Hacen 180 años tuvo lugar la batalla de Angaco, uno de los episodios más cruentos de la historia local.

El 16 agosto de 1841 -sucedió en San Juan hace 180 años- una de las beligerancias más cruentas de las guerras civiles: la batalla de Angaco, consecuencia de la invasión unitaria a la región cuyana. Concretamente en ese año, las tropas centralistas al mando del General Mariano Acha, nuestra provincia, siguiendo las órdenes del General Lamadrid. Justamente esos días el gobernador, el General Nazario Benavídez, se encontraba ausente, pero rápidamente regresará para defender su tierra. 


Acha entró a la provincia por la ruta de Marayes, llegando el 12 de agosto a Caucete. En este punto acampó para reponerse y proveerse de todo lo necesario, luego de haber atravesado la llamada travesía.


De los 900 hombres que enroló, sólo llegaron a Caucete 500, consecuencia de una notable deserción. El mismo 12 de agosto recibió un ultimátum el gobernador delegado de Benavídez, el Dr. Bustamante quien abandonó la ciudad y el jefe en esos momentos de las tropas federales en San Juan José María Oyuela, partió a reunirse con las milicias en Punta del Monte, a esperar el ejército de Aldao.


El 13 de agosto salió Acha de Caucete, llegó a San Juan sin encontrar resistencia alguna. Instaló su campamento en La Chacarilla, propiedad de la orden de los dominicos. 


En general el pueblo sanjuanino se demostró hostil con el ejército de Acha, manifestando resistencia a colaborar con el invasor. 


Cuenta Augusto Landa que Acha "abandona el día 15 su campamento de La Chacarilla, cruza la ciudad por la calle que hoy lleva su nombre (...) atraviesa el río San Juan por el antiguo paso Camargo; entra el día 16 al departamento de Albardón y llega a Angaco deteniéndose a poca distancia de la Villa El Salvador (...). Se inicia así a las 12 del día 16 de agosto de 1841 la épica jornada de Angaco''.


En tanto Nazario Benavídez ya había llegado. No entraremos en detalles de las estratégicas empleadas, pero el enfrentamiento fue ensañado, sin cuartel, por ambos bandos, hubo combates cuerpo a cuerpo con espadas y bayonetas.


La acequia circundante a la formación de la defensa unitaria quedó plagada de cadáveres y la mayoría de los principales oficiales de ambos bandos fueron muertos en combate, produciéndose alrededor de 1.000 bajas.


En horas de la tarde ya se encontraban derrotadas las tropas federales. A posterior Benavídez derrotó en La Chacarilla a las tropas unitarias, aprovechando el cansancio de ellas, abrumados por el sueño luego de un suculento almuerzo, y encima corría viento Zonda. 


Los combates se sucedieron en varios puntos de la ciudad. Acha se rindió y tiempo después, fue fusilado y degollado camino a Buenos Aires.



(*) Bibliografía: Mercado Ramón, Delgado Jorge, Angaco, la más sangrienta batalla, en Revista Todo es Historia, N¦ 497, diciembre 2008.