Fotos Mariano Arias
Empezó a estudiar danza mientras esperaba que su hermana hiciera sus prácticas de voley. Pero muy lejos estaba de ser un pasatiempos para quien, no tanto después -con apenas 16 años- ingresaría al Ballet del Teatro Colón, donde en 1992 fue ascendida a Primera Bailarina. Tras más de 30 años de exitosa carrera (que un par de veces la trajo a la provincia), Karina Olmedo se retiró en 2018 y desde entonces se abocó más a su perfil docente, que por primera vez despliega en San Juan. Desde el viernes y hasta hoy, la artista que también fue parte del Ballet de Julio Bocca y partenaire de figuras como Igor Zelensky,y Manuel Legris, Luis Ortigoza y Carlos Acosta, entre otros, dicta un seminario para bailarines de la provincia. Una actividad que se inscribe en el marco de los 40 años del Studio Uno, que -proyecto seleccionado por Ley de Mecenazgo, con apoyo del Ministerio de Turismo, Cultura y Deporte y patrocinio de Fundación Banco San Juan- contempla la llegada de reconocidos maestros a lo largo de la temporada.
En medio de su estadía en la provincia, la artista que también estudió teatro con Lito Cruz y Agustín Alezzo, dialogó con DIARIO DE CUYO. “Estoy muy contenta de estar un espacio nuevo, donde nunca había venido a transmitir mi experiencia’, expresó.
– ¿Qué te interesa transmitir a los estudiantes?
– Son muchas cosas importantes, como el conocimiento técnico; pero esto es un arte, el arte de bailar; entonces la prioridad también es lo que sucede en el alma de cada uno que va subir a un escenario a hacer arte. Para mí es fundamental que eso esté conectado con la técnica. Hay que tener una técnica sólida, porque eso permite que un bailarín no esté preocupado por si le sale o no un paso y entonces pueda transitar la obra y la expresión como prioridad del espectáculo. Si el cuerpo está bien entrenado, la expresividad está más disponible.
– Según tu experiencia ¿Hoy se trabaja en esa formación integral?
– Mundialmente se ve mucha técnica, como más gimnástico todo, pero depende el enfoque de cada director. Hay compañías que son muy detallistas en lo teatral, como el Royal. Si yo tuviera una dirección, mi pedido sería completo, que la técnica sea la base para que el artista pueda fluir.
– ¿En Argentina se tiene esa mirada?
– Bueno, yo aprendí esto de los que estaban antes que yo, Raúl Candal, Silvia Bazilis, Eduardo Caamaño, Raquel Rossetti y tantos otros; y es lo que intento transmitir a las nuevas generaciones. De hecho yo estudiaba teatro y cuando me retiré terminé la carrera de actuación en la escuela de Agustín Alezzo porque pienso que como docentes también es fundamental estar bien formados. Además estudiar actuación no es solo una cuestión de expresividad, sino que te obliga a leer, a meterte en otros personajes; es una experiencia más profunda que a la hora de abordar un ballet te da herramientas.
– ¿Cuándo se alcanza la madurez para poder comprender esto?
– De chico uno está más enfocado en la técnica, girar, saltar… y es bueno porque, como dijimos, la técnica es la base; pero a medida que uno crece, sobre los 20 o 21 años, se empieza a madurar en criterios. Un bailarín va de la mano de un formador, maestro o director si está en una compañía; pero es importante tener un criterio propio, porque quizás al director le gusta otra cosa o no tiene el tiempo, entonces lo importante es que cada bailarín vaya haciendo su propio proceso, sin depender de la opinión de otro.
– ¿Y cómo se trabaja una clase donde no todos son futuros Raúl Candal y Karina Olmedo? La realidad es que son pocos los que “llegan’…
– Yo hice mi carrera sin pensar en llegar, a ningún lado; desde muy chiquita bailé por el placer de bailar. Después la vida, Dios o el universo, como quieran llamarlo, me fueron abriendo puertas, ayudando a mi mamá que no tenía conocimientos de ballet; maestros que la fueron guiando y a mí también; y se fue armando mi carrera. Hasta mi último día en el Colón, siempre disfruté de bailar, de entrenar y esa es la idea. Luego, el destino de cada niño, solo Dios lo sabe. En muchas entrevistas me han preguntado ¿Vos soñabas con ser primera bailarina? Y la realidad es que no y que cuando iba a las clases de Gloria Kazda, que era una maestra súper exigente, me daba cuenta que me gustaba aprender. Ni yo ni mis padres tuvimos esa expectativa, eso de decir “Ay, que entre al Colón, que sea la primera bailarina’. Nunca lo tomé así, porque además -y lo aconsejo a chicos y padres- la frustración es menor. Vivir el día a día y la vida dirá el destino de cada uno…
– Hay jóvenes que tienen una gran pasión, sin embargo no llegarán a un ballet o compañía ¿Qué pasa ahí?
– Es igual con todos, porque quizás muchas de esas alumnas no serán bailarinas, pero sí maestras y para eso también hay que tener conocimiento y pasión por bailar. Además del conocimiento, si como docente no tenés ese amor y esa pasión, imposible formar artistas.
– A veces se presta atención solo a quienes tienen más condiciones…
– El docente tiene que tener la capacidad de dar la clase igual para todos. De hecho, mi maestra decía “Ahora los de atrás, adelante’, salvo cuando iban los profesionales, claro, pero era más por una cuestión de respeto, te educaban en eso también. En una clase no está el mejor y el peor, y la maestra debería corregir a todos por igual, porque esa niña o niño, aunque no tenga las mismas condiciones que otro, está ahí igual de predispuesto a tomar la clase. Ese es un acto de empatía que se debería tener.
– Hablabas de tus grandes maestros, de esas épocas… ¿Se ha perdido aquella mística?
– Personalmente creo se cortó un poco la tradición. Cuando Silvia Bazilis y Raúl Candal se retiraron, en ese mismo año yo gané el concurso para primera bailarina y yo sentía que tomaba ese lugar con mucha responsabilidad. Era un honor para mí ocupar el espacio que dejaba esa referente tan grande. No sé bien por qué, pero como que las generaciones siguientes no pudieron seguir la rueda, y no por los bailarines; es como que se cortó algo… Yo crecí con aquella generación, muy respetuosa del artista. Creo que todo depende del enfoque de los que dirigen…
– Y al respecto ¿Qué opinás de Julio Bocca al frente del Ballet del Colón?
– Julio es un gran bailarín, que ha tenido una carrera mundial, que sabe lo que es trabajar bien y rodearse de grandes artistas, es una persona muy conocida, así que espero que él pueda volcar todo lo que sabe, todo su capital, y darle a la compañía el vuelo artístico del que hablo…

