Dos próximos beatos y cuatro nuevos venerables: este es el contenido de los decretos del Dicasterio para las Causas de los Santos, cuya promulgación autorizó en estos días el Papa, recibiendo en audiencia al prefecto del mismo, el cardenal Marcello Semeraro.

Serán beatificadas Eliswa de la Virgen María, fundadora de las Hermanas Carmelitas Teresianas. También será Beato el sacerdote italiano Nazareno Lanciotti, misionero y mártir, asesinado en 2001 en San Paulo, Brasil.

Los siervos de Dios cuyas virtudes heroicas han sido reconocidas y que por ello se hacen venerables son: el sacerdote belga Pierre-Joseph Triest; Don Angelo Bughetti, fundador del Instituto de Santa Catalina (+ Bolonia 1935); Don Agostino Cozzolino, sacerdote (+ Nápoles 1988); Antoni Gaudí i Cornet, el famosísimo arquitecto catalán, genial creador de la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, nacido en 1852 en Reus y fallecido en Barcelona en 1926.

La obra de este artista singular, que se concentra mayoritariamente en la ciudad de Barcelona, sigue convocando adhesiones, aunque no faltaron objetores. Porque la producción de Gaudí no sintonizaba con facilidad en el ambiente de la burguesía barcelonesa de la época. De origen humilde y provinciano, su padre elaboraba artesanalmente piezas de metal: pavas, cacerolas o palanganas. Sea o no por esta razón, lo cierto es que Gaudí mantuvo siempre un carácter humilde e introvertido.

A pesar de esto, pasado un siglo de muchas de sus obras, su fama tiene divulgación mundial y su nombre convoca a los arquitectos, críticos y amantes del arte en general.

Aunque por razones espirituales y de magnitud es conocido Gaudí por la Sagrada Familia de Barcelona, una vasta y bella Iglesia aún no terminada, lo cierto es que sus realizaciones para uno de sus principales clientes, don Eusebio Güell, y los famosos edificios del Paseo de Gracia, la casa Battló (entre medianeras) y la Pedrera (en esquina), son claros exponentes de la plástica y las ideas de Antoní Gaudí. Original y con lenguaje propio, el Artista de Tarragona fue libre de prejuicios y aún dogmas del academicismo.

La artesanía popular y las formas de la naturaleza fueron dos ingredientes esenciales en la plástica gaudiana. De ahí que su producción se inscribe en la línea del Modernisme catalán. Estilo que se acerca al Modern Style de Inglaterra, el art nouveau de Bélgica, el Jugendstil de Alemania o la Sezession en Austria, movimientos que se sitúan entre 1890 y 1910.

Será Benedicto XVI en 2010, al dedicar el Templo de la Sagrada Familia, expresó: “Recordamos al que fue alma y artífice de este proyecto: a Antoni Gaudí, arquitecto genial y cristiano consecuente, con la antorcha de su fe ardiendo hasta el término de su vida, vivida en dignidad y austeridad absoluta. Este acto es también, de algún modo, el punto cumbre y la desembocadura de una historia de esta tierra catalana que, sobre todo desde finales del siglo XIX, dio una pléyade de santos y de fundadores, de mártires y de poetas cristianos. Historia de santidad, de creación artística y poética, nacidas de la fe”.

Hubo quienes llamaron al lenguaje de Gaudí biológico, acaso motivado por las columnas con forma ósea, los tejados con escamas y las cumbreras que evocan el dorso de un reptil. Además, platos rotos, fragmentos de azulejos, botellas y tazas se integran en murales de gran riqueza plástica. “La línea recta es trazada por los hombres, la curva es la línea de Dios”, decía el próximo Venerable.

Por el Pbro. Dr. José Juan García