Francisco ha publicado la tercera Exhortación Apostólica. La llamó "Gaudete et Exsultate'', una frase de Jesús a sus discípulos que sufren por su causa. Traducida significa "Alegraos y regocijaos'' (Mt 5, 12).


Los cinco capítulos tratan acerca del llamado de Dios a todos los bautizados a ser santos, a desearlo desde el interior y vivirlo en la situación del mundo actual. No es cosa de ángeles. Es para el hombre de a pie: "Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es muchas veces la santidad "de la puerta de al lado'', de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra expresión, "la clase media de la santidad''. (nº 7).


¿Es un llamado dirigido sólo a sacerdotes y consagrados? No. "Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada sólo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofrecimiento el propio testimonio en las ocupaciones ordinarias'' ( nº14).


El Papa ama los gestos. Son dadores de sentido. Ofrecen el corazón a las personas. Por eso es que en esta Carta, le asigna mucha importancia. "Esta santidad a la que el Señor te llama irá creciendo con pequeños gestos.


Por ejemplo: una señora va al mercado a hacer las compras, encuentra a una vecina y comienza a hablar, y vienen las críticas. Pero esta mujer dice en su interior: "No, no hablaré mal de nadie''. Este es un paso en la santidad. Luego, en casa, su hijo le pide conversar acerca de sus fantasías, y aunque esté cansada se sienta a su lado y escucha con paciencia y afecto. Esa es otra ofrenda que santifica. Luego vive un momento de angustia, pero recuerda el amor de la Virgen María, toma el rosario y reza con fe. Ese es otro camino de santidad. Luego va por la calle, encuentra a un pobre y se detiene a conversar con él con cariño. Ese es otro paso''. ( nº16).


Francisco introduce también el tema de la "Bioética Global'', sin duda con creatividad y coraje. Precisamente el eje de la asamblea del próximo mes de junio de la Pontificia Academia para la Vita. O sea, el don de la vida se promueve y defiende con pasión pensando en los derechos de quienes todavía no han nacido, pero también, preocupándose por una calidad de vida mejor de quienes han ya nacido y son pobres y marginados.


Más aún, Francisco aboga por los que huyen de guerras o situaciones de hambre: los refugiados. "Con frecuencia se siente decir que, frente al relativismo y a los límites del mundo actual, sería un tema marginal, por ejemplo, la situación de los migrantes. Algunos católicos afirman que es un tema secundario respecto a los temas "serios' de la bioética.'' El Papa invita a ponerse en los zapatos de aquellos que arriesgan su vida para brindar un futuro mejor a sus hijos. Esto no es menos importante que la cuestión de la manipulación genética, la reproducción artificial, la ecología, los cuidados paliativos o la misma eutanasia. Hemos de ver en el rostro del otro necesitado el rostro del mismo Jesús que se identifica con su suerte. El es el buen Samaritano y quiere que la santidad cotidiana pase por ser samaritanos unos del otro.



Pbro. Dr. José Juan García, Vicerrector de la UCCuyo.