Ritual de año nuevo en comunidades originarias andinas.

Los rituales religiosos, considerados desde la antropología social, son acciones simbólicas o secuencias formales, estereotipadas y prescritas, inmersas en un contexto mágico. Los ritos pueden ser individuales o colectivos y además de desempeñar un rol significativo en el mantenimiento de las creencias religiosas, es el camino que les permite a los grupos sociales introducirse en el universo de lo sobrenatural y vivenciar de esta manera los mitos. 


Los especialistas han realizado una especie de taxonomía de los rituales religiosos, catalogándolos en diversas vertientes, por ejemplo los ritos de transición o de paso. Estos se efectúan cuando una persona cambia de status dentro de la sociedad. Así por ejemplo en Perú un niño campesino se convierte en integrante de la sociedad, no sólo por haber nacido, sino también porque es aceptado en el grupo formalmente. Este paso se realiza a través del bautismo, rito que junto con otros parecidos o inmediatos, son característicos del mundo andino. 


En cuanto al primero de ellos, dice la antropóloga Lucy Mair, que "hay un sentimiento general de que estos acontecimientos deben sacralizarse de algún modo...".


EL BAUTISMO

El bautismo en el mundo andino lo recibe la generalidad de los individuos durante los primeros días o meses de sus vidas. La ceremonia bautismal instituida desde la Iglesia Católica, se encuentra amalgamada con antiguas creencias religiosas y ceremonias heredadas del Incanato.


Como muestra de esto se considera que el infante que no es bautizado y fallece corre peligro de ser un "niño moro" y en consecuencia transformarse en duende. 


En este contexto existe el llamado "parentesco ritual", o compadrazgo. Por eso cuando un niño está enfermo y no puede ser llevado a un templo para ser bautizado, los padrinos son los encargados del rito bautismal, a través del "agua del socorro".


Junto con el bautismo y también vinculado con el compadrazgo, tenemos un ritual llamado "corte de pelo". 


Esto es cuando un niño de aproximadamente tres años, se le peina su cabello con pequeños moños y luego se invita a los padrinos de bautismo a cortarlos, continuando los presentes con la misma ceremonia. 


Cada persona que secciona el pelo del pequeño, deja a manera de retribución un pequeño obsequio o dinero en efectivo. Con esta especie de donación el niño contará con una pertenencia para ayudarlo eventualmente en el futuro. 


Este ritual también es realizado en el noroeste argentino, aunque con otras connotaciones. Cuando al niño se le realiza su primer corte de cabello, es ofrecido como ofrenda a la Virgen o al Santo, de los cuales son creyentes los padres o padrinos. El trozo de pelo es llevado al altar donde están las respectivas imágenes, y se les solicita piadosamente por la salud y el futuro del pequeño.

Prof. Jorge Edmundo Delgado
Magíster en Historia