
El acuerdo de asociación entre la Unión Europea (UE) y Mercosur tiene un documento de partida de más de 7.000 páginas al que se ha llegado tras superar varios puntos de desencuentro en materia agropecuaria, originados en gran parte por los diferentes estándares de producción de ambos bloques.
La seguridad alimentaria, el uso de fitosanitarios, las indicaciones geográficas, el bienestar animal o el comercio y desarrollo sostenibles, con normas laborales y medioambientales adecuadas, han centrado las discusiones de su redacción final e incluso aún pueden retrasar su fecha de entrada en vigor.
El día de la firma del acuerdo político sobre el capítulo comercial, el 28 de junio de 2019, el entonces comisario de Agricultura Phil Hogan reconocía que la UE había tenido que hacer "significativas concesiones para garantizar un resultado equilibrado, integral y ambicioso”.
Los recelos al tratado entre los productores europeos han sido repetidos incluso antes de esa fecha; desde el Copa-Cogega, la voz de los agricultores y sus cooperativas en la UE, su director de Productos Básicos, Cuestiones Comerciales y Tecnología, Daniel Azevedo, reiteraba a Efeagro que hay "un desequilibrio en el capítulo agrícola del acuerdo”.
Y el problema, en su opinión, es que en "las negociaciones técnicas que están en curso no tienen el mandato político de cambiar el texto acordado”, como por ejemplo en "disposiciones de sostenibilidad o contingentes arancelarios. La diferencia entre los estándares de producción amplía la brecha entre los agricultores de la UE y del Mercosur, creando una competencia desleal”, y las "medidas de salvaguardia son insuficientes para evitar la alteración del mercado o el cambio climático o del medio ambiente”.
Para el Copa-Cogeca, los sectores europeos más damnificados con el pacto son los de carne de vacuno de Irlanda y Francia; los de azúcar de Francia, Alemania, Holanda, Bélgica y Polonia; los de cítricos mediterráneos, especialmente el de España, y los de aves de corral, miel y arroz de todos los países comunitarios productores.
- Medidas fitosanitarias y plagas
El texto del acuerdo dedica un capítulo a las medidas sanitarias y fitosanitarias (MSF) en el que anuncia la creación de mecanismos para "mejorar y facilitar el comercio y preservar la seguridad de los consumidores de la UE”: "Las normas relativas a la MSF de la UE son y seguirán siendo no negociables”. Uno de esos mecanismos consiste en la puesta en marcha de un subcomité que se reunirá al menos una vez al año y, de ser necesario, en sesión extraordinaria a solicitud de una de las partes, para discutir los problemas que puedan surgir derivados de la aplicación de las MSF. Cada bloque de países también pondrá a disposición del otro su lista de plagas, productos reglamentados y requisitos fitosanitarios de importación.
- Bienestar animal y medio ambiente
Otro de los grandes debates ha girado en torno al bienestar animal, en el que la UE también cuenta con estándares más estrictos que los de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. El acuerdo, en este sentido, "promoverá la agenda mundial del bienestar animal de la UE y las normas de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE)”. Asociaciones de protección animal como ANDA han alertado de que la propuesta de acuerdo "no garantiza que las importaciones sigan los mismos requisitos en materia de bienestar animal exigibles a la producción europea y desanimaría al ganadero europeo a continuar con la senda emprendida de respeto medioambiental y bienestar animal”.
- Indicaciones geográficas
Mercosur protegerá inicialmente y a una escala comparable al del mercado comunitario 355 nombres de productos alimenticios, vinos y bebidas espirituosas con denominación de origen de una zona europea, entre ellas la de Jabugo o Queso Manchego; prohibirá expresiones como "género”, "tipo”, "estilo”, "imitación” o similares a la indicación en cuestión e imágenes que sugieran un origen geográfico falso. Origen España, que aglutina a las denominaciones e indicaciones del país, considera que la entrada en vigor del acuerdo con Mercosur "influirá positivamente” en el desarrollo del sector y cree que existe "una base sólida legislativa para dilucidar los posibles conflictos”.
Fuentes de esta organización dijeron que aspiran a que el acuerdo se fortalezca en el tiempo con el reconocimiento de todas las denominaciones de origen protegidas (DOP) e indicaciones geográficas protegidas (IGP) registradas en la UE. Y a que mejore los "elementos punitivos en casos de infracción y la predisposición de los firmantes a aplicar acuerdos, con independencia de la fortaleza de los infractores”.
Por Angélica Quintana
Madrid, España
Agencia EFE – Especial
