El terremoto del lunes pasado demuestra la importancia de la previsión. DIARIO DE CUYO ha publicado comparaciones con hechos de magnitud similar, el más cercano en Haití que dejó centenares de miles de muertes cuando aquí, en San Juan, ninguna. Para el político la previsión tiene un problema que es el mismo que suelen afrontar los presidentes de clubes cuando deben cambiar las cañerías o la instalación eléctrica, nada es observable a simple vista y puede que, si no ocurre una catástrofe, aparenta un gasto inútil. Dicho de otra forma, la previsión "no garpa". Sin embargo la catástrofe, sin previsión, suele "garpar" porque da oportunidad al dirigente de hacerse ver al frente del problema asistiendo a los necesitados, poniéndose en primera línea, haciéndose cargo. Le pasó a Piñera en Chile con los damnificados por el terremoto y luego con los mineros enterrados en San José o hasta a Perón en San Juan en el 44.

Hay que destacar a quienes trabajan para perfeccionar las normas a medida que avanza el tiempo.

Muchos sostienen que su actuación aquí fue el impulso decisivo de su carrera a la Presidencia. También aquí se hizo conocida Eva Duarte, Evita, actriz que condujo la campaña de ayuda solidaria. Seguramente es por eso que Alberto, bien de reflejos en esta ocasión, se hizo presente de inmediato prometiendo abundante dinero para viviendas. Otra ventaja para el gobernante es que la oposición se neutraliza, toda crítica puede ser juzgada inoportuna y caer mal cuando se requiere más unión que pelea. Felizmente en la provincia hace muchos años que abandonamos esa especulación y hay muchos terrenos en los que se viene trabajando en serio. Nuestro capital social hoy es muy valioso. Seriedad de los gobiernos, cordura de la oposición, tranquilidad gremial, escasez de conflictos, diálogo interreligioso, licencia social y convivencia entre actividades económicas: agrícola, servicios e industria, razonabilidad del comercio y otras condiciones que han contribuido a desarrollar un sitio atractivo para grandes inversiones, más que la Nación misma, la prueba está con la minería.

Los terremotos del 44 y del 77 que sufrió San Juan han servido para la modernización de la provincia.

Debemos agregar algo que viene de mucho tiempo, la prevención sísmica, que no está sólo en el carácter de los edificios sino en la construcción cultural. Luego de ocurrido el desastre del 44, la Nación contribuyó con fondos millonarios al Consejo de Reconstrucción, tanto que eso cambió para siempre la estructura social. Los hijos de viñateros y bodegueros, actividad principal por esos años, pasaron a ser profesionales liberales, médicos, ingenieros, abogados y, desde el punto de vista arquitectónico, San Juan pudo llamarse en pocos años "la ciudad más moderna del país". De haber estado creciendo al criterio de la inspiración, sin armonía en cuanto a orientación y estilo, a tener calles y veredas amplias con construcciones sismorresistentes, orgullo propio y ejemplo para otros. También el poder fue cambiando de manos para llegar a gobiernos muy progresistas que fueron consiguiendo que la ruta económica saliera del corto trayecto "de la viña a la bodega". El campo se modernizó, llegó el gerenciamiento industrial y finalmente la internacionalización con la minería. Hace unos 20 años, la Facultad de Arquitectura creó el Irpha, Instituto Regional de Planeamiento y Hábitat. Empezó censando las villas que circundaban la ciudad para evaluar qué pasaría si ocurriera otro sismo como el del 77. El resultado fue tremendo, proyectaron entre 500 y 600 muertes, advirtiendo así a las autoridades de la necesidad de elaborar un plan de erradicación que comenzó a ejecutar José Luis Gioja y que ha continuado con las relocalizaciones de Sergio Uñac. No fue sólo cuestión de plata. En una visita de Monseñor Casaretto, por aquel entonces titular de Pastoral Social del Episcopado, me dijo: "Nosotros no podríamos hacer esto en Buenos Aires, se requiere gran capacidad política para sacar a la gente de sus lugares aunque se les ofrezca uno mejor, hasta se nos opondrían los curas villeros". Si bien el lunes se han caído casas de adobe, no han matado a nadie, porque el adobe, dicen los expertos, puede ser muy útil y barato si se lo sabe usar.

El adobe, según dicen los expertos en la provincia, puede ser muy útil y barato si se lo sabe usar.

La ausencia de tragedias humanas irreversibles, ha sido un triunfo colectivo de varias generaciones de sanjuaninos. Desde el punto de vista de la asistencia y la promoción social, ha destacado Cáritas, como lo hace en todo el país. Es un ejemplo de eficacia en que, pese a ser voluntariado, se tiene conciencia profesional, se planifica, se tiene inserción territorial superior incluso al propio Estado y se caracteriza por la inmediatez de su capacidad de reacción ante una catástrofe. Se suma la acción de clubes, entidades intermedias y hasta particulares dispuestos a aportar su organización para recibir donaciones y llevarlas donde sea necesario. Volviendo a la lectura política, es muy probable que el fenómeno favorezca a quien gobierna, dado que todos deben subordinarse a su autoridad, olvidar por un tiempo los intereses particulares (gremios docentes en este caso por citar lo más cercano) y se puede aplicar para fondos de emergencia que tiene previstos el presupuesto nacional así como la continuidad de obras con ese financiamiento, garantizar inversiones previstas o abrir la puerta a nuevas. Como se demostró en el 44, el 51 y el 77, lo que siguió fue mejor que lo que estaba. Lo bueno de caer es saber levantarse.