Jorge Bergoglio llegó a Roma y se convirtió en el papa Francisco de forma inesperada, incluso para sus compatriotas. Durante sus 12 años al frente de la Iglesia Católica, se mantuvo firme en las ideas que llevó del fin del mundo al centro del mismo. Desde su primera misa en Lampedusa, esa localidad italiana donde llegaban los desplazados de África y Asia, hasta su último mensaje en defensa de los migrantes fue coherente. Los pobres, los desplazados, los marginados y olvidados estaban siempre presentes en sus mensajes. Tomó postura en temas económicos y también incorporó el cuidado de la casa común, en referencia a la protección del ambiente. Hacia el final de su vida, cuando grandes liderazgos hoy se despegan de estos temas, él mantuvo su postura.
Jorge Bergoglio inició su papado el 13 de marzo de 2013. El mundo apenas salía del asombro de ver a Benedicto XVI renunciar cuando llegó el primer Papa no europeo, el primero latinoamericano, del Sur y el mundo en desarrollo, el primero jesuita y el primero en elegir el nombre Francisco. Ese fue un día de preguntarse quién era ese argentino que lo primero que hizo al hablar fue decir que venía del fin del mundo y pedir que rezaran por él.
Pasaron pocas semanas hasta su primera actividad fuera del Vaticano, que dio que hablar. En julio de ese mismo año viajó a Lampedusa, una isla siciliana que recibía la mayoría de los migrantes de África y era testigo de los naufragios que costaban miles de vidas. El pontífice organizó una recorrida sin grandes ceremonias, subió a una embarcación de las que patrullaban las costas y habló con sobrevivientes de un naufragio. “La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles a los gritos de los demás”, le dijo a mundo.
Su costado más reformista dentro de la Iglesia tuvo dos ejes: protocolos más duros contra sacerdotes acusados de pedofilia y lo económico. En el primer punto, el argentino se encargó de dar una señal de reparación histórica, al pedir perdón por los escándalos en Chile. Fue en 2018, cuando asumió haber cometido “graves errores” al defender a un obispo acusado de pederastia. Durante los últimos 12 años hizo reformas en los protocolos para estos casos, endureciéndolos. Esta lucha continuó hasta sus últimos días: poco antes de morir disolvió Sodalicio de Vida, una organización peruana que recibió 83 denuncias por abuso y cuyas víctimas Francisco pidió proteger.
Su mirada hacia el interior de la curia no estuvo falta de autocrítica. Al inicio de su función hizo cambios en la estructura del Banco Vaticano y reformó la autoridad financiera, conformó un área a cargo de fiscalizar el uso del dinero de la Iglesia y actuó con dureza durante un escándalo por mal uso de fondos que surgió en 2020 en Inglaterra. “Una Iglesia pobre y para los pobres”, repitió varias veces el pontífice, fiel a las doctrinas franciscanas.
Fue categórico en sus señalamientos y dijo que “el sistema económico actual ha producido un desequilibrio que ha derivado en crecimiento desigualdad”. También agregó que “una economía que mata es una economía que pone el dinero por encima de las personas”. A pesar de que el mundo fue girando su rumbo político y en los últimos 10 años hay cada vez más líderes defensores del libre mercado, el Papa lo criticó varias veces y repitió críticas al “capitalismo salvaje”.
De la mano de esos intereses económicos, también señaló la problemática ambiental. En 2015 publicó Laudato Si, una encíclica donde criticó los daños a la naturaleza y sentó postura al vincular los problemas ambientales con la actividad humana, algo que hoy, 10 años después, se pone en duda desde varios círculos de poder. “El ritmo de consumo, del despilfarro y de cambio medioamiental ha sobrepasado de tal manera la capacidad del planeta que nuestro estilo de vida, por insostenible que sea, no puede sino precipitar catástrofes”, decía en su momento. Otra de las características del documento es que habla de la fragilidad de los pobres ante estos cambios y desastres.
Además de pedir repetidamente que el mundo no fuera indiferente a la pobreza, Francisco también se concentró en los vulnerables y desplazados de zonas en conflicto. Dijo que la humanidad transitaba una “Tercera Guerra Mundial a pedacitos”. Además de viajar a varias zonas de conflicto de la periferia en Asia y África, denunció la crueldad de los nuevos conflictos. “Ya no parece observarse una discriminación entres los objetivos militares y civiles, no hay conflicto que no termine de algún modo por golpear indiscriminadamente a la población civil”, dijo. En una de sus últimas apariciones públicas, pidió nuevamente por los civiles en Gaza.
Uno de los resultados de los conflictos bélicos y económicos globales que caracterizaron el tiempo que duró su papado, fueron los desplazamientos de poblaciones enteras. Francisco dio su primer mensaje para sensibilizar sobre el sufrimiento de los migrantes a meses de asumir como Papa. El último fue sólo horas antes de su muerte. Debilitado por sus problemas físicos, uno de sus secretarios leyó el que sería su último mensaje frente a la Plaza de San Pedro. Criticó a quienes se dirigen con desprecio “hacia los vulnerables, los marginados y los migrantes”. “Apelo a quienes tienen responsabilidades políticas a no ceder ante la lógica del miedo que conduce al aislamiento”, pidió.
Horas después, el papa Francisco, quien viajó hace 12 años a Roma siendo Jorge Bergoglio, argentino, también hijo de migrantes y quien apoyó durante años a los curas villeros de Buenos Aires, falleció. Su agenda, para algunos demasiado reformista, para otros muy poco, pero para todos sorprendente, no transigió en más de una década. Dejó como legado una encíclica que sorprendió al mundo, al tratar temas ambientales y cientos de críticas a los sistemas económicos. También dejó un 80% de los cardenales que elegirán a su sucesor nombrados por él, algo que para muchos, es una forma de que sus temas, los del fin del mundo, sigan en la cúpula eclesial.
Cultura del descarte
Durante su papado, Francisco sostuvo agendas históricas, como estar en contra del aborto. Pero no hizo de eso una prioridad en su prédica, como sí lo fue en cambio hablar en reiteradas oportunidades de la cultura del descarte, vinculándolo directamente con la economía y el individualismo.
Rol de la mujer
Se le dio el título de progresista cuando también tendió puentes a la comunidad LGBT y, durante sus años de servicio, el celibato también apareció entre los temas del Vaticano, aunque él no se pronunciara. También le otorgó nuevos roles a las mujeres dentro de la Iglesia, que estaban relegadas.
> Dialoguista y respetuoso de todas las creencias
Los líderes de otras religiones en San Juan también quisieron despedir al papa Francisco, recordándolo como un líder católico que fomentó el diálogo interreligioso y respetó siempre la diversidad de cultos. Leonardo Siere, presidente de la Sociedad Israelita de Beneficencia de San Juan, dijo que Jorge Bergoglio antes de llegar al papado ya trabajaba intensamente en un diálogo y a favor de la libertad religiosa: ‘Fue una persona muy activa, propiciando el diálogo interreligioso entendiendólo como sin vencedores ni vencidos’, dijo Siere. Por su parte, Graciela Esteybar, de la Iglesia Metodista San Juan, se refirió a Francisco como un papa que dejó muchas enseñanzas y que fomentó el diálogo con distintas religiones no cristianas. “Francisco nos abrió los oídos con su mensaje y buena relación con todas las iglesias. Fue un hombre sencillo y hospitalario. Lo despedimos con enorme gratitud por todo lo trabajado y logrado. Un abrazo a nuestra hermandad católica’, dijo Esteybar. Desde la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días también expresaron su pesar por el fallecimiento del Papa: “Queremos expresar nuestras condolencias a la Iglesia Católica por la pérdida de Su Santidad, papa Francisco, que mostraba tanto amor y empatía por los pobres y necesitados. Y que alentaba a las personas a crear puentes y no muros. Ha dejado un legado maravilloso no tan sólo para aquellos de su propia fe, sino también para aquellos que nos hemos podido identificar con su ejemplo pacificador’, dijo Carina González, directora de Comunicación de la institución.