusión y el análisis. 


Por Orlando Navarro
Periodista