La educación en Argentina tiene cuatro problemas principales, el nivel de escolarización y las diferencias de logros educativos para personas de distintos niveles socioeconómicos; la rentabilidad de la inversión para los que han podido llegar hasta ciertos niveles de formación y la calidad según donde se hayan educado cada uno de ellos. Lo que significa que la educación se encuentra segmentada y no corrige las desigualdades de empleo e ingreso de los habitantes (Isacovich, 2014).


Los efectos de la globalización, la crisis de los mercados internos, decisiones empresariales muy centralizadas y la intervención de empresas transnacionales, han llevado en los últimos años a mayor desempleo, incremento del empleo oculto, subocupación, y a la necesidad de parte de las personas de una educación tanto formal como informal.

"La relación entre formación e inserción laboral en otros países es tenida muy en cuenta.''

Ingredientes que complejizan estas problemáticas en nuestro país son los datos como que, el porcentaje de adolescentes y jóvenes que estudian y son económicamente inactivos es del 49,06%; los que estudian y son económicamente activos, del 11,24%; los que no estudian y son económicamente activos, del 26,58% y los que no estudian y son económicamente inactivos, del 13,00% (SITEAL, 2018). Además, se considera que el 50% del estudiantado llega al ciclo superior en comparación con 80% de otros países y 1/3 de ellos lo concluye. Una relación empírica que se ha dado solo en Argentina, es la siguiente: de 100 alumnos ingresados a la escuela primaria, 84 llegan al último año, 76 ingresan a la secundaria, 35 al nivel universitario y 7 se gradúan (CEPAL, 2018).


La relación entre formación e inserción laboral en otros países es tenida muy en cuenta. El haber alcanzado ciertos niveles educativos impacta no sólo en la empleabilidad, sino también en los salarios. Países como Canadá y Alemania, han logrado determinar y poder evaluar las competencias básicas necesarias para la estructura del empleo con que cuentan, en un trabajo conjunto entre Estado, empresas y trabajadores. Esta estrategia, no sólo permite preparar a los alumnos para el mejoramiento de su inserción al mercado laboral y la productividad del país, sino que, además, mantienen programas de educación continua para trabajadores en industrias y empresas. En este contexto, Argentina y la región de Latinoamérica y el Caribe, se están quedando atrás en alcanzar estos objetivos.


Las soluciones podrían encontrarse en contar con mecanismos eficaces de información sobre seguimiento de egresados y su desempeño en el mercado laboral; poder ajustar programas de estudios; generar un sistema educativo priorizando contenidos más generales como redacción, lectura, resolución de problemas entre otros. De tal manera de llevar competencias del nivel secundario al superior no universitario como tecnicaturas, descomprimiendo así al primero y dejándolo solo con programas que concentren al alumno en una educación general. Confiriéndole a la persona una educación de mayor calidad y preparados para la futura formación al mercado laboral y también como ciudadanos y padres de familias responsables e informados.


Se necesita, mayor inversión en capital humano altamente calificado que pueda adaptarse a los cambios dinámicos de la sociedad de la información y el conocimiento. Lo que se logrará con el incremento en las tasas de egresados de niveles superiores, el mejoramiento de la calidad de la educación toda y el ajuste en la formación de acuerdo a las necesidades en relación con el mercado laboral (Keely, 2007).

Por el Dr. Claudio Larrea Rector de la UCC