Por Orlando Navarro – Periodista
Eduardo ‘Nocaut’’ Lausse fue un gran boxeador argentino de los pesos medianos en la década del 50. Famoso por su poderosa mano izquierda, que le dio incontables triunfos tanto en el boxeo nacional como internacional. Se fue combatir a los Estados Unidos, con el firme propósito de ser campeón mundial. Le ganó a todos, menos al campeón de entonces, quien nunca le otorgó la chance. Tal vez fallaron también sus managers, los hermanos Porzio, que no diseñaron bien su carrera. Así fue que el argentino no pudo cumplir con su objetivo y fue llamado entonces, y para siempre, el ‘campeón sin corona’’.
Este recuerdo me lo trajo a la memoria, la doble circunstancia vivida este fin de semana por Rosario Central, que al final resultará otro ‘campeón sin corona’’. Claro que en situación diversa a la de Lausse, pues el ‘canalla’’ fue decretado campeón de la Liga en un escritorio, de un campeonato que todavía no terminaba. Una insólita irregularidad, como lo es cambiar de reglamento mientras se juega el campeonato. Finalmente Central se quedará sin la corona final, pues como se sabe, fue eliminado en octavos por Estudiantes de la Plata.
¿Qué hará Central con esa Copa que nunca llegará a ganar?
Yo creo que si sus dirigentes tienen la suficiente estatura moral, como la del capitán Di María, que nunca estuvo demasiado conforme con ese trofeo, habrán de devolverlo o retirarlo de sus gloriosas vidrieras, pues quedaría como el ‘patito feo’’ entre otras copas legítimamente ganadas en la cancha.
Angelito recibió el inesperado galardón, que levantó vestido de calle, en una oficina, y rodeado de otros seres también prolijamente trajeados y que con falsa sonrisa festejaban ese ‘triunfo’’ decretado minutos antes por ellos mismos, en una rara votación. Nada que ver con los auténticos festejos en Quatar, o en el Maracaná, rodeado de sus compañeros, traspirados de futbol, con la gloria marcada en sus rostros de auténticamente campeones.
Todo es oscuro y sin respuesta
¿Qué diría Roberto Fontanarrosa, el mítico escritor fanático de Rosario Central, quien inmortalizó en un cuento, ‘19 de diciembre de 1971’’, la final más memorable que ganó su equipo ese día, frente a su tradicional adversario Newell°s Old Boys en cancha de River?
¿Hacia dónde está llevando nuestro fútbol el ‘Chiqui’’ Tapia? ¿Qué capricho, o inclinación ‘Cesarista’’, la de un moderno emperador, lo llevaron a convocar a esa asamblea donde, lejos del natural reducto de una cancha de fútbol y sin la asistencia de ninguna hinchada, propuso livianamente que Rosario sea campeón antes de que termine el campeonato? ¿Qué pasa por su cabeza? ¿O habrá alguna otra razón para haber inducido a los otros clubes a inclinar la cabeza y decirle que si? Todo es oscuro, sin respuesta.
Y esa humillación quedó patéticamente reflejada en la ominosa puesta de espalda de los jugadores de Estudiantes, cuando Central ingresó a la cancha, por entre esa doble fila burlonamente urdida por los ‘pinchas’’, que al final funcionó como una emboscada.
Detrás de estas circunstancias y otras más, son muchas las voces que se levantan pidiendo justicia en todas las instituciones de la República y la AFA es una de ellas. Allí como en muchos clubes de fútbol está la oposición política al Gobierno de turo, en este caso encabezado por el Presidente, Javier Milei, quien ya expuso su pensamiento de que los clubes de fútbol elijan entre seguir funcionando como hasta ahora o como sociedades anónimas. También es cierto que hay una muy cercana relación entre Chiqui Tapia y el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof en materia política, ya que ambos son kirchneristas. Además, ya firmaron un convenio para que el Estadio Ciudad de la Plata o también llamado ‘Diego Maradona’’, sea la ‘Casa de la Selección’’ desde el año próximo.
También hay quienes conocen el tema de cerca y que son muchos los involucrados y que tienen sus ganancias gracias al fútbol argentino, como el poder político, empresas, medios de comunicación, directivos de clubes y tantos otros. Todo eso debería ser transparentado, porque las instituciones del país deben funcionar sin corrupción para una mejor democracia, más transparente.
Avergonzando al fútbol argentino
Tapia y esos dirigentes están avergonzando a todo el futbol argentino, no solo han mancillado la historia de Central, ahora expuesto al oprobio eterno, sino que manchan la pelota que los Di Stéfano, Kempes, Maradona y Messi, exaltaron y sublimaron hacia lo más alto de la cumbre del fútbol mundial.
El futbol exhibe una singular paradoja. De un lado el ‘Chiqui’’ Tapia, mandamás, procaz e insolente y del otro Scaloni y sus muchachos, disciplinados, meritorios, verdaderos embajadores de nuestro país en el mundo entero.
Tapia, y su oscura dirección sospechada de todo tipo de arreglos, es una expresión nítida de la decadencia de gran parte de nuestra dirigencia, que se acostumbró a sobrevivir en un mundo signado por la transa y la corrupción. Que lamentablemente ya a nadie espanta, y termina mezclándolo todo. Como en la ‘biblia y el calefón’’ de Cambalache, el inmortal tango de Discépolo.

