Los festejos de Navidad dejaron este año una señal alentadora en la provincia. Por primera vez en mucho tiempo, no hubo que lamentar víctimas fatales ni accidentes de tránsito graves. Para la Policía de San Juan, el balance del operativo especial fue claramente positivo y refuerza una convicción que no admite matices: la prevención funciona cuando se aplica con planificación, presencia territorial y decisión política.

Durante el 24 y el 25 de diciembre no se registraron siniestros con consecuencias trágicas. Hubo, sí, algunos accidentes menores, pero ninguno puso en riesgo la vida de los involucrados. Este resultado no fue casual. El operativo desplegado incluyó más de 100 puntos de control distribuidos en toda la provincia, con turnos rotativos que permitieron extender la cobertura horaria y aumentar la capacidad de disuasión. La combinación de visibilidad policial y controles efectivos demostró ser una herramienta clave para desalentar conductas imprudentes.

Que no haya habido choques graves no significa que todo haya sido ejemplar. Los números también muestran la otra cara de la realidad vial. Se labraron más de 215 actas de infracción, se radiaron de circulación 141 vehículos y se detectaron 102 casos de alcoholemia positiva. Estos datos confirman que, especialmente en fechas festivas, el consumo de alcohol y la conducción siguen siendo una combinación peligrosa y demasiado frecuente.

Vale recordar los límites vigentes: 0,5 gramos de alcohol en sangre para automovilistas, 0,20 para motociclistas y tolerancia cero para conductores de transporte de personas o de carga. Las sanciones no solo implican multas costosas, sino también la retención del vehículo y una serie de trastornos que podrían evitarse con decisiones responsables. En este punto, el mensaje de las autoridades es claro y merece ser reforzado de cara a Año Nuevo.

El concepto de conductor designado, aunque conocido, sigue siendo poco aplicado. Sin embargo, quienes lo adoptan comprueban que es una solución simple y eficaz para disfrutar de la celebración sin exponerse a riesgos innecesarios. Otra alternativa válida es permanecer en el lugar donde se realiza la reunión, evitando traslados nocturnos que muchas veces terminan en imprudencias con consecuencias humanas, sociales y materiales irreparables.

Las estadísticas generales acompañan este esfuerzo. En lo que va del año se registraron 61 víctimas fatales por siniestros viales, frente a las 77 contabilizadas a igual fecha del año pasado. La reducción es gradual, pero marca una tendencia que merece ser profundizada.

La experiencia de Navidad servirá ahora para optimizar los controles de fin de año. Repetir y reforzar la metodología es una decisión acertada. Solo resta que cada conductor asuma su parte. Bajar la velocidad, evitar el alcohol al volante y entender que, en estas fechas, la prudencia no es una opción, sino una responsabilidad compartida.