Los médicos forman parte de un eslabón muy importante dentro de la salud. Por lo tanto deben ser apoyados de manera integral.


Este año el mundo se dio cuenta de la importancia vital que tiene para la humanidad en todos los países el trabajo de los médicos y demás profesionales de la salud. La lucha en cada centro de salud, y dentro de estos, muy en especial, en las terapias intensivas, cobró relevancia y fue motivo de honores y reconocimientos por parte de muchísimas personas. Por tal motivo, en medio de esta pandemia, la sociedad mundial, en particular las de las naciones emergentes, con sus gobiernos actuales y futuros aspirantes a cargos de poder, deben comprometerse a brindar más y mejor apoyo a esta ciencia, porque hasta ahora, en los distintos países, mostraron que en materia de prestaciones están un poco atrasados ante una situación de emergencia extrema. En ese contexto, se yergue la figura de los doctores y demás personal sanitario que siguen mostrando valentía y vocación de servicio al jugarse la vida ante una enfermedad desconocida y en medio de carencias de elementos y tecnología para trabajar. Es decir que, si se hace un balance de este año 2020, el resultado es que tanto la salud como la educación son áreas sensibles en las que los gobiernos tienen que trabajar de manera seria, organizada y con el objetivo de mejorar la calidad de vida del hombre.


Si hablamos de salud, la realidad es la misma que a nivel nacional y mundial. Es por eso que se necesitan institutos de investigación científica como el que acaba de inaugurar una clínica de nuestra provincia.


Hay muchas instituciones en las que un gran porcentaje del presupuesto está destinado para sueldos, lo que hace imposible el trabajo de investigación que debería llevarse a cabo para avanzar en materia científica. Esto hace que el desarrollo tecnológico sea muy escaso para ayudar a la medicina, en especial a tan importante eslabón como son los médicos y demás personal de salud. 

  • Una fecha especial

En medio de esta pandemia por el Covid-19, se conmemoró ayer, 3 de diciembre, el Día del Médico. Por tal motivo es momento para reflexionar sobre este tema tan importante y que apunta a ser de máxima prioridad para el mundo entero en los próximos años.


En esta fecha se recuerda a Juan Finley Borrés, médico cubano (1833-1915). Finley confirmó la teoría sobre la propagación de la fiebre amarilla. Comenzó a estudiar esta enfermedad en 1865, y en 1881 presentó su hipótesis a la Academia de Ciencias de La Habana con el título "El mosquito hipotéticamente considerado como agente transmisor de la fiebre amarilla". En ella, describía todas las características y hábitos del mosquito y su papel en el contagio de la fiebre amarilla a los seres humanos. Exponía cinco casos y demostraba la propagación de la enfermedad por la picadura del mosquito Aedes aegipty, pero esta hipótesis inmediatamente quedó descartada. La teoría médica dominante en esa época consideraba que la fiebre amarilla se transmitía por la ropa y los objetos con los que el enfermo estaba en contacto.


Después de casi dos décadas y un cambio de siglo, no había avances sobre la enfermedad. Hasta que una comisión llegada desde Estados Unidos y que luchaba contra la fiebre amarilla corroboró y comprobó que la teoría del Dr. Finlay era correcta. A partir de entonces, más exactamente desde 1901, se comienza a trabajar en la prevención y la lucha contra el mosquito Aedes aegipty, como el agente causante de la propagación de la enfermedad. Sus estudios resultaron dominantes y con este descubrimiento se salvaron millones de vidas humanas. 

Por José Correa
DIARIO DE CUYO