Hay gestos pequeños que, con el paso del tiempo, se convierten en monumentos invisibles. Hay reuniones sencillas que, sin proponérselo, dejan huellas profundas en la memoria de un pueblo. Así nacieron, hace casi 60 años, los denominados “Lunes Tonaderos”, en Caucete.
Corrían tiempos distintos, pero el espíritu era el mismo. El deseo ardiente de compartir, de honrar la música, la amistad y el silencio sagrado de la siesta cuyana. Bajo la presidencia de Francisco Herrera y Oscar “Piojo” Olivera, gran guitarrista y custodio de la tonada, un grupo de hombres comenzó a reunirse cada lunes hábil, siempre a la salida del trabajo, cuando el sol todavía pegaba fuerte sobre la tierra y el vino se hacía compañero necesario.
Reuniones en el camino de la fe
Se reunían en el primer refugio que se encuentra camino a la Difunta Correa, en la Senda del Peregrino, o cerca del Gauchito Gil, a los pies del mítico Pie de Palo. Allí se escuchaban las guitarras vibrar con hondura y se cocinaban asados, carbonadas y sueños. Había risas, había silencios, había historias contadas al calor del fuego y del canto.
Entre los nombres que todavía resuenan como un eco querido están Oscar Rivero, Ángel Agüero, Carlos “Pollo” Ochoa, Marcelo Martín, “el Negro” Guillermo Martínez, el “Coyá Coyá” -cocinero de corazón generoso-, el “Moño” Díaz, Larry Arce y Enrique Cisterna entre otros. Juntos supieron hacer de la tonada un lenguaje íntimo, un espacio donde la amistad se convertía en una forma de hacer patria.
Tonaderos solidarios
Pero no solo se reunían para cantar. Su compromiso se extendía más allá de las guitarras: fueron ellos quienes juntaron esfuerzos para conseguir el primer grupo electrógeno para la fiesta de San Expedito, asegurando que la devoción no se apagara a medianoche. Gestos silenciosos que hablan de una solidaridad anónima y profunda.
Hoy, aquellas voces ya mayores se han convertido en padres, abuelos, hombres de familia y de comercio, ejemplos vivientes de respeto y hermandad. Su legado sigue latiendo en cada sanjuanino que alguna vez se emocionó al escuchar una tonada en un patio polvoriento.
Homenaje para la cultura
Por todo esto la Biblioteca Popular Colón (Diagonal Sarmiento), es el epicentro para manifestar la tremenda riqueza cultural e histórica de la que hace gala Caucete, con sus legendarios tonaderos y sus talentosos descendientes como Daniela Olivera -hija del querido “Piojo”- y Betina Zapiain -nieta del legendario cantor Vicente Zapiain Becerra- quienes brindan un homenaje a estos hombres que hicieron historia sembrando en esta tierra caucetera un legado cultural que enorgullece a todo San Juan.
La intención es que en distintos lunes especiales se lleve a cabo este homenaje organizado con amor por la Biblioteca Popular Colón, Escritores del Sol y la Asociación Belgraniana Sanjuanina, para celebrar no solo una tradición musical, sino un modo de vivir y sentir la amistad.
La tonada no es solo música sino un abrazo largo, un vino compartido, un legado que se hereda como se heredan los secretos del corazón. Porque como bien expresa el dicho, “la tonada jamás morirá”. Y en Caucete, volvió a renacer.
Por Miriam Fonseca
Presidente Escritores del Sol

