La candidatura de Venezuela al Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha provocado asombro e indignación.


Esto no es broma: se espera que Venezuela, el régimen más represivo en las Américas desde los días de las dictaduras militares de Argentina y Chile en la década de 1970, gane un escaño en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU con sede en Ginebra.


Casi me ahogo con el café cuando escuché por primera vez sobre esto en una entrevista reciente con Ernesto Araujo, ministro de Relaciones Exteriores de Brasil. Pero cuando contacté a varios grupos de derechos humanos para ver si tal parodia era posible, todos confirmaron que es probable que suceda.


No importa que, según la propia Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, los escuadrones de la muerte del dictador venezolano Nicolás Maduro sean responsables de más de 6.800 ejecuciones extrajudiciales sólo entre enero de 2018 y mayo de 2019. Además, el informe de la ONU cita el uso generalizado de la tortura contra presos políticos, incluidas descargas eléctricas, asfixia con bolsas de plástico y violencia sexual.


Según YourHRC, UNWatch y otros grupos de derechos humanos, Venezuela, junto con Brasil, está casi seguro de ganar uno de los dos puestos vacantes de América latina en el Consejo de Derechos Humanos en la próxima sesión de la Asamblea General de la ONU.


Dado que la elección del Consejo está programada para octubre, puede ser demasiado tarde para que otro país latinoamericano se ejecute con éxito contra Venezuela. Normalmente, los países que se postulan para un puesto en el Consejo anuncian su candidatura con más de un año de anticipación para tener tiempo de presionar por ella, dijo el director de UNWatch, Hillel Neuer.


Muchas de las peores dictaduras del mundo gastan tiempo y dinero para obtener un asiento en el Consejo, para protegerse de las acusaciones de derechos humanos. Entre los miembros actuales del Consejo se encuentran Arabia Saudita, China y Cuba, que lidera el esfuerzo de cabildeo para la elección de Venezuela al Consejo.


"La probable elección de Venezuela para el Consejo es verdaderamente escandalosa'', dice José Miguel Vivanco, jefe del departamento de América del grupo de defensa de Human Rights Watch. "Los países latinoamericanos que han denunciado los abusos de Venezuela deberían proponer un tercer candidato regional para derrotar las elecciones casi ciertas de Venezuela''.


A pesar de la escasa influencia que tiene actualmente EEUU en la ONU, a consecuencia delo actuado por Trump al retirarse del Consejo y de varios otros foros multilaterales como el Acuerdo Climático de París, algunos defensores de los derechos humanos exigen una ofensiva diplomática de último minuto por parte de EEUU, la Unión Europea de 28 miembros y el Grupo de Lima de América latina, compuesto por Brasil, Argentina, Colombia y otros países, para reclutar a un tercer país latinoamericano que pueda derrotar la candidatura de Venezuela.


En lugar de hacer declaraciones vacías contra el régimen de Maduro que apuntan principalmente a ganar los votos cubanoamericanos y venezolanoamericanos en Florida, la administración Trump debería usar lo que queda del apalancamiento estadounidense en el extranjero para reunir los votos necesarios. De lo contrario, el dictador de Venezuela pronto podrá reclamar una importante victoria diplomática, mientras el mundo democrático estaba profundamente dormido.

Por Andrés Oppenheimer
Columnista de The Miami Herald y nuevo Herald, Miami, EEUU.