Todo sistema económico productor de efectos con valor mercantil, está asentado en una base connatural y fundamental que es el tiempo que necesita insumir para completar el ciclo productivo tendiente a generar los bienes de la economía.


Esa pauta, a la que nos referimos, visto desde la perspectiva ontológica, es el componente del tiempo per se, es decir, el tiempo considerado en si mismo, en tanto, es el primer vector que va a hacer aparecer en el plano factico al proceso de producción.


El tiempo, como vector ontológico-fáctico de la producción es un "consumo+ esencial inevitable ya que, sin él, no hay posibilidad alguna de que se despliegue el proceso de producción por ser una condición inmanente y trascendental al fenómeno mismo.


Esa necesidad de agotamiento del tiempo existencial se da como condición sine qua non, ya sea que se trate de procesos de manufactura con uso fuerza de trabajo, o, de procesos de elaboración donde se verifique un predominio fundamental de la robótica o del maquinismo.


El proceso productivo, entonces, si o si, debe, para poder realizarse, absorber tiempo, para así llegar a ser un flujo en acción, de lo contrario, puede ocurrir que estén presentes todos sus componentes, pero, serán elementos inactivos o meramente potenciales del proceso de producción.


Parece muy obvio lo dicho hasta acá. Sin embargo, hay otra actividad económica altamente significativa y predominante, que también genera valores pecuniarios, pero, donde, el tiempo no se presenta de igual modo, que en el proceso productivo real ya descripto. Ese diverso proceso de creación de valor es el que se corresponde con el capital financiero.


Verbigracia, en un proceso de capital productivo estándar, el tiempo es el prius que contribuye de modo básico a transformar la materia prima en un producto final. De modo que, capital, insumos y fuerza de trabajo deben combinarse en el tiempo en función del fin productivo, que es el de realizar el producto terminado, sea, éste, una mesa, un auto, un kilo de uva, un traslado de encomienda por servicio de envío postal, etc.


Las cosas ocurren de un modo sustancialmente diferente en el mundo de los flujos del capital financiero, donde circulan los llamados activos financieros, por caso, citamos la modalidad ultra de moda hoy en Argentina, conocida como Lebac (Letra del Banco Central).


En el caso del capital financiero, se adelanta una magnitud dineraria para adquirir un activo financiero (lebac), donde al cabo de un lapso de tiempo se dispone de un derecho a recobrar el capital nominal consignado en el documento, con más un determinado interés previamente pactado.


Pero ocurre algo singular con el tiempo del plazo del título constitutivo del activo financiero. Como es un tiempo, por lo general, muy reducido, ello obsta a que pueda operarse una transformación de su esencia a fin de convertirse en un capital productivo. Por ejemplo, el tiempo de devolución del capital en el caso de las Lebac es de 9 días, 35 días con lo cual es imposible que el capital del préstamo, llegue a ser empleado en la promoción de procesos productivos que se inserten en la realidad económica. Así las cosas, el lapso o plazo del capital financiero, es más bien, un fragmento de tiempo que queda vacío de actividad real productiva.

Por el Dr. Mario Alfredo Luna y Fabián Núñez 
 Ex presidente y ex asesor del Concejo Deliberante de Jáchal, respectivamente.