Más que un espectáculo teatral, se trata de un homenaje que festejará más de 30 años de un programa de culto. La dupla de Alfredo Casero y Fabio Alberti pondrá en escena “Celebrando Cha Cha Cha Volumen II”, esta noche en el Teatro Sarmiento (ver aparte), donde el ciclo televisivo se transforma en una propuesta para las tablas, que revivirá a los personajes y sketches más histriónicos y queridos por varias generaciones. Munidos de un elenco renovado y con chistes actualizados, esta propuesta dirigida por Juan Carlos Petriza vuelve a encender la narrativa absurda, provocadora e hilarante que lo define como una fórmula de humor muy particular. Aprovechando su visita a la provincia, DIARIO DE CUYO mantuvo una charla con Casero, quien dejó varias definiciones sobre el histórico ciclo, sus posturas políticas y su modo de ver el arte, los medios y a los periodistas.

– ¿Por qué la necesidad de revivir Cha Cha Cha?
– No es una revisión y tampoco una relectura. Es una celebración por el hecho que después de 30 años, la gente lo sigue mirando. Quien venga a ver este show, donde estamos metiendo más de 67 mil espectadores, sabe muy bien qué se va a encontrar. Cha Cha Cha supo crear un lenguaje común que perduró para las nuevas generaciones. Creo que más que un rescate, en el fondo, el programa forma ya parte del acervo cultural. No lo digo por mí, lo digo porque en ese tiempo, mientras Tinelli o Pergolini les cortaban las bombachas a las mujeres, nosotros hacíamos algo muy distinto y que todo el mundo nos decía que no iba a funcionar.

– ¿Fue una respuesta, además, a una pantalla con otro tipo de humor más radical?
– No, solo hice lo mío. Estaba Gasalla, estaba Guinzburg, aunque no me gustaba lo que hacían, pero sí lo que hacía Fontova. En realidad, no me gustaba lo que había en televisión y me parece que nos dedicamos a hacer lo nuestro. Tinelli ponía ocho tipos a bailar en pelotas delante de una mujer a la que le habían ofrecido un trabajo y que ese iba a ser el programa piloto, para reírse de ella, porque siempre pensaron que la televisión debía vender eso.

– ¿Por qué Juan Carlos Batman es tan especial?
– Mirá, pasa una cosa rarísima. Juan Carlos Batman es profundamente peronista y odia a todos los que no son peronistas. Cuando nació, fue como una joda, una boludez para un intendente que se enojó conmigo. Con esa frase: ‘¡Es Perón, carajo!’, todo el mundo empezó a hacer memes. Nos reíamos todos de ese chiste en la época de Menem. Ese chiste se insertó rápidamente en el código de la cultura popular para todos los tiempos, inamovible de ahí. ¿Por qué yo soy Batman, papi? Porque me pongo del lado de la gente. Si vos no sos Batman, ¿Qué sos? En realidad, dentro de uno hay un héroe, un héroe al que le no importa que todos los días le rompan el culo a patadas.

– ¿Te hubiera gustado que en este homenaje al ciclo también hubiera estado Capusotto?
– Siempre está abierta la posibilidad. Estoy en eso, me voy a juntar con él dentro de poco. Sé que está haciendo una suya y está girando; y voy a ir a verlo.

– ¿Puede volver el ciclo a la pantalla chica?
– La televisión es ahora otra cosa, están todos desesperados. La televisión es un cúmulo de muertos de hambre, porque no hay plata. Todos hacen lo mismo, destruyen a la televisión. Lo único que hay son periodistas que le pasan la pelota a otros periodistas y se quieren hacer los graciosos y no tienen gracia. La televisión ha sido muy mala con la gente y la gente que está ahora es muy berreta.

– ¿La peleas en el aire y tus comentarios políticos te hicieron ganar más enemigos que público?
– Si vos te tirás en contra de los periodistas, sos un cadáver mediático. Para mí no fue un problema, tengo la facilidad de mandar a la concha de su madre a la gente y me encanta que se equivoquen. Los únicos que se acuerdan de mí son los enemigos, no los amigos. Esos son los que especulan subirse y cómo hacer su negocio con este nuevo gobierno. Pero los viejos locos como yo, los viejos pijudos como yo, queremos en realidad otra cosa, pensamos de otra manera. Para mí es un galardón ganarme enemigos, porque los enemigos a la larga los podés hacer cambiar y te pueden seguir. Mirá todos esos kirchneristas que se han vuelto mileistas. Ahora no se quiere hacer cargo ninguno, cuando antes me escupían por la calle. Yo me hago cargo de Milei, apoyo al tipo que dice qué va a hacer y lo hace. El día que no lo haga, realmente va a ser un problema. Además, a todos los actores que trabajan conmigo les fue muy bien. Soy el peinador de gallinas más grande de la República. No, mentira… Pero ¿qué perdí? Qué me importa. Ellos perdieron más. Si ellos me golpean en la mesa, yo lo hago más fuerte.

– ¿Será que te molesta que los periodistas sean juez y parte?
– Sí, pero si querés desactivar a un periodista, preguntale las tablas de multiplicar. Si no se las sabe, te das cuenta qué tipo de periodista es. La gente que me viene a hacer una nota es gente absolutamente inculta, que no tiene la menor idea de nada y que muchas veces no vio lo que hice. Me pasa muy seguido.

– Cuándo intercambiás opiniones en los programas políticos ¿Sentís frustración porque no te entienden o por lo que entendés como falta de formación?
– Si hay algo en mi vida que no me siento es frustrado, pero es por el bruto que tengo adelante. Voy para adelante y lo único que quiero hacer en los últimos años que me queden de vida es hacer cagar de risa a la gente. Lo demás, es pura basura. Lo que dicen con la boca, lo borran con el brazo. Y como yo soy Casero, lo que digo con la boca lo defiendo con el cuero.

– ¿Esa fue la raíz de tu enojo con Majul y Trebuq?
– Sí, pero me chupa un huevo todo eso. Es como si me hablaras que me mordió un perro, nada más. Sí, pasó, pero ellos tienen el problema, no yo. Todo esto ya la gente lo olvidó. Todo dura 15 minutos. ¿Entendés? Lo que vos escribís hoy, mañana ya es historia. Lo que vos hacés mañana ya a nadie le importa tres carajos. Te podés mandar una cagada grande como una casa, pero mañana se olvidará todo el mundo. He llegado a un momento donde hago lo que se me antoja. Le dije a Majul que nos cagaron en todo momento, que nos encerraron a todos y estuvo la gente esperando morirse en los hospitales. Eso me pareció una cagada; y del asunto con Majul, no tengo nada que hablar de él. Pero fijate lo raro, los locos somos los más señalados, en el fondo, terminamos siendo unos señores de la san puta. Andá a mirar a mis hijos, son impecables. Mirá los hijos de Caniggia o a los de cualquiera… Lo único que un buen padre quiere es que los hijos sean buena gente y si son artistas, que sean los mejores. Con eso siento que ganó un pobre hijo de puta que solo hizo una carrera en medio de tanta mierda. Me volvieron loco, me apretaron y me cagaron, me sacaron todo. Los que decían que eran amigos, me robaron, me hicieron las mil y una, pero acá estoy, acá sigo mostrándoles que al final sigo dando batallas. Y otra cosa, no le debo un solo peso a nadie.

DATO
Celebrando Cha Cha Cha Volumen II. Esta noche, 21 hs. Teatro Sarmiento (Av. Alem 34 norte). Gradas: $20.000. Pullman: $30.000. Gold: $40.000. Platinum: $50.000.