Para Domingo F. Sarmiento, la lectura lo era todo. Era vital para influenciar en el desarrollo de los pueblos y por lo consiguiente "el medio más poderoso para levantar el nivel intelectual de una nación". Sarmiento aseveraba que sus estudios habían sido desordenados.

Pero siempre se sintió atraído por conocer el mundo que lo rodeaba, los fenómenos naturales y la relación hombre-medio. Sentía gran atracción por la meteorología y en ese sentido decía cosas muy curiosas: "¿Sabéis, señores, cómo llueve? ¡Cuán avanzadas deben estar las ciencias, para darse cuenta de cómo se reúne agua en el cielo y cae á torrentes á veces, como si río se desplomaran en cascadas! Yo completé pues, mis teoría sobre la lluvia.

Ahora era claro, de donde sacaban agua las nubes: iban á traerla del mar ¡Y cosa singular! Vosotros sabéis que esa es la verdad. Esta es la rotación del agua, en que no me detendré.'' (Conferencia sobre Darwin, 30 de mayo de 1881).

Es muy probable que esta reminiscencia de Sarmiento sobre su teoría, fue realizada en 1827, cuando trabajaba en el negocio de doña Ángela Salcedo. Allí en los ratos libres, leía incansablemente a Benjamín Franklin. Él mismo afirmaba en Recuerdos de Provincia; "me sentía un franklincito".

El prócer adquirió del norteamericano, los conocimientos básicos de la meteorología. Franklin tiene el honor de ser considerado el "primer meteorologista destacado".

En Santiago de Chile, junto a Montt Sarmiento funda la primera Escuela Normal de Preceptores, el 14 de junio de 1842. Al respecto decía, "Convendría asimismo que la Escuela Normal tuviese un barómetro y un termómetro para hacer apuntar a los jóvenes, diariamente, las variaciones de temperatura y presión de la atmósfera.

Cuando estos jóvenes se hayan distribuido por toda la república, nadie mejor que ellos pueden ser encargados de recolectar estos datos útiles". Esta interesante sugerencia realizada por el sanjuanino al chileno, nos lleva a entender el valor que le otorgaba a la meteorología. Por ello era importante adquirir cuanto antes el instrumental necesario como termómetros y barómetros para que los estudiantes aprendieran a medir el tiempo meteorológico.

Posteriormente, durante su presidencia, concretaría un aporte muy valioso para nuestra meteorología nacional. Jacinto V. Zubillaga señala que "así fue como en 1872, el 4 de octubre, el Honorable Congreso de la Nación, a raíz de un proyecto remitido por el entonces presidente don Domingo F. Sarmiento, promulgó la Ley de creación de la Oficina Meteorológica Argentina, embrión del actual Servicio Meteorológico Nacional".

Además José Ángel Álvarez, en su obra Evolución de las Ciencias en la República Argentina 1923-1972, sostiene que "nuestra nación, bajo la presidencia de Sarmiento, fue una de las primeras del mundo en establecer un servicio meteorológico".

Con el paso de los años, la meteorología se fue constituyendo en un servicio cada vez más demandado por la población. Es interesante resaltar que con apenas 16 años, Domingo haya elaborado una teoría sobre la lluvia (ciclo del agua), y que gracias a su perseverancia y sobre todo a sus lecturas, alcanzó conocimientos que no se borrarían jamás de su potente memoria, y que los materializaría en leyes y proyectos que serían claves para el desarrollo argentino.

(*) Licenciado en Geografía.