Los merenderos y comedores infantiles son el destino de la mercadería que las mujeres del Banco de Alimentos recolectan y seleccionan periódicamente.


Se dice con gran acierto que "es posible que en nuestro país se haya perdido la capacidad de asombro" ante distintos hechos como la pobreza que alcanza al 50% de su población. Esto mismo hace que en la Argentina, uno de los países con mayores recursos alimenticios, haya cientos de miles de familia que tienen serias dificultades para acceder a una alimentación completa y saludable, lo que contrasta con cifras que periódicamente son difundidas sobre el desaprovechamiento de alimentos tanto a nivel país como mundial. Se ha establecido que en nuestro país, por año, se desperdician alrededor de 16 millones de toneladas de alimentos, mientras que a nivel mundial la ONU (Organización de las Naciones Unidas) ha revelado que esa cifra asciende a 931 millones de toneladas.


Si bien en nuestra provincia no contamos con un número preciso sobre la cantidad de alimentos que son desechados de los supermercados o centros de distribución como la Feria Municipal de Capital o el Mercado Concentrador de Frutas y Hortalizas de Rawson, es un hecho que desde la creación del "Banco de Alimentos de San Juan" se está intentando recuperar parte de esa mercadería para ser destinada a una veintena de merenderos y asociaciones civiles que se encargan de alimentar a niños perteneciente a sectores carecientes de la comunidad, una tarea que no se está cumpliendo en toda su dimensión ya que no se están recolectando, por ejemplo, frutas y hortalizas que como se conoce se están perdiendo, por no haberse podido instrumentar un sistema de recolección en el que deberían estar colaborando organismos del Estado del área de Desarrollo Humano o los propios productores, supermercadistas o mercados distribuidores de verduras.

El Banco de Alimentos de San Juan trabaja actualmente bajo la figura institucional del Rotary Club San Juan Capital, aunque está próximo a obtener su personería jurídica para adquirir mayor autonomía. El grupo de mujeres que forman parte de esta entidad la integran Ester Mabel Elisandro, Patricia Vateroni, Beatriz Sevilla e Isabel Páez, junto a demás colaboradores que hacen posible la tarea.

ASEGURAR LA ALIMENTACIÓN

Hacer que esos alimentos no se pierdan y que sean aprovechados para contribuir con la disminución del riesgo de desnutrición crónica que afecta a un importante sector de la población infantil, tiene el mismo principio que sustentan los programas "Mis primeros mil días" y "Mis segundos mil días" con los que desde los gobiernos nacional y provincial se asegura una alimentación básica para niños desde el momento de la gestación hasta alcanzar la edad escolar, lo mismo que a su madre desde el momento de la concepción. Como se conoce, el objetivo de esos programas es asegura una correcta alimentación y control médico de los infantes en sus primeros años de vida asegurando su normal crecimiento y desarrollo físico y psíquico, evitando las temibles secuelas de una mala alimentación en esta etapa de formación, hasta el inicio de la etapa escolar en que se puede hacer un seguimiento del niño a través de otros estamentos del Estado.


Respecto de la mercadería que periódicamente es recolectada de los grandes supermercados y demás negocios donantes que hay en la provincia, el Banco de Alimentos de San Juan cuenta con un aceitado sistema que le permite recolectar alimentos en buenas condiciones que esos centros de expendio desechan por estar próximo su vencimiento o porque esa mercadería presenta algunos detalles que imposibilitan su comercialización. La gente que contribuye a que este sistema funcione proviene del Rotary Club San Juan Capital, dirigidos por Esther Mabel Elisandro, a las que se han sumado voluntarias de distintos sectores de la comunidad que trabajan denodadamente por el objetivo.


BANCO DE ALIMENTOS

Si bien el Banco de Alimentos de San Juan ha estado recibiendo y seleccionando alimentos provenientes de los grandes supermercados consistente en mercadería de todo tipo, hay un faltante de frutas y hortalizas que sería conveniente incorporar a la dieta diaria. Para hacer efectivo este aporte está haciendo falta ajustar algunos detalles vinculados al mecanismo de ofrecimiento y recolección de productos del campo desde sus lugares de origen.


Actualmente es mucha la verdura y frutas que se están perdiendo tanto en su lugar de producción como en los grandes centros de distribución que han aceptado formar parte de la red de recolección de alimentos. Somos testigos de que hay chacras en donde se están dejando perder valiosa verdura ya sea porque su precio no compensa la cosecha y acarreo, o porque esas hortalizas no reúnen requisitos de aspecto y calidad que se requiere para su comercialización o venta al público. Es el caso de plantaciones de zapallitos anquitos o de melones que por haber sido afectados levemente por piedra o granizo no se cosecha para la venta al público.


Es lamentable que esto esté ocurriendo en momentos en que hay familias que tienen serias dificultades para alimentarse ya sea por carencias económicas o por contar con un patrón cultural que les impide determinar que la verdura contribuye con una excelente opción alimenticia.


Es tarea del Banco de Alimentos de San Juan con el aporte de otros sectores de la comunidad y del Gobierno advertir sobre esta situación y solicitar la colaboración para instrumentar la recolección de esa verdura que no se aprovecha para incorporarla a la dieta alimentaria. 


Se podrían organizar cuadrillas para recorrer la zona rural y acordar con los productores agrícolas la cosecha y entrega de la verdura. Desarrollo Humano, como otros organismos estatales podrían prestar su colaboración a efectos de generar una logística que tenga como único objetivo evitar que haya alimentos que se pierdan cuando hay mucha gente que los necesita.

Por Alfredo Correa
DIARIO DE CUYO