El Pbro. Dr. José Manuel Fernández abordó varios aspectos vinculados con la asunción del cardenal Bergoglio, como nuevo Papa de la Iglesia Católica, vinculados a su libro "’El sistema electivo del Romano Pontífice” y a temas de interés general relacionados con los desafíos asumidos por el pontífice.

Sostuvo que la elección de Bergoglio como Obispo de Roma fue una de las grandes alegrías que tuvo en su vida, especialmente cuando se anunció el esperado "’habemus papam”, y que el nuevo Obispo de Roma había elegido el nombre de Francisco, inspirándose en el Poverello de Asís que se despojó de toda su riqueza para abrazar a los leprosos. Estaba claro que ya nada iba a ser como antes en el Vaticano y en la Iglesia. Se presentó al mundo sin pompa: con su cruz de siempre, su anillo de siempre, sus zapatos gastados, sin la muceta roja. En palabras del semanario estadounidense "’Time”: "’sin cambiar la letra, logró cambiar la música”.

Con motivo del Cónclave en el que fue electo el Papa argentino, su libro "’El Sistema electivo del Romano Pontífice”, correspondiente a la tesis de su autoría, se agotó y hubo que hacer una nueva edición.

Dijo que la verdad es que nunca pensó que ese texto iba a ser tan leído, de modo especial por muchos periodistas que se interesaron del tema. Se hicieron dos mil copias pero se agotaron y hubo que hacer una nueva edición. Le llamaron periodistas de México, Chile, Colombia y otros países de América Latina porque estaban interesados en conocer sobre el cónclave. Hasta un periodista de lengua española de la reconocida cadena de televisión CNN de EEUU. Afirmó que fue una oportunidad privilegiada para explicar una cuestión que está rodeada de mucha curiosidad y misterio.

En Buenos Aires, las principales radios y canales de televisión también comentaron el libro. Hace pocos días las asociaciones de canonistas italianos y los alemanes acaban de premiar este trabajo, y en 2014 será traducido al italiano, alemán y al francés.

Se trata de un trabajo muy exhaustivo; tal vez por eso mereció la máxima calificación cuando tuvo que defender esta tesis.

Fue una tarea de mucho esfuerzo y de varias horas de investigación. Se le concedió una autorización para ingresar en la Biblioteca Apostólica Vaticana y el Archivo Secreto, pudiendo así consultar bibliografía y textos referidos a la elección de los Papas desde los primeros siglos de la Iglesia hasta hoy. El día de la defensa estaba muy sereno porque la investigación de 420 páginas no fue algo improvisado, sino hecho previamente con mucha dedicación e interés.

Dijo que los censores que siempre hay lo hicieron reír, porque al finalizar la defensa de tesis lo abrazaron y le dijeron al oído: "’tenés un 10 más grande que una casa”. El presbítero Fernández respondió que había que esperar luego del debate privado de los cinco miembros, y que tal vez los demás profesores no eran de la misma opinión. Se emocionó mucho cuando el decano dijo que por unanimidad la calificación era la máxima. También el Padre Busso, que fue el director de tesis y actual asesor del Papa en varios temas, dijo que era la primera vez en la historia de la facultad que por unanimidad se otorgaba la calificación: "’Summa cum laude”.

Respecto a cómo debería ser la reforma en la Iglesia, Fernández explicó que como lo ha dicho el Papa, la primera reforma debe ser la de las actitudes. Las reformas organizativas y estructurales son secundarias, es decir, vienen después. En la larga entrevista a la revista "’La CiviltàCattolica” precisó que los ministros de la Iglesia tienen que ser misericordiosos, hacerse cargo de las personas, acompañándolas como el buen samaritano que lava, limpia y consuela a su prójimo. Deben ser capaces de encender el corazón de las personas, caminar con ellas en la noche, saber dialogar e incluso descender en su noche y oscuridad sin perderse. Mientras estas actitudes no sean encarnadas en nosotros, todo lo que digamos al mundo será una farsa, una mentira, una hipocresía.

Agregó que hay muchas cosas por cambiar. Es un paso adelante la creación del llamado G-8, la comisión formada por ocho cardenales de los cinco continentes para ayudar al Papa en la reforma de la Curia, marcada por intrigas y escándalos durante el fin del pontificado de Benedicto XVI. El pasado 21 de diciembre, en el discurso a la Curia, Francisco señalaba que ésta no debe ser una pesada aduana burocrática, controladora e inquisidora, que no permite la acción del Espíritu Santo y el crecimiento del Pueblo de Dios. Es una gran verdad. Decía un periodista español del diario "’El Mundo” que la Iglesia debe "’salvar” más y "’regañar” menos.

En relación al Banco Vaticano, dijo que el Instituto para las Obras de Religión (IOR), más conocido como el Banco Vaticano, ha puesto una comisión en marcha para analizar su futuro. Pero ya encargó al grupo estadounidense Promontory y la consultora Ernst & Young que lleven a cabo una auditoría de sus cuentas. Por su parte, Moneyval, el organismo del Consejo de Europa que vigila si las medidas de un Estado contra el lavado de capitales y la financiación del terrorismo se ajustan a los criterios exigidos, ha sentenciado que el Vaticano está dando pasos adelante en el terreno de la transparencia y la lucha contra el blanqueo de dinero negro.

En cuanto a lo que se está haciendo con el tema del abuso de menores, explicó que Benedicto XVI había puesto en marcha una política de "’tolerancia cero”. Francisco ha continuado su labor y ha decidido crear una comisión para proteger a los menores de posibles casos de pederastia y ayudar a los que la han padecido. El abuso de menores es una lacra repugnante y condenable siempre. La inocencia y la dignidad de la persona humana jamás deben ser mancilladas por un pecado gravísimo como es el abuso y menos aún por parte de quien tiene la misión de proteger a los más pequeños. Fue el G-8 vaticano el que aconsejó al Papa la creación de dicho organismo, cuyas competencias concretas Francisco dará a conocer en breve mediante un documento específico.