Ante el Día de la Patria celebrado ayer, el Museo y Biblioteca Casa Natal de Sarmiento rinde un sentido homenaje a través de algunos escritos del gran sanjuanino, Domingo F. Sarmiento, quien fue siempre afecto a la celebración de las fechas patrias que recordaban los grandes momentos libertarios de nuestra historia. 


Consideraba que en épocas en que se definía la Argentina, estos hechos marcaban el camino a seguir e infundían ánimo y valentía para continuar con la conquista de la libertad y la igualdad, valores supremos defendidos por nuestros patriotas liminares, consagrados a la emancipación. 


En su pensamiento, celebrar estas fechas tenía también la significación de fijar en la memoria este patrimonio simbólico y legarlo a las futuras generaciones. 


Dado estos antecedentes es posible encontrar en sus obras completas más de 30 inolvidables artículos, de distintas épocas, consagrados a este tema. Recorriendo la selección de fragmentos que a continuación consignamos podremos acercarnos al pensamiento y la visión de Sarmiento sobre esta magna fecha. 


En un artículo publicado en el periódico el "Mercurio" de Valparaíso el 25 de Mayo de 1842, escribe sobre la significación del 25 de Mayo en nuestra historia: "He aquí uno de esos días soberanos que llevan la cerviz tan erguida que mandan a descubrirse e inclinar la cabeza a los que lo encuentran en el decurso de la vida; días de origen plebeyo que amanecen ignorados y por la tarde andan ya en boca de la fama, a la noche encabezan los anales de un pueblo, y al día siguiente van a sentarse entre las notabilidades que representan el progreso de la humanidad. El 25 de Mayo engendra a su vez otros días grandes... Quitad aquel día a la historia de Sud América y seis repúblicas desaparecen, y cien batallas se ahorran y mil héroes tornan a ser hombres vulgares...". 


En otro artículo aparecido en el diario El Nacional, el 26 de mayo de 1879 recuerda cómo se festejaba popularmente esta fecha: "...Fue este el día consagrado al recuerdo de nuestra emancipación política, y durante sesenta y nueve años ha removido aún bajo las tiranías o en el destierro, el corazón de los argentinos. 
El 25 de Mayo tuvo un verdadero culto, en que las poblaciones argentinas, saludaban al Sol naciente, reunidas en las plazas públicas, en medio de las salvas de artillería y el himno nacional cantado por los niños de las escuelas patrias. 


Las señoras acudían a la ceremonia con el gorro frigio por aderezo y cinturas celestes sobre vestidos blancos. Los hombres llevaban la cucarda de dos colores. 


El 25 de Mayo, llena las plazas públicas una masa compacta de gentes de todas las clases, de todos los colores, de todas las naciones, de todos los sexos y de todas las edades. 


Una sola cosa tienen de común, y en eso se distinguen de todos los pueblos, y sobrepasan a los europeos, en París, Londres, Roma y Madrid. 


El pueblo argentino todo entero viste el mismo vestido, decente, aun lujoso, la última moda. La masa de los hombres de noche y de día es negra, sin colores descoloridos. Visten todos de paño: todos tienen completo el vestido, y la ropa blanca limpia. 


Las mujeres, sin excluir las negras, llevan con elegancia, trajes cortados a la moda. El día de fiesta toda de gala. Recordar este rasgo es tributar el debido homenaje al 25 de Mayo...". 


 
Prof. Valeria Sacchi,  Museo y Biblioteca Casa Natal de Sarmiento.