Por Luisa Aciar
Única Instructora Líder de la Filosofía del Éxito de Napoleón Hill en Argentina y Bioneurocoach

¿Cuántas veces has sentido que no podías más? ¿Cuántas veces te has roto en silencio mientras el mundo seguía girando? Hoy no estás sola. Hoy te abrazo con estas palabras. Porque tal vez, como yo, estás lista para soltar…

Hoy quiero hablarte de algo profundo, algo que quizás resuene en lo más profundo de tu ser. Quiero que sepas que no estás sola. Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos experimentado el dolor de soltar, de dejar ir algo o alguien que pensábamos que siempre estaría a nuestro lado. Todos hemos sido testigos de nuestra propia vulnerabilidad. Quizá sientas que lo que te pasa no tiene sentido, que no puedes salir de esa herida, de ese sentimiento de pérdida. Pero lo cierto es que, a veces, dejar ir es lo más liberador que podemos hacer por nosotras mismas.

El problema surge cuando nos aferramos a algo que ya no tiene cabida en nuestra vida. Aferrarse al pasado, a una historia que ya no corresponde a nuestro presente, es lo que nos impide vivir con libertad. Cuánto más te aferras, más te limitas. Más te cierras a las infinitas posibilidades que el universo tiene para ti. Y es que, cuando no dejamos ir, nos aferramos a la resistencia del ego. El ego es el que nos dice que no podemos soltar, que tenemos que seguir luchando, que necesitamos controlar, que, si dejamos ir, perdemos. Pero lo que no sabe el ego es que todo lo que resiste persiste.

Cuando no soltamos, nos arrastramos a nosotros mismos por un camino de sufrimiento innecesario. Nos sometemos a un proceso de desgaste que nos impide crecer. Y lo peor de todo es que, muchas veces, el sufrimiento llega de la mano del juicio. El juicio que nos hacemos a nosotras mismas y a los demás. El juicio de creer que las cosas tienen que ser de una determinada forma, de que algo o alguien tiene que permanecer en nuestra vida para siempre. El juicio que nos dice que no somos suficientes, que no merecemos ser felices, que no merecemos vivir sin dolor.

Hoy quiero invitarte a liberarte de ese juicio, a liberarte de esa creencia limitante. Hoy quiero invitarte a que te sueltes, a que dejes ir lo que ya no te sirve, lo que ya no está alineado con tu ser, con tu propósito. Porque cuando soltamos, cuando elegimos no juzgar, es cuando realmente comenzamos a vivir. Es ahí donde la magia ocurre.

Vivir en desconexión de tu corazón, vivir ajena a tu esencia, es vivir en un estado constante de angustia y vacío. La desconexión de nuestro propósito nos lleva a marchitarnos poco a poco. Nos aleja de la vida plena que merecemos vivir. Y esa desconexión también nos lleva a estar rodeadas de personas, situaciones, o pensamientos que no están alineados con lo que somos en realidad.

A veces nos quedamos en lugares, relaciones, trabajos, simplemente por miedo. Miedo a lo desconocido. Miedo al cambio. Pero el miedo es solo una ilusión. Si te atreves a dejarlo ir, a soltar esas creencias limitantes, a liberarte de esas ataduras, descubrirás que el universo tiene un plan mucho mejor para ti. No te conformes con menos de lo que mereces. No dejes que el miedo gobierne tu vida. Toma el control y permite que el amor, tu amor propio, sea lo que guíe tus decisiones.

El proceso de soltar no es fácil, pero es el único camino hacia la verdadera libertad. Cuando dejas ir, cuando te permites soltar las viejas cargas, las viejas historias, es cuando te abres a la vida en su totalidad.

En mi propio proceso, he pasado por momentos de dolor intenso, momentos donde me sentí rota, incapaz de seguir adelante. He atravesado las mismas emociones que puedes estar sintiendo ahora: miedo, angustia, inseguridad. He creído que no iba a poder más, que el dolor era demasiado grande para soportarlo. Pero he aprendido que el sufrimiento solo es el resultado de la resistencia. El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.

Cuando entendí que lo que me estaba destruyendo era mi resistencia a soltar, comencé a liberarme. Soltar no significa que te des por vencida. Soltar es elegir el amor sobre el miedo, la paz sobre el conflicto. Soltar es permitirte transformar ese dolor en algo hermoso, en una oportunidad para crecer, para ser más fuerte, para renacer.

Como dijo Jesús: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no da fruto.” La muerte de una parte de nosotros es solo el principio de una nueva vida. Hoy, te invito a hacer ese renacer, a dejar que esa parte de ti que ya no te sirve se despida, para dar paso a un nuevo tú. No tengas miedo a morir, a dejar ir lo viejo, porque lo nuevo que está por llegar es mucho más grande, más hermoso, más pleno.

Y hoy, al igual que Jesús, puedes resurgir. La resurrección es la metáfora perfecta para este proceso de soltar. Es cuando lo viejo se va y lo nuevo llega. Es cuando dejas ir las viejas heridas para abrirte a las infinitas posibilidades del amor.

Hoy es el día para soltar el juicio, para soltar el miedo, para soltar el sufrimiento. Hoy es el día para que el amor sea el que rija tu vida, para que el amor sea el que guíe tus decisiones. Y recuerda: el amor siempre comienza contigo misma. El amor propio es la clave para soltar, para liberarte, para abrirte a un nuevo capítulo de tu vida.

Y en este proceso, no estás sola. Dios está contigo. El amor está contigo. Y tu corazón, siempre, siempre te guiará. Hoy es tu día para renacer. Hoy es tu día para dejar ir lo que te pesa, para soltar las sombras y abrazar la luz que siempre ha estado en tu corazón. No importa cuán oscuro haya sido el camino, el amor siempre ha estado a tu lado, esperando que le des paso. El amor no te deja, nunca te dejó. Eres suficiente, tal como eres. Y hoy, elige comenzar de nuevo. Elige la libertad de tu alma. Elige creer en ti, en tu poder, en tu resurrección.

Hoy es el día en que todo lo que has vivido hasta ahora se convierte en una lección, una fuerza que te lleva hacia un futuro lleno de posibilidades. Te invito a que sigas este camino de transformación, a que dejes ir lo que ya no te sirve y te abras al renacer de tu alma. Recuerda que el poder de la resurrección está dentro de ti, y cada vez que eliges soltar, estás eligiendo volver a la vida, a la luz y al amor.

Si sientes que este proceso es difícil, si aún tienes dudas o necesitas guía, te animo a que tomes un momento para conectar contigo misma y buscar ese espacio de sanación. Permítete sentir y experimentar el poder del perdón y la libertad, y si necesitas apoyo en este viaje, estaré aquí para acompañarte en cada paso.

* Meditación guiada: “Soltar para Renacer”

Cerrá los ojos. Inhalá profundo, sostené y soltá. Otra vez inhalá y soltá suavemente. Poné una mano en tu pecho y otra en tu abdomen. Sentí tu respiración. Sentí tu cuerpo. Sentí tu alma.
(Tapping 1 – inicio de cejas): Aunque todavía me cuesta soltar, elijo abrirme al poder de dejar ir.
(Tapping 2 – costado del ojo): Aunque tengo miedo, elijo confiar en que algo más grande me espera.
(Tapping 3 – debajo del ojo): Aunque me siento rota, sé que estoy en camino a mi renacimiento.
(Tapping 4 – debajo de la nariz): Dejo ir la culpa. Dejo ir el juicio.
Dejo ir la necesidad de entenderlo y controlarlo todo.
(Tapping 5 – mentón): Hoy elijo perdonarme. Hoy elijo abrazarme. Hoy elijo volver a mí.
(Tapping 6 – clavícula): Respiro amor. Respiro fe. Respiro libertad.
(Tapping 7 – bajo el brazo): Hoy me doy permiso para soltar y para abrir las puertas a mi nueva vida.
Ahora, colocá tus manos en el corazón.
Sentí ese latido. Ahí está Dios. Ahí estás vos y desde ahí, renacés.
Con amor y verdad, desde lo más profundo de mi alma a la tuya
Gracias por leerme.
Gracias por sentir.
Gracias por sanar.
Que esta columna toque tu corazón como nació desde el mío.
Con todo mi amor

> EL DATO
Luisa Aciar
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