En una semana marcada por mayor demanda de divisas y compromisos de deuda provincial, el dólar mayorista cerró este viernes con una fuerte suba semanal del 4,8%, su segunda más alta desde la implementación del nuevo régimen de bandas de flotación cambiaria. A pesar de esto, en todo el mes de mayo, el tipo de cambio oficial apenas aumentó un 1,5%, en línea con el antiguo “crawling peg”.

El tipo de cambio mayorista terminó la jornada a $1.188, con una suba diaria de $5 (+0,4%) respecto del jueves y una escalada semanal de $54,50. En el mes completo, el billete verde avanzó solo $18, lo que evidencia una estabilidad relativa frente a la volatilidad de los financieros.

Este comportamiento se da en un contexto de fin de mes, con empresas e importadores acelerando compras, y el efecto adicional de provincias que accedieron al mercado para pagar deuda externa, como CABA, Córdoba y Salta, por un total de u$s404 millones, según informó Portfolio Personal Inversiones.

Dólar minorista y financieros también subieron

El dólar minorista se vendió este viernes a $1.209,35 en el promedio del sistema financiero y a $1.215 en el Banco Nación. En tanto, el dólar blue se mantuvo cerca de los $1.180 en la city porteña. En San Juan, la cotización cerró a $1.120 para la compra y $1.220 para la venta.

Por el lado de los tipos de cambio bursátiles, el MEP avanzó 1,4% hasta $1.197,91, mientras que el contado con liquidación (CCL) subió 1% y se ubicó en $1.206,37.

Qué pasa con los futuros

En el mercado de futuros, la rueda mostró altos volúmenes y movimientos dispares. Aunque los contratos subieron hasta 1% durante la jornada, al cierre recortaron gran parte de esas ganancias, reflejando la cautela del mercado. Se espera un ritmo de suba mensual moderado (1,8%) para los próximos meses, según lo reflejado en A3 (ex Rofex).

Expectativas en torno al dólar

Según analistas del mercado, como Gustavo Ber, el reacomodamiento gradual del tipo de cambio entra dentro de lo esperable en un esquema de bandas. No genera por ahora inquietudes, ni desanima el interés por colocaciones en pesos, impulsadas por la expectativa de una desinflación sostenida.

Mientras tanto, el Gobierno y el Banco Central siguen de cerca la evolución de las variables financieras, en un escenario donde el equilibrio entre dólar, inflación y deuda sigue siendo clave para mantener la confianza inversora.