El senador Marco Rubio, la gran esperanza hispana de los republicanos para 2016, es un político inteligente que todavía puede llegar a la fórmula presidencial de su partido, pero metió la pata en grande durante su respuesta televisada al discurso del Estado de la Unión del Presidente Barack Obama.

No estoy hablando del hecho de que pareciera atípicamente nervioso, llevándose la mano a la frente reiteradamente como intentando secarse el sudor o calmar una picadura de mosquito. Y tampoco hablo del momento en el que casi desapareció de la pantalla de TV para buscar una botella de agua, una escena con la que los caricaturistas se harán un banquete por un buen tiempo (poco después del discurso, el influyente sitio de internet Político.com publicó un artículo sobre el episodio de Rubio buscando su botella de agua con el título "El problema de Rubio con la bebida”, mientras el sitio de noticias CBS News habló del "Momento del Water bottle-gate de Marco Rubio”). Estoy hablando del contenido del discurso.

Rubio, que acaba de aparecer en la tapa de la revista Time titulada "El Salvador Republicano”, perdió una excelente oportunidad de establecerse como un republicano que puede llegar a los votantes independientes que ven al partido republicano como secuestrado por la extrema derecha.

Podemos decir que el senador cubano-estadounidense de 41 años, con quien los republicanos esperan recuperar una parte del voto latino después de la paliza que recibieron de los votantes hispanos en las elecciones de 2012, tuvo la gran oportunidad de girar un poco hacia el centro en temas tales como inmigración, los derechos de las mujeres y violencia armada, sin por eso claudicar de sus críticas al gasto público del gobierno de Obama. Pero no lo hizo. Con respecto a la inmigración no se atrevió a pronunciar la palabra "ciudadanía” cuando habló sobre qué hacer con los 11 millones de inmigrantes.

Minutos antes, en su discurso a la nación, Obama había propuesto una reforma inmigratoria integral con mayores controles fronterizos y "una vía responsable para ganarse la ciudadanía” que incluya verificación de antecedentes, el pago de multas, el aprendizaje del inglés y que los indocumentados se pongan al final de la fila de los que tramitan legalmente la inmigración.

Pero en su discurso, Rubio pareció sugerir que se le de a los indocumentados una residencia permanente, sin ciudadanía.

Con respecto al control de armas, Rubio no propuso ninguna medida destinada a reducir la reciente oleada de homicidios masivos, ni siquiera después de la última masacre de niños escolares de Newtown, Connecticut.

Minutos antes, en su discurso, Obama había propuesto medidas como aumentar los controles de antecedentes de quienes compran armas para dificultar así que los criminales puedan comprar armas.

Mi opinión: Rubio se recuperará de su "water-gate” porque es un político inteligente, amigable, que seguramente superará este traspié con una mezcla de humor auto-crítico y propuestas políticas inteligentes.

Pero no estoy tan seguro de que será el "salvador Republicano” que logrará reconectar a los republicanos con los hispanos, las mujeres y otros sectores de la sociedad, a menos que se distancie mucho más de la extrema derecha republicana en los temas sociales. El problema de Rubio no fue su botella de agua, sino su mensaje!.

En la opinión de muchos, el senado Marco Rubio perdió una excelente oportunidad de establecerse como un republicano que puede llegar a los votantes independientes, obteniendo su preferencia, con mira a las elecciones de 2016.