‘Héctor Zalazar’, dijo, con firmeza, cuando el juez, Mariano Carrera, le preguntó su nombre. ‘¿Sabe en qué año estamos’, quiso ahondar el magistrado, ‘en el 15… no, no, en el 16…’, caviló un instante, para luego arremeter con certeza: ‘no, no, estamos en el 17’. Tampoco pudo decir cuántos años tiene. A pesar de la clara desorientación de ese hombre que en realidad se llama Miguel Angel Agüero, que le dicen ‘Catanga’, que tiene 67 años y se las arregla en la calle cuidando autos y mendigando, pareció, de todos modos, atravesar por un momento de lucidez. Porque mencionó con algo de precisión cinco de los ocho números de su DNI y no dudó en decir que estaba en el edificio de Tribunales. Además, en innumerables ocasiones, aún interrumpiendo, se disculpó: ‘perdón, me confundí, me porté mal, me equivoqué… maestro, yo solo ando buscando una moneda, si no hay, mala suerte, será otro día, pero no le hago daño a nadie’, remarcó, sentado en una silla, donde llegó esposado, caminando con dificultad y donde metió la cabeza sobre sus hombros, dando la impresión de querer esconderse o desaparecer.

‘Sobre qué se equivocó’, consultó el juez. ‘En mi comportamiento’, explicó, para luego manifestar que tiene problemas con el consumo de alcohol, que es hincha del Club Chacarita Juniors y de Peñarol de San Juan.

La escena, plagada de situaciones confusas, fue un calco del diagnóstico del médico psiquiatra que abordó al ‘Catanga’, cuando se lo llevaron para que evaluara su estado mental, luego de que cayera preso, el último miércoles, sospechado de exhibirle sus genitales a una nena de 10 años y un varón de 7, que jugaban en la puerta de la casa de uno de ellos, en Capital, el pasado 3 de julio.

El profesional dijo que Agüero estaba desorientado en tiempo y espacio, que tenía un conocimiento parcial de su propia persona, que presentaba alteraciones en el curso de su pensamiento, un discurso incoherente y una inteligencia básica. Y, lo más importante, que no comprende la criminalidad de un acto y no puede dirigir sus acciones. Es decir que no puede enfrentar un proceso penal como imputado.

Esta última especificación dio pie para que la representante de la Defensa Oficial, Maira Elías, pidiera el sobreseimiento del ‘Catanga’, pero el juez lo rechazó, porque entiende que no se le puede negar a los niños el derecho de ser escuchados. Y porque la propia fiscal, Andrea Insegna, con el ayudante, Fernando Guerrero (UFI ANIVI) entendieron que debía ser una junta integrada por un médico psiquiatra, un psicólogo y una trabajadora social quienes evalúen al sospechoso en distintos puntos de pericia. Principalmente, conocer si es o no imputable (para saber si comprende o no cuando un hecho delictivo), si es o no peligroso para sí mismo o para terceras personas. Y si precisa o no ayuda estatal, por las condiciones en las que vive.

Fiscalía también pidió que Agüero sea internado inmediatamente en un centro de salud mental con custodia policial, petición a la que adhirieron la Defensa Oficial y la asesora de Menores e Incapaces, Beatriz Anzorena.

La conclusión sobre el estado de salud mental del sospechoso, es clave para determinar si el proceso en su contra se mantendrá o no en pie.